Recuperar el Parlamento
Las declaraciones en los medios no pueder sustituir a los ' debates y. las resoluciones del Parlamento. Felipe Gonz¨¢lez no s¨®lo debe acudir a las Cortes, como la oposici¨®n reclama,. para debatir el tema de los GAL, sino que debe presentar una cuesti¨®n de confianza que obligue a los representantes de. la soberan¨ªa popular a ratificar o no en su cargo al actual presidente del Gobierno. No es una cuesti¨®n meramente formal y, por desgracia, puede ser una reacci¨®n, a estas alturas, insuficiente. Pero, si son verdad las convicciones democr¨¢ticas de las que Gonz¨¢lez alardea, tendr¨¢ que aceptar que existen motivos m¨¢s que suficientes para que el Parlamento se pronuncie, de manera formal, sobre su continuidad. Ya hicimos esta solicitud a mediados del pasado a?o. La indecisi6n del presidente no ha hecho sino empeorar las cosas. Ahora a?adirnos que la confianza deber ser pedida para un nuevo Gobierno, a ser posible de coalici¨®n o, cuando menos, apoyado por un pacto parlamentario que garantice la estabilidad del Ejecutivo sin dejarlo a merced de las man¨ªas o conveniencias de ¨²ltimo minuto de quienes apoyan la continuaci¨®n de la legislatura. Es hora de que la minor¨ªa catalana y la vasca se pronuncien en la sede de la soberan¨ªa popular sobre su condici¨®n o no de aliados de Gonz¨¢lez, bajo qu¨¦ premisas, durante qu¨¦ plazo y con qu¨¦ objetivos. Para que los ciudadanos y los agentes sociales sepan a qu¨¦ atenerse.Si el Gobierno obtiene la confianza, Felipe Gonz¨¢lez podr¨¢ seguir gobernando. Si no, su derrota deber¨ªa dar paso a un Gabinete de transici¨®n, cuya misi¨®n fundamental ser¨ªa pactar con las fuerzas pol¨ªticas un nuevo calendario electoral y la convocatoria de comicios. ?sta es la soluci¨®n, democr¨¢tica, institucional y racional, al semicolapso pol¨ªtico en el que hemos desembocado. Pero, encerrado en los corredores de La Moncloa, y alentado quiz¨¢ por los telefonemas de Pujol, cabe la posibilidad de que Gonz¨¢lez trate de nuevo de resistir a cualquier precio, incluso si ¨¦ste es el del futuro de la convivencia de este pa¨ªs. De modo que si las Cortes no abren sus sesiones en febrero con la moci¨®n de confianza presentada por el presidente, como primer y urgente punto de orden del d¨ªa, deben incluir en el segundo la moci¨®n de censura instada por la oposici¨®n. La exigencia de Aznar al Parlamento de que le garantice una mayor¨ªa previa para adoptar esta iniciativa es inconsistente y hace dudar tambi¨¦n de los h¨¢bitos democr¨¢ticos que est¨¢ dispuesto a practicar.
Es una queja extendida el hecho de que, frente al enrocamiento gubernamental, luce la indefinici¨®n de prop¨®sitos de Aznar para el d¨ªa en que su partido sea llamado a gobernar. La incertidumbre pol¨ªtica no proviene s¨®lo de la constataci¨®n del agotamiento del actual modelo, sino de la escasa fe que la alternativa de la derecha genera entre importantes sectores de opini¨®n. Es tarea de Aznar tratar de derribar al Gobierno en el Parlamento, conminar a las minor¨ªas pol¨ªticas a expresarse claramente sobre el tema y proponer un programa que tranquilice a las Cortes y a la ciudadan¨ªa sobre la existencia de una alternativa cre¨ªble y no aventurera. Al margen de los buenos prop¨®sitos y los enunciados generales, Aznar desperdici¨® anoche media hora de televisi¨®n sin explicar lo que piensa hacer con este pa¨ªs.
El dilema que se plantea es seguir como estamos, debati¨¦ndonos en medio de interesadas manipulaciones que incrementan la crispaci¨®n y perjudican los intereses generales del pa¨ªs, o recurrir a los instrumentos democr¨¢ticos que la Constituci¨®n prev¨¦. El m¨¢s potente de todos ellos son las elecciones generales, cuyo adelantamiento eventual es decisi¨®n exclusiva del presidente del Gobierno, y que, a nuestro juicio, no debe venir motivada por factores ex¨®genos a la representaci¨®n ciudadana. El PP ha solicitado una convocatoria para mayo, concidiendo con las municipales y auton¨®micas ; el PSOE parecer¨ªa dispuesto a llamar a elecciones anticipadamente, pero s¨®lo despu¨¦s de que pase este a?o, en cuyo segundo semestre corresponde a Espa?a la presidencia de la Uni¨®n Europea. En definitiva, apenas ocho o nueve. meses separan una opci¨®n de otra. Es suicida para todos no tratar de despejar la inc¨®gnita consensuadamente y continuar en esta situaci¨®n de interinidad que amenaza no ya con destruir al Gobierno, sino con da?ar al propio sistema democr¨¢tico.
Presente de inmediato Gonz¨¢lez la moci¨®n de confianza, con un Gobierno capaz de merecerla, v¨¢yase si no la supera, o acepte el Partido Popular el veredicto del Parlamento si un nuevo Ejecutivo mejor si es de coalici¨®n- obtiene el mandato parlamentario. Responda Aznar con la moci¨®n de censura al inmovilismo culpable del presidente. Asuman todos, en definitiva, sus deberes pol¨ªticos frente al electorado. De otro modo, Felipe, Gonz¨¢lez acabar¨¢ y¨¦ndose, en ese caso, a empujones. Pero la patada se la van a dar, como ya es evidente, en el trasero de todos los espa?oles.
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