A la guerra sin mapa
Varios soldados rusos fueron capturados porque se extraviaron
Resulta pintoresco, incluso para lo que se gasta en Rusia. Seis prisioneros de guerra rusos aseguran que fueron capturados tras ser enviados a cumplir misiones en Chechenia y terminar perdidos porque sus jefes no les entregaron ning¨²n mapa."Nos equivocamos de camino", afirma el teniente Nikol¨¢i Novikov, quien fue capturado el primer d¨ªa de 1995 mientras deambulaba err¨¢tico cerca de Grozni, una palabra que en ruso significa terrible.
Novikov dice que ¨¦l y tres de sus soldados fueron capturados tras recibir ¨®rdenes de dirigirse en un veh¨ªculo desde Grozni a la base de Mozolok, para conseguir comida para su batall¨®n de tanques, a trav¨¦s de una ruta de unos 100 kil¨®metros, por carreteras mal se?alizadas. "No sab¨ªamos ad¨®nde ir. Sencillamente, nos perdimos", se?ala el oficial.
Los soldados no tardaron en ser localizados por los chechenos. Uno de ellos result¨® muerto en el cruce de disparos. Los otros dos sufrieron graves heridas y fueron enviados a un hospital. En cuanto a Novikov, sali¨® mejor librado, con heridas leves en la cabeza y una mano, y fue hecho prisionero.
En total, seis soldados rusos capturados echan la culpa de su triste destino a que no dispon¨ªan de mapas. Su desastrosa falta de preparaci¨®n para lo que ha resultado ser una guerra a vida o muerte puede que sea un mal end¨¦mico de todo el Ej¨¦rcito possovi¨¦tico.Los prisioneros de guerra rusos tienen permiso para hablar con los periodistas, tal vez porque se han convertido en propagandistas contra la invasi¨®n. "Los combatientes chechenos no son bandas armadas como nos hab¨ªan dicho", sostiene el teniente Yuri Galkin, hablando con calma ante las c¨¢maras de televisi¨®n, sin signos externos de haber sufrido malos tratos.
"Es una guerra popular, y resulta muy dif¨ªcil combatir contra un pueblo. Est¨¢n luchando por su tierra, y nosotros somos aqu¨ª los ocupantes. Estoy avergonzado porque parezco un fascista". Galkin y otros prisioneros est¨¢n en un apartamento de un edificio situado a menos de un kil¨®metro del palacio presidencial de Grozni.
La presencia, mientras los soldados rusos hablan con los informadores extranjeros, de varios de sus captores suscita la duda de si no hablan al dictado, pero lo cierto es que parecen m¨¢s irritados con sus jefes que temerosos de los chechenos.
Nuestra misi¨®n consist¨ªa en tomar el palacio presidencial y obligar a Dud¨¢iev [el l¨ªder de la rebelde rep¨²blica cauc¨¢sica] y a su Gobierno a que entregaran las armas, para liberar al pueblo checheno.
Eso nos dijeron", afirma el teniente Nikol¨¢i Kolombed. "Ahora no podemos sino admirar la forma en la que defendieron su tierra. Nos dijeron que, si nos capturaban, nos cortar¨ªan la cabeza y nos tratar¨ªan brutalmente, pero nos tratan con mucha humanidad. No nos humillan. No tenemos ahora el miedo que sent¨ªamos en combate".
La falta de mapas parece una mala herencia de los tiempos de Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuando eran considerados poco menos que secretos militares. En Grozni tampoco parece haber ning¨²n buen mapa.
"Ocurre con frecuencia", sostiene el sargento Oleg Slashchoy, de 23 a?os, miembro de una unidad de unos cien polic¨ªas antidisturbios de Stavropol que estaban estacionados junto a tropas regulares en la frontera Este de Chechenia. "La verdad es que tampoco sab¨ªamos ad¨®nde ¨ªbamos. Simplemente, tomamos munici¨®n, y all¨¢ que nos fuimos".
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