La fecha vac¨ªa
Nada m¨¢s absolutamente impepinable que que saltase el minutero del reloj y la ¨²ltima cifra del n¨²mero del ano y sin embargo todos lo han celebrado como un acontecimiento imprevisto y venturoso. ?Qu¨¦ histri¨®nicos clamores de alegr¨ªa ante la aparici¨®n del 5, sabiendo todos que no pod¨ªa ser m¨¢s que el 5! Ellos lo hab¨ªan convenido as¨ª y ahora no se dir¨ªa sino que fingen creer que se deriva de una causa ajena. A diferencia de cualquier otra fiesta recurrente esta es la fiesta de la mera fecha. Metido en ritos, prefirir¨ªa con mucho la atroz melancol¨ªa de conmemorar el nacimiento del ni?o redentor, desesperado s¨ªmbolo de toda utop¨ªa humana. Pero el rito de anteanoche, del tiempo como fecha, mero tiempo huero, tal vez sea justamente un exorcismo contra el acontecer: para que no pase nada, para que s¨®lo pase el tiempo. El culto supersticioso al calendario se manifiesta mejor en los decenios, centenios y milenios, donde se mezcla con la superstici¨®n del n¨²mero; en vano hace m¨¢s de 4.600, solsticios las ¨²ltimas p¨¢ginas de la Metaf¨ªsica de Arist¨®teles quisieron desacreditarla con vigor. La peculiar racionalidad aut¨®noma de la aritm¨¦tica parece tener una fascinaci¨®n irresistible para la irracionalidad de la fe m¨¢gica. Si se les dice que el sistema numeral de base 10 es una convenci¨®n, tal vez lo encuentren "pre?ado de significaci¨®n", como dir¨ªa un periodista, por fundarse -?oh manes de la pobre Ana Bolena!- en el n¨²mero de nuestros dedos. La superstici¨®n de las meras cifras prevalecer¨¢ sobre la propia racionalidad que representan. La sugesti¨®n m¨¢gica del puro rostro del guarismo, espectacularmente demudado por el s¨²bito cambio de los cuatro d¨ªgitos, al saltar de 1999 a 2000, burlar¨¢ el contenido estrictamente aritm¨¦tico de la cuenta y ser¨¢ muy dif¨ªcil convencerles de que el siglo XXI y el tercer milenio no empiezan el 1 de enero del 2000, sino del 2001
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.