Un tribunal franc¨¦s condena a una familia turca por el asesinato de la hija de 15 a?os
Padre, madre, hermano y primo acordaron estrangularla por 'ensuciar' su honor

Nazmiy¨¦ llikpinar muri¨® estrangulada por su hermano y su primo, en presencia de sus padres. La familia en pleno tom¨® la decisi¨®n de acabar con ella por una cuesti¨®n dehonra: no respetaba a sus mayores. Sal¨ªa con chicos franceses y desobedec¨ªa el viejo c¨®digo que los Bikpinar se trajeron, trece a?os atr¨¢s, desde Turqu¨ªa a Francia. Nazmiy¨¦ ten¨ªa 15 a?os cuando fue asesinada,en la noche del 13 de agosto de 1993. El hermano recibi¨® ayer una condena de c¨¢rcel a perpetuidad en un tribunal de Colmar (Alsacia). El padre, la madre y el primo fueron condenados a veinte a?os.
El padre, Mustaf¨¢, tiene 53 a?os y lleg¨® a Francia hace 21 pero no habla una palabra de franc¨¦s. El turco y el kurdo que aprendi¨® en su aldea natal, situada a unos mil kil¨®metros al sureste de Estambul, le han bastado para relacionarse con su familia y con otros peones turcos. Un peque?o c¨ªrculo ante el que debe mantenerse ¨ªntegro el honor. "?C¨®mo pod¨ªamos volver al pueblo despu¨¦s de lo que nos hab¨ªa hecho? Jam¨¢s hubiera podido justificarme ante la gente", explic¨® el hombrea la polic¨ªa francesa.La madre, Elif¨¦, tiene 44 a?os y es peque?a y s¨®lida. La piedra angular, la voz de mando de la familia, seg¨²n los psic¨®logos. No habla franc¨¦s y es analfabeta. Se cubre el rostro con un velo y es capaz de mantener largu¨ªsimos mutismos.
Cuando su hijo Abdul¨¢ solt¨® por fin la garganta de Nazmiy¨¦, ella se inclin¨® sobre el cuerpo para comprobar que estaba muerto.
Fiel a la tradici¨®n
Abdul¨¢ tiene 22 a?os. Viste pantalones vaqueros, frecuenta muy poco la mezquita, se embriaga de vez en cuando y cuenta con antecedentes policiales por con ' sumo de drogas. Pero se considera fiel a la tradici¨®n En su opini¨®n, Nazmiy¨¦ hab¨ªa ensuciado el honor de la familia" y no! quedaba otra opci¨®n que "eliminarla f¨ªsicamente" "No me averg¨¹enzo de nada, lo que hice fue normal" dijo Ab dul¨¢ al abrirse el juicio esta semana. El primo Lufti, de 20 a?os, el ¨²nico del grupo capaz de hablar un franc¨¦s fluido, piensa como ¨¦l, y pide que se comprenda por qu¨¦ particip¨® en el asesinato: "Yo respeto todas las cosas: el trabajo, la familia, la tradici¨®n" dijo en el juicio. Nazmiy¨¦ ten¨ªa 15 a?os' hab¨ªa llegado a Francia de muy ni?a y aprendi¨® el idioma f¨¢cilmente. En la escuela se le apreci¨® un car¨¢cter dif¨ªcil, pero no especialmente distinto 1 de otras chicas de su edad.
A veces se quejaba e los bastonazos que recib¨ªa de su padre y de su hermano mayor. En junio del a?o pasado, al terminar el curso, Nazmiy¨¦ pidi¨® a los asistentes sociales del instituto que la apartaran de su familia y la albergaran en un centro para j¨®venes.
Aleg¨® malos tratos y acoso sexual por parte de su hermano. Se le dio plaza en un centro y un juez de menores se hizo cargo del asunto. El honor de los llikpinar qued¨® mancillado.
La chica no fue capaz de adaptarse a la vida en una instituci¨®n y el 9 de agosto volvi¨® a casa. Ese mismo d¨ªa los Ilikpinar recibieron una citaci¨®n del juez de menores para una se mana despu¨¦s. La tensi¨®n del retorno estall¨® a los tres d¨ªas, el 21 de agosto, cuando el primo Lufti la vio en una verbena del brazo de un joven franc¨¦s, un desconocido. La familia dio por confirmadas sus peores sospechas. Al d¨ªa siguiente, viernes, dejaron que se acostara y la despertaron en plena noche, para arrastrarla hasta el coche. Durante el viaje hablaron en kurdo, un idioma que Nazmiy¨¦ no entend¨ªa. Ninguno de ellos dej¨® de ver la marca en el cuello de la chica, la se?al de un mordisco como un estigma vergonzante.
Todo les pareci¨® claro. Se detuvieron en un bosque entre los pueblos de Husseren y Wintzenheim, cerca de la frontera franco-alemana, y cumplieron la decisi¨®n colectiva.
El visto bueno de la madre
Lufti, el primo, la sujet¨® contra el suelo. Abdul¨¢, el hermano, la estrangul¨®. El padre y la madre asistieron en silencio a la agon¨ªa de Nazmiy¨¦. Cuando el cuerpo dej¨® de agitarse, Abdull¨¢ se apart¨® para que la madre diera por bueno el resultado.
Elif¨¦: constat¨® que no hab¨ªa pulso.. Luego, echaron el cad¨¢ver en una zanja. A la ma?ana siguiente, los Ilikpinar denunciaron la desaparici¨®n de la chica y se mostraron angustiados en la comisar¨ªa de Colmar. quer¨ªamos que creyeran que est¨¢bamos inquietos y no dej¨¢bamos de buscarla", explicaron cuando la polic¨ªa los detuvo, tras averiguar f¨¢cilmente la verdad, gracias a una treintena de testigos que vieron el autom¨®vil de la familia.
No dijeron nada cuando se les comunic¨® que, seg¨²n el forense, Nazmiy¨¦ hab¨ªa muerto virgen. En la ¨²ltima sesi¨®n del juicio, Abdul¨¢ perdi¨® su aplomo y dej¨® de afirmar que hab¨ªa cumplido con su deber. "?Fue usted qui¨¦n la estrangul¨®?, le pregunt¨® el fiscal. "No s¨¦, no me acuerdo, he olvidado los detalles", contest¨®. "Se acuerda usted, al menos, de su hermana muerta", insisti¨® el fiscal.
"Estaba inconsciente. Si hubiera estado consciente no hubiera hecho una cosa as¨ª.- No quiero saber nada mas, no quiero revivir esa pesadilla", dijo. Y Abdul¨¢ baj¨® la cabeza. Poco despu¨¦s se confes¨® autor del crimen, como hab¨ªa hecho ya ante la polic¨ªa, y describi¨® una vez m¨¢s los hechos.
La juez Myriam Vervier no apreci¨® circunstancias atenuantes en ninguno de los acusados. Conden¨® a Abdul¨¢ a prisi¨®n perpetua, con un m¨ªnimo de 18 a?os, y a 20 a?os a Mustaf¨¢, Efif¨¦: y Lufti Ilikpinar.
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