El Barca pone las cosas en su sitio
Los madrile?os evidencian su fragilidad ante un gran¨ªtico y serio equipo azulgrana
SIXTO MIGUEL SERRANOEl punto de inflexi¨®n del partido no pas¨® desapercibido para Aito Garc¨ªa Reneses, atento escrutador de lo que estaba sucediendo, sobre el parqu¨¦. Y lo que pasaba, no era bueno para el Barcelona. En el minuto 11 el Estudiantes disfrutaba de su mejor juego y amenazaba, 28-20 en el electr¨®nico, con la fuga. El t¨¦cnico azulgrana freno en seco a su rival e invirti¨® los papeles del gui¨®n.
Lo hizo con un triple cambio. Galilea, Fisher y Elis sustitu¨ªan a D¨ªez, Jim¨¦nez y Ferr¨¢n. La transformaci¨®n fue inmediata. El Barcelona, que no lograba la superioridad que se le presupon¨ªa debajo de los tableros ante la dura oposici¨®n de Mijailov (10 rebotes), encontr¨® el ant¨ªdoto en Elis, que sum¨® dos rechaces m¨¢s que el ruso. Pero lo verdaderamente trascendente corri¨® de parte de Galilea y Fisher. El base guipuzcoano actu¨® con su descaro y calidad habituales y, primero, baj¨® de las nubes a un hasta ese momento inspirado Pablo Mart¨ªnez, para, acto seguido, merendarse en la misma sentada a Gonzalo Mart¨ªnez y Lafuente, los otros dos directores de juego estudiantiles.
Lo de Fisher fue a¨²n m¨¢s impactante. En los 27 minutos que estuvo en cancha cosech¨® 22 puntos, convirtiendo cinco de sus ocho lanzamientos de dos y dando la estocada final al estudiantes, cuatro de sus seis intentos desde m¨¢s all¨¢ de 6,25 metros.
La triple variaci¨®n de Aito alter¨® el signo del partido. Tuvo, adem¨¢s, la virtud de reflejar en un s¨ªmbolo f¨¢cil de interpretar lo que de verdad distancia a ambos equipos. El Barcelona dispone de una plantilla gran¨ªtica, en la que sus 11 hombres (y eso que no jugaron ni Montero, lesionado, ni Andreu, renqueante) proporcionan un rendimiento, siempre alto, muy similar. El Bar?a nunca baja el pist¨®n, se mantiene a la carga los 40 minutos, no da tregua al adversario.
El rodillo azulgrana contrasta con la extrema fragilidad que muestra Estudiantes. El equipo colegial depende en un grado excesivamente elevado de su l¨ªder, Herreros. El capit¨¢n, una vez m¨¢s, rindi¨® a su nivel acostumbrado, pero para doblegar a todo un l¨ªder se necesita mucho m¨¢s. Por ejemplo, que la aportaci¨®n de los extranjeros no sea testimonial: Spencer solamente ayuda (as¨ª y todo produce m¨¢s que Williams, el hombre al que sustituye temporalmente); Smith, a¨²n reconociendo su val¨ªa, no es el jugador que precisa la escuadra y a Mijailov no se le extrae el rendimiento que es capaz de ofrecer.
As¨ª el Barcelona de Garc¨ªa Reneses ense?¨® el camino a su enemigo con una gran demostraci¨®n. La intensidad y concentraci¨®n exhibida por los hombres de Garc¨ªa Reneses no hall¨® respuesta en los madrile?os.
Y si un equipo muy superior en todos los sentidos aplica, adem¨¢s, una mayor dosis de esfuerzo, mental y f¨ªsico, la conclusi¨®n est¨¢ muy clara: paliza al canto y vuelta a las tinieblas.
Muro infranqueable
Fue lo que ocurri¨® en la segunda parte (42-42 en el descanso). La emoci¨®n se disip¨® en 150 segundos, los que tard¨® el Bar?a en abrir brecha: 44-52. No era la diferencia lo que elevaba el muro infranqueable. Ocho puntos con m¨¢s de 17 minutos de juego son una minucia. El signo de distinci¨®n se paseaba por el parqu¨¦. Los barcelonistas, metidos en su papel de ogros al m¨¢ximo, no daban la m¨¢s m¨ªnima concesi¨®n. Su concentraci¨®n contrastaba con el desasosiego que produc¨ªa el juego del Estudiantes, tristemente impotente para contrarrestar, ni siquiera intentar, la eficacia de la m¨¢quina azulgrana. En realidad, no sucedi¨® nada re?ido con la l¨®gica del baloncesto. Un equipo mediocre y vulnerable fue masacrado por otro que presume de bloque p¨¦treo. Pero hay diferentes maneras de caer en el intento. Y la que eligi¨® ayer el equipo madrile?o no presagia nada bueno. Tampoco aqu¨ª hay lugar para la novedad.
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