Vuelven las excusas para que siga el fraude
Los taurinos se oponen a la reforma del reglamento, que elabora Justicia e Interior
Numerosos taurinos profesionales -ganaderos y toreros de las diversas categor¨ªas, principalmente- se resisten a la supresi¨®n de varios art¨ªculos y consecuentereforma del reglamento taurino, que elabora el Ministerio de Justicia e Interior. Las modificaciones pretenden terminar con el fraude en la fiesta, que ha sido pr¨¢ctica generalizada durante los tres a?os quelleva de vigencia el mencionado reglamento. La oposici¨®n al cambio se debe a razones obvias: mantener unos privilegios espurios, en los que entra la impunidad para desmochar las astas y debilitar las reses.
El Ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, manifest¨® hace unas semanas a un grupo de periodistas especializados su prop¨®sito de acabar con aquellas corruptelas, y el secretario general t¨¦cnico del departamento, Miguel ?ngel Monta?¨¦s, ha afirmado en unas jornadas taurinas, celebradas en C¨®rdoba, que los an¨¢lisis de astas para determinar el afeitado son fiables.Las representaciones profesionales taurinas, ganaderos inclu¨ªdos, mantienen que la reforma es nociva para sus leg¨ªtimos intereses y el secretario general de la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia, Jaime Sebasti¨¢n de Erice, respondi¨® a Monta?¨¦s que los an¨¢lisis oficiales de astas no son fiables, pues sus resultados a veces no concuerdan con los obtenidos en revisiones no oficiales.
Las excusas por parte de las representaciones profesionales han empezado a producirse y son las mismas que vienen repitiendo en cuanto se producen movimientos de reacci¨®n contra el fraude. Y aunque esos taurinos las sostienen como si se tratara de axiomas, todas ellas son f¨¢cilmente desmontables, porque carecen de base y se fundamentan en una casu¨ªstica arbitraria, demag¨®gica y frecuentemente inventada. He aqu¨ª un somero muestrario:
An¨¢lisis de astas. Efectivamente, hay casos de reses que los veterinarios dictaminaron afeitadas, y el an¨¢lisis post mortem di¨® negativo. Lo que no dicen Sebasti¨¢n de Erice y los ganaderos, en cambio, es que muchas de estas astas no se examinan por falta de sustancia -es decir, que est¨¢n destrozadas- y entonces se contabilizan como ¨ªntegras. Y que para dar una margen de garant¨ªa a los ganaderos se estableci¨® una proporci¨®n exagerada cuernomacizo del pit¨®n, con lo cual astas evidentemente afeitadas, al encontrarse dentro de la medida, se consideran asimismo ¨ªntegras. De donde los an¨¢lisis carecen de fiabilidad, pero no por los motivos que aducen Sebasti¨¢n de Erice y los de su cuerda, sino porque exculpa a gran cantidad de afeitadores.
El autoafeitado. Los toros se autoafeitan o autolesionan los pitones en el campo, aducen taurinos. Quieren dar a entender que una ganader¨ªa es una manada de toros enloquecidos por el prurito, que se pasan el d¨ªa dale que te pego -lima que lima- corneando pe?ascos. Acude uno a los predios, sin embargo, y no encuentra nada de eso; antes al contrario, los toros sestean sin otra acci¨®n violenta que espantarse las moscas con el rabo. Cierto que algunos padecen el hormiguillo y la comez¨®n llega a ser tan desesperante que se dejan un pedazo del cuerno podrido en las piedras. Pero son la excepci¨®n. Cabe la posibilidad, por supuesto, de que alg¨²n toro se rompa un pit¨®n. El reglamento Corcuera acept¨® al efecto la tesis de los ganaderos seg¨²n la cual "un toro vale un dineral, y no le debe invalidar un simple accidente", y regul¨® el arreglo o afeitado legal de los toros en el campo. El argumento es capcioso. Porque un toro valdr¨¢ un dineral si tienen bravura, trap¨ªo y est¨¢ ¨ªntegro; pero si le falta alguna de esas caracter¨ªsticas, no vale un duro, no sirve para la lidia. Y menos a¨²n si lo drogaron para manipularlo, pues saldr¨¢ al ruedo mermado e influ¨ªdo su comportamiento por aquella salvaje agresi¨®n.
Las ca¨ªdas. Peor mal que el afeitado es el de las ca¨ªdas de los toros. Los ganaderos sostienen que constituye un misterio y debe de ser insondable porque nadie ha explicado el fundamento de que sea el toro el ¨²nico animal de la creaci¨®n que se desploma en cuanto da un par de carreras. Analizar sus v¨ªsceras quiz¨¢ arrojar¨ªa luz sobre el s¨ªndrome, mas nadie lo ha exigido nunca desde el taurinismo. Hay ciertas excepciones: fueron enviadas a an¨¢lisis las v¨ªsceras de los toros de Arribas lidiados en la pasada Feria de Sevilla, y dos de Moura en la de San Isidro, a causa de sus extra?os comportamientos y posibles s¨ªntomas de estar drogados. Ahora bien, de ambos casos, nunca m¨¢s se supo. Reiteradas consultas de este peri¨®dico a Justicia e Interior, no tuvieron respuesta.
Los presidentes. La reforma del reglamento ser¨¢ inoperante si el Ministerio no corrige las actitudes que han venido teniendo los presidentes de las corridas y depura responsabilidades. Gran parte de ellos han actuado con oposici¨®n a los informes de los veterinarios y claro favoritismo hacia las empresas, los ganaderos y las figuras del toreo, con un empecinamiento que resulta sospechoso.
La soluci¨®n al problema del fraude depender¨¢ de que Justicia e Interior tenga verdadero inter¨¦s en erradicarlo. Porque los parches y los consensos ya no valen para salvar una fiesta que condujo a la degradaci¨®n el nefasto reglamento Corcuera. Cuando un torero le muerde el cuerno a un toro o lo monta a caballo, y el toro permanece impasible sin decir ni mu, es que aquella fiesta que llamaron brava, fiesta del arte y del valor, se ha convertido en una pamema. Una pamema carnicera y denigrante, por supuesto.
Babelia
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