N¨¢ufragos caribe?os en Barajas
73 cubanos llegan a Madrid desde el hacinamiento de una base estadounidense
"?Viva Espa?a!", exclamaron entre aplausos los 73 balseros cubanos que aterrizaron ayer en Barajas procedentes del campo de refugiados de la base de Howard, en Panam¨¢. Atr¨¢s quedaban las verjas, las alambradas y el hacinamiento compartido con otros 8.000 compatriotas que empezaron su aventura en una balsa hacia Miami y acabaron en un campamento de EE UU."Nunca tuve miedo. Mejor muerto que permanecer en Cuba", dec¨ªa Pedro Omar S¨¢nchez, de 31 a?os, un ingeniero mec¨¢nico desencantado de la revoluci¨®n. S¨¢nchez, como la mayor¨ªa de los 73 exiliados cubanos que pidieron venir a Espa?a, se lanz¨® al mar pensando en Miami y dejando a la familia atr¨¢s.
"En Panam¨¢ me sent¨ª libre y ahora me siento m¨¢s libre", repet¨ªa Rafael M¨¢rquez, m¨¦dico de 30 anos, quien admiti¨® no saber nada de Espa?a. Cuando los funcionarios espa?oles le comunicaron, a bordo del avi¨®n, que le tocar¨ªa ir a un centro de acogida en Sevilla, preguntaba: "?C¨®mo ser¨¢ Sevilla? ?Me encontrar¨¢ el Gobierno espa?ol un trabaj¨® ah¨ª?". M¨¢rquez sali¨® con su hermano. Ambos dejaron a sus hijos peque?os en Cuba, esperando poder tra¨¦rselos consigo. Se prepararon para el viaje en balsa llev¨¢ndose los documentos y las fotos en bolsas de pl¨¢stico para que no se mojaran.
Eric Garc¨ªa, ex sargento del Ej¨¦rcito cubano, decidi¨® construir su balsa cuando se dio cuenta de lo dificil que era conseguir comida para su hijo de cuatro a?os. De su barrio de Cojimar, en La Habana, fue de los ¨²ltimos hombres que salieron: "Tuve problemas para echar la balsa al mar. S¨®lo quedaron las mujeres".
Ning¨²n cubano logr¨® dormir durante las nueve horas y media que dur¨® el vuelo desde Panam¨¢, mientras los funcionarios espa?oles, encargados de la misi¨®n, intentaban recuperar el sue?o perdido. Muchos, que no est¨¢n casados con sus compa?eras, barajaban la posibilidad de tra¨¦rselas usando un truco: una falsa boda con un espa?ol.
A pesar de la euforia de estar lejos de Cuba la inquietud aument¨® cuando el piloto anunci¨® la llegada a Madrid, deseando mucha suerte a sus pasajeros en lugar de pedirles que vuelvan a volar con la misma compa?¨ªa. S¨®lo el buen humor caribe?o ayudaba a superar el miedo ante el futuro.
En el aeropuerto les esperaban el secretario de Cooperaci¨®n, el director general de Asuntos Consulares, el director del Inserso y el director general de Extranjer¨ªa y
Asilo en el pabell¨®n de Estado de Barajas. Apabullados, los balseros recordaban sus experiencias olvidando el duro futuro que les esperaba. "Todo esto forma parte de las experiencias del exilio", se re¨ªa feliz Rafael Mendoza, asegurando que le gustaba el primer fr¨ªo. Para los funcionarios espa?oles se trataba de un ex¨®do m¨¢s, para los cubanos empezaba la oportunidad de sus vidas.
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