El a?o de la Compidisco
Los desperdicios de los Reyes no pusieron en aprietos a los basureros
"Esto es como los Reyes, pero al rev¨¦s", dijo Alfonso, un basurero con cara de chiquillo envejecido, casi al iniciar su ronda de trabajo en la noche del 6 al 7 de enero por el barrio de Arganzuela.Lo dec¨ªa porque en la basura, adem¨¢s de las cajas de las inevitables mu?ecas y roscones, encontr¨® alg¨²n juguete viejo y roto que los vecinos de la calle de Arganda hab¨ªan tirado aprovechando el nuevo alijo juguetero de sus peque?os.
-Menos mal que mi chica ya tiene 14 a?os -continu¨® el basurero.
Lo que pudieron observar dos periodistas durante un paseo de casi cuatro horas con dos camiones de la basura que recorr¨ªan los barrios de Salamanca y Arganzuela fue que este a?o la campeona del juguete, a juzgar por la cantidad de desperdicios -una caja multicolor muy grande-, es la mu?eca Compidisco, capaz de bailar con las ni?as y cambiar de cara.
Lo mismo en los dos barrios. Las mismas marcas, las mismas cajas. Una cantidad equivalente de desechos. Ni los dos Franciscos, los basureros del barrio de Salamanca, ni los de la Arganzuela, tuvieron muchos problemas para recoger detritus. "Aqu¨ª, en Goya, como son m¨¢s pijos, viene Pap¨¢ Noel. La noche del 25 encontramos m¨¢s cajas", dec¨ªa el Francisco m¨¢s joven, de 32 a?os.
''Donde yo vivo, en Fuenlabrada, esta noche se recoge much¨ªsima m¨¢s basura que aqu¨ª", continu¨®. "Adem¨¢s, a mucha gente de este barrio los Reyes les llevan los regalos a las parcelas".
Los dos Franciscos pasaron por una discoteca donde, en las cajas de cart¨®n que iba engullendo el tanque, se atisbaban las ¨²ltimas serpentinas de esta Navidad. La noche no fue especialmente dura para ellos: "Mucha gente cree que, al ser fiesta, no hay servicio. Cualquier lunes es peor".
Los basureros del distrito de Salamanca, uno con m¨¢s de diez navidades de experiencia al pie del cami¨®n y el otro con 251 comentaron que, hace unos a?os, se encontraban m¨¢s tesoros en la basura: "Hab¨ªa m¨¢s juguetes tirados, y no muy rotos. Ahora parece que nadie tira nada", aseguraron.
A pesar de esto, en un contenedor de la calle de, Jorge Juan -que podr¨ªa pertenecer a una familia- con un ni?o particularmente destroz¨®n- los basureros hallaron dos coches nuevos pero rotos y dos escopetas de pl¨¢stico que parec¨ªa que no ten¨ªan m¨¢s de un d¨ªa de existencia.Todo fue a parar al interior del cami¨®n.
Los basureros conocen, a su manera, a la gente del barrio que recorren, a pesar de no verles la cara. Los desperdicios son una radiograf¨ªa no del todo infiel del tono del distrito.
"Vamos a ver qu¨¦ les han echado los reyes a los viejos del asilo", coment¨® uno con una sonrisita ir¨®nica. "Pues nada", contest¨® el otro. Y dicho y hecho. Divisaron los contenedores del Centro Gerontol¨®gico de la calle de Goya, 120, saltaron del cami¨®n y husmearon cuidadosamente en los contenedores. Revolvieron por aqu¨ª y por all¨¢ y concluyeron: "Nada, ya lo dec¨ªamos".
Los basureros, sobre todo, temen dos cosas: pincharse con una jeringuilla infectada- con el virus del sida -raz¨®n por la que a veces no revuelven mucho en los desperdicios esparcidos por el suelo y que un conductor borracho se empotre contra su cami¨®n o les atropelle mientras trabajan.
"Hay mucho pesado al volante por la noche", comentaba Francisco el joven. Tambi¨¦n hay cubos especialmente pesados: "Bueno, ahora a por el de la marisquer¨ªa", se animaba a si mismo el trabajador.
Los basureros trabajan a toda velocidad -corren, saltan, lanzan las bolsas a distancia- con el deseo de terminar cuanto antes e irse a dormir.
Al inmisericorde est¨®mago del cami¨®n de la basura fueron a parar, junto con envases de aceite vac¨ªos, cajas destripadas de detergente, restos duros del rosc¨®n de reyes y la prensa del d¨ªa, dos papeles con nombres de ni?os, Laura y Carlos. Hab¨ªan sido escritos por los aut¨¦nticos Reyes Magos para se?alar sus juguetes.
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