Una bacteria muy rentable plantea los derechos de propiedad sobre la naturaleza
La aventura de una bacteria resistente al calor desde los g¨¦iseres del parque nacional de Yellowstone a las oficinas de patentes de Estados Unidos y Europa es el eje de una historia en la que muchos ven el perfecto ejemplo de que la conservaci¨®n de la naturaleza es una inversi¨®n rentable para el futuro. C¨®mo se garantiza la conservaci¨®n de la biodiversidad natural y c¨®mo se valoran econ¨®micamente sus frutos es precisamente el tema de fondo del tratado de la ONU que se firm¨® en la cumbre de R¨ªo y que celebr¨® recientemente la primera reuni¨®n de pa¨ªses firmantes en Nassau (Bahamas).La saga del microbio Thermus aquaticus (Taq) empez¨® en el oto?o de 1966 cuando Thomas Brock, microbi¨®logo de la universidad de Indiana (EE UU), tom¨® muestras de las calientes aguas de una laguna del parque nacional de Yellowstone. Brock estaba haciendo investigaci¨®n b¨¢sica, estudiando c¨®mo el ambiente afectaba a determinados microorganismos. Mientras trataba de no quemarse, Brock encontr¨® algo que no tendr¨ªa que existir: una bacteria que viv¨ªa tranquilamente a temperaturas por encima de los 65 grados cent¨ªgrados. Brock, que nunca ha obtenido beneficio de su descubrimiento, admite que en aquel momento no sab¨ªa lo que ten¨ªa entre manos: "No ten¨ªa raz¨®n alguna para creer que pudiera llegar a algo pr¨¢ctico", declar¨® recientemente a The Washington Post.
Tras bautizar su descubrimiento, lo don¨® a la American Type Culture Collection, una especie de banco gen¨¦tico de microorganismos. M¨¢s de un decenio despu¨¦s, un cient¨ªfico que trabajaba con este microbio en Cetus Corporation en California, una de las empresas surgidas en la ¨¦poca febril de la biotecnolog¨ªa, en 1971, aisl¨® en la bacteria una enzima (prote¨ªna que cataliza procesos bioqu¨ªmicos) del tipo polimerasa que sobreviv¨ªa a ciclos repetidos de calentamiento y enfriamiento y que, por tanto, era el organismo ideal para dirigir el proceso de copia de ADN conocido como PCR (reacci¨®n en cadena de la polimerasa). En 1991, la multinacional suiza Hoffman-La Roche pag¨® a Cetus 300 millones de d¨®lares por las patentes sobre la enzima y el proceso PCR. El a?o pasado, Kary Mullis, el cient¨ªfico que perfeccion¨® el proceso, obtuvo el Premio Nobel de Qu¨ªmica por su descubrimiento.
Cazadores de microbios
Ahora, con los avatares de la patente y el pr¨®ximo juicio en Estados Unidos por asesinato al jugador O. J. Simpson, en el que se utilizar¨¢n t¨¦cnicas de identificaci¨®n del ADN mediante PCR, los conservacionistas han encontrado un fil¨®n. Se ha demostrado, afirman, que la conservaci¨®n de los h¨¢bitats de toda una serie de microorganismos que se encuentran en riachuelos, cavernas o en los oc¨¦anos es un tema importante para el futuro. El director del Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, Roger Kennedy, propuso recientemente que los cazadores comerciales de microbios (s¨®lo en Yellowstone hay cient¨ªficos de 39 instituciones) paguen una tasa igual que los pastores, le?adores o mineros para contribuir a conservar estas ¨¢reas federales.
Las bacterias term¨®filas, como se conoce a este tipo de microorganismos, prometen resultar ¨²tiles en campos tan diversos como los refrescos, los productos quitamanchas y como catalizadores en la fabricaci¨®n de combustibles limpios.
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"Hasta la fecha, la Thermus aquaticus es el ejemplo m¨¢s espectacular que tenemos de los beneficios de la biodiversidad", ha se?alado Thomas Lovejoy, asesor cient¨ªfico del presidente Clinton. "Lo que hay que recordar es que la bacteria fue accesible a la ciencia porque su h¨¢bitat se hab¨ªa protegido durante casi un siglo".
Mientras tanto, un n¨²mero creciente de instituciones federales y empresas privadas estadounidenses que se dedican a la bioprospecci¨®n est¨¢n estableciendo acuerdos con gobiernos extranjeros prometi¨¦ndoles una parte de los beneficios si los descubrimientos dan lugar a productos.
El caso de Borneo
En la zona norte de Borneo (Sarawak, perteneciente a Malaisia) un equipo del Instituto Nacional del Cancer (NCI) de Estados Unidos tiene una plantaci¨®n de arbustos de Calophyllum lanigerum. De sus hojas se extrae una sus tancia que en tubo de ensayo se ha mostrado eficaz contra el virus del sida, informaba recientemente The New York Times. Esto quiere decir muy poco respecto a su futuro como arma contra el s¨ªndrome pero s¨®lo una peque?a fracci¨®n de las especies vegetales de Borneo ha sido probada hasta ahora. "Estamos demostrando que estos compuestos existen en la selva y que tambi¨¦n por eso debe ser preservada", afirma Djaja J. Soejarto, el bot¨¢nico que identific¨® en 1987 para la ciencia el ¨¢rbol.
El NCI tiene una oficina de investigaci¨®n en productos naturales que env¨ªa equipos a numerosas zonas del mundo. En el caso de Sarawak, el NCI garantiza que Malaisia compartir¨¢ los posibles beneficios con las empresas farmac¨¦uticas, mientras que el Gobierno local ha prohibido la tala de estos ¨¢rboles.
Volviendo a la bacteria, Hoffman-La Roche acaba de obtener de la Oficina Europea de Patentes (EPO) una patente sobre la polimerasa Taq mucho m¨¢s amplia que la concedida en EE UU. Esta patente cubrir¨¢ todas las polimerasas termoestables con un peso molecular entre 86.000 y 90.000, lo que quiere decir que Hoffman-La Roche podr¨¢ exigir derechos de todos los fabricantes de tales enzimas, se utilicen o no para la PCR. En Estados Unidos los derechos se limitan a la polimerasa Taq y a su uso en PCR. Ya han empezado las negociaciones con los mayores fabricantes; algunos alegaron ante la EPO que una enzima similar fue descubierta. por cient¨ªficos rusos pero Hoffman-La Roche aleg¨® que la de Cetus era mucho mejor y representaba una aut¨¦ntica novedad, lo que fue finalmente aceptado por la EPO. A partir de enero de 1995 la empresa suiza podr¨¢ incluso pedir derechos a los cient¨ªficos que fabriquen su propia Taq, aunque ha se?alado que no piensa hacerlo. Pero esta claro que la bacteria que viv¨ªa su vida en las calientes aguas de Yellowstone est¨¢ resultando rentable.
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