Absoluto desprecio

La capacidad digestiva del telespectador medio se ve sometida ¨²ltimamente a unas duras pruebas que nos llevan a preguntarnos cu¨¢l ser¨¢ nuestro l¨ªmite de resistencia en estos d¨ªas tan se?alados. El escenario es un programa de televisi¨®n cuyo t¨ªtulo omitir¨¦ para no hacerle publicidad gratuita (s¨®lo faltar¨ªa...), en una cadena privada de cobertura nacional y en hora de m¨¢xima audiencia.Su presentador, dispuesto a prestarse "por amor" a una situaci¨®n cruel y est¨²pida qu¨¦ no persigue otro fin que manipular, en pos de unas miserables d¨¦cimas de audiencia, el sufrimiento y las necesidades de una mujer separada de su familia. Aprovechando la buena fe de esta persona, a quien se enga?¨® haci¨¦ndola creer que manten¨ªa en directo una conversaci¨®n telef¨®nica con sus hijos, cuando en realidad estaban en el mismo plat¨®, fuimos testigos de un espect¨¢culo cuyos responsables no pueden m¨¢s que sentirse avergonzados. Gratuita y cruelmente presenciamos, durante minutos, la tristeza de una madre y esposa separada de los suyos, d¨¢ndole la feliz sorpresa momentos despu¨¦s.

Esta pobre mujer no fue m¨¢s que la v¨ªctima de la codicia de unos individuos preocupados exclusivamente por su cuenta de resultados y a quien la situaci¨®n afectiva y familiar de esta se?ora importaba un soberano bledo.

Manipular de este modo la desgracia ajena en beneficio propio y querer hacerse pasar adem¨¢s como redentor de las causas humanitarias es, cuanto menos, un comportamiento indigno y perverso adem¨¢s de in¨²til.

A?adir, por ¨²ltimo, que los m¨¢ximos responsables de esta penosa situaci¨®n, adem¨¢s de los el programa, son los directivos de la cadena que alientan y permiten este tipo de comportamiento. Y como s¨¦ que mi opini¨®n personal les importa otro bledo, les dir¨¦ que, como consumidor, y ah¨ª quiz¨¢ les duela un poco m¨¢s, cuentan con mi m¨¢s absoluto desprecio.

Hago extensivo este desprecio a todos los programas de televisi¨®n que siguen este mismo esquema- .