Solemnidad

Mario Maya lo ha conseguido. Al frente de una compa?¨ªa amplia deja vuelo libre a su ambici¨®n art¨ªstica y a un concepto avanzado del baile flamenco.El R¨¦quiem de Maya va a ser, sin duda, un hito de referencia en la historia contempor¨¢nea del ballet flamenco, que llevaba ya muchos a?os anclado en un cierto neoclasicismo de lenta evoluci¨®n. No es que Maya rompa moldes, pero aporta al baile flamenco conceptos de danza moderna que plasman una est¨¦tica inusual en el g¨¦nero y con recursos de rara belleza.

La obra es de una complejidad considerable. Al hilo siempre de la solemnidad, subrayada por la hermosa m¨²sica de Amargos y Rodr¨ªguez, Maya sabe dirigir con pulso firme a todos sus bailarines y tiene buen cuidado de no caer en la grandilocuencia. Todos los bailaores han asimilado a la perfecci¨®n su concepto de interpretaci¨®n y su f¨¦rrea disciplina, y son fieles ejecutores del pensamiento rector, con partes sobresalientes de Antonio Alonso, Diego Llori y Beatriz Mart¨ªn. La primera parte, con coreograf¨ªas de diversos estilos flamencos, complet¨® un espect¨¢culo muy cuidado y de gran factura.