Una apertura inevitable y deseable
Una ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea hacia el Este, que con el tiempo desembocar¨¢ en una Uni¨®n de 30 o m¨¢s Estados, es ya ineludible. La reuni¨®n del Consejo de Europa en Essen el pasado 9 de diciembre confirm¨® el cometido b¨¢sico de la Uni¨®n Europea y explic¨® con m¨¢s detalle que nunca sus repercusiones, a trav¨¦s de lo que la presidencia alemana ha definido recientemente como un "itinerario a seguir por los Estados asociados conforme se preparan para la adhesi¨®n".Hay dos aspectos de este gran proyecto que tienen una importancia vital: el desarrollo de una relaci¨®n estructurada entre la Uni¨®n Europea y los Estados asociados y la preparaci¨®n de un nuevo Libro Blanco que especificar¨¢ detalladamente lo que los Estados asociados tienen que hacer para integrarse plenamente en el mercado interno de la Uni¨®n Europea. En lo que respecta a la relaci¨®n estructurada, su expresi¨®n m¨¢s tangible durante los pr¨®ximos meses y a?os ser¨¢ la celebraci¨®n de numerosas reuniones, tanto a nivel ministerial como oficial, entre los Consejos de Ministros de la Uni¨®n Europea y sus hom¨®logos en los Estados asociados. Si este plan se lleva a la pr¨¢ctica fielmente, proporcionar¨¢ a los pa¨ªses candidatos una experiencia formativa de la que no ha disfrutado ninguno de sus predecesores y aportar¨¢ a ambas partes una excelente oportunidad de dar a conocer ampliamente sus esperanzas y preocupaciones. En cuanto al Libro Blanco, las semejanzas con el Libro Cockfield de 1985 que ofreci¨® ¨¢ los Estados miembros un itinerario detallado con vistas al Mercado ¨²nico de 1992, son deliberadas y justificadas.
Ante estos antecedentes, se plantean al menos tres interrogantes:
En primer lugar: ?por qu¨¦ se ha embarcado la Uni¨®n Europea en esta pol¨ªtica? Las respuestas son complejas, pero una es de especial importancia: la creencia de que una ampliaci¨®n hacia el Este representa la mayor esperanza a largo plazo de establecer la democracia y, por consiguiente, de garantizar la paz en Europa Central y del Este. Es un argumento que deber¨ªa sonar familiar a los o¨ªdos espa?oles. Sin embargo, hoy adquiere una relevancia especial en el contexto del continuo y corrosivo fracaso de la seguridad en los Balcanes.En segundo lugar: ?cu¨¢les son los costes y cu¨¢les los beneficios? Es casi imposible negar que habr¨¢ costes. En muchos sectores habr¨¢ una mayor competencia con los nuevos productores, que, al tener mano de obra m¨¢s barata y menos gastos de producci¨®n, supondr¨¢n, indudablemente, una amenaza para los proveedores de mercanc¨ªas y servicios de la actual Uni¨®n Europea. Tambi¨¦n habr¨¢ costes concretos en el sector agr¨ªcola. Es realmente dif¨ªcil imaginar c¨®mo va a soportar la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC) en cualquier forma parecida a la actual una ampliaci¨®n hacia el Este. Y en ¨²ltimo lugar, aunque no por ello de menor importancia, habr¨¢ m¨¢s costes generales en t¨¦rminos presupuestarios. Sin embargo, se pueden hacer dos observaciones al respecto. La primera es que la Uni¨®n Europea ya ha accedido, aunque no haya autorizado el ingreso de nuevos miembros, a eliminar casi todos los aranceles y cuotas a finales de 1995, y en dos de los tres sectores sensibles, el acero y la industria textil (el tercero es la agricultura), para completar los tr¨¢mites en 1997. Es cierto que la Uni¨®n sigue poseyendo armas discrecionales que pueden utilizarse contra la competencia desleal, No obstante, el borrador del documento de Essen contiene importantes restricciones y la relaci¨®n estructurada, todav¨ªa en fase de desarrollo, har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil el recurrir a ellas. Por lo que, concierne a la agricultura y el presupuesto, parece evidente que, haya o no una ampliaci¨®n hacia el Este, continuar¨¢n las presiones para reformar la PAC y, de cuaIquier modo, habr¨¢ que incurrir en ese gasto, incrementado en el Este por razones de seguridad.
Y esto nos lleva al punto principal. Los beneficios superan con creces los costes. El premio gordo son democracias estables que contribuyan al desarrollo de una Europa pr¨®spera y en paz. Si desde?amos este proyecto nos enfrentaremos a d¨¦cadas de recriminaciones, de inestabilidad y, posiblemente, de conflictos. De hecho, la ampliaci¨®n hacia el Este nos ofrece, de una vez por todas, la oportunidad de hacer realidad la ambici¨®n de los padres fundadores de la Comunidad Europea de los Seis de crear "una Europa organizada y vital" en la que Ias viejas rivalidades" sean reemplazadas en aras de una "comunidad m¨¢s amplia y profunda entre pueblos largo tiempo divididos".Tambi¨¦n hay que tener en cuenta un tercer interrogante. ?Pueden las instituciones de la UE tratar con cerca de 30 Estados miembros? Hay aqu¨ª numerosos asuntos:
Un Consejo en el cual -si se mantienen los presentes acuerdos sobre votaciones que claramente favorecen a los Estados peque?os- pa¨ªses que representan menos del 50% de la poblaci¨®n total de la Uni¨®n podr¨ªan alcanzar mayor¨ªas cualificadas y en el que, quiz¨¢ m¨¢s oportunamente a¨²n, los Estados asociados de Europa Central y del Este podr¨ªan constituir una minor¨ªa permanente de bloqueo.
Una Comisi¨®n con m¨¢s de 30 miembros.
Un Parlamento con cerca de 1.000 miembros. ?C¨®mo puede mantener la UE un sistema eficaz, por no decir democr¨¢tico, frente a retos como ¨¦stos?
No hay soluciones sencillas. No obstante, como hemos dicho recientemente Niels Ersbell, antiguo secretario general del Consejo de Ministros de la UE, y yo (v¨¦ase Towards 1996: the agenda of the intergovernmental conference, de Peter Ludlow en colaboraci¨®n con Niels Ersbell), en la conferencia intergubernamental, de 1996, que tendr¨¢ que tratar estas cuestiones, pueden surgir respuestas que mantengan las caracter¨ªsticas esenciales del actual sistema (gobierno por los miembros, de los miembros y para los miembros que trabaje a trav¨¦s del Consejo en colaboraci¨®n con la Comisi¨®n), pero que permitan tanto la eficacia como la flexibilidad.
La actual UE es y ha sido siempre una Europa a varias velocidades, en la que pa¨ªses en diferentes fases de desarrollo se suman a los mismos fines y comparten un marco institucional ¨²nico. No hay ninguna raz¨®n intr¨ªnseca por la que no puedan preservarse estas caracter¨ªsticas esenciales de la actual situaci¨®n. La Europa a la carta y las formas m¨¢s extremas de l¨ªneas duras son reacciones instintivas de los que est¨¢n en la periferia o de los privilegiados. Europa puede alcanzar soluciones m¨¢s inteligentes y eficaces. Es de esperar que as¨ª sea, ya que la ampliaci¨®n, ahora inevitable, tambi¨¦n es deseable.
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