CRISIS MONETARIA
La peseta afronta, a partir de ma?ana, otra prueba de fuego. No s¨®lo tendr¨¢ que resistir las tensiones que estos d¨ªas afectan a gran parte de los mercados financieros, sino que tambi¨¦n deber¨¢ estar pendiente del devenir pol¨ªtico interno. Mientras, el ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, reclama ayuda y reprocha las pocas voces que han salido en defensa de la peseta. Solbes conf¨ªa en que la tormenta haya pasado y que la peseta comience a recuperarse la pr¨®xima semana. Los datos "reales" de la econom¨ªa y las medidas de recorte de gasto aprobadas el viernes son su argumento. Sin embargo, la crisis pol¨ªtica no gusta a los inversores, que en las ¨²ltimas semanas han huido hacia la calidad, el marco alem¨¢n y el franco suizo, abandonando los mercados m¨¢s inestables (Espa?a, Italia y Suecia). Al otro lado del Atl¨¢ntico, M¨¦xico intenta calmar a los inversores con la ayuda de EE UU, pero la poblaci¨®n empieza a sufrir en sus bolsillos los efectos de la salvaje devaluaci¨®n del peso. ?l resto de los mercados latinoamericanos aprovechan el firme apoyo estadounidense para reponerse del llamado efecto tequila.
"He echado en falta voces en apoyo de la peseta"
Hace a?o y medio que fue nombrado ministro de Econom¨ªa y Hacienda y esperaba, despu¨¦s de un periodo muy duro, poder cerrar su primer ejercicio completo anunciando no, s¨®lo la recuperaci¨®n de la econom¨ªa, sino un pe riodo prolongado de bonanza. "Me ha sentado fatal que al final el IPC fuera el 0,4% en diciembre reconoce Pedro Solbes y no oculta su enfado ante lo que con sidera ataques infundados a la peseta. El brindis con cava que ten¨ªa preparado ha tenido que dejarlo para m¨¢s adelante.P. El pasado mes de julio se le preguntaba en este mismo peri¨®dico sobre la inestabilidad pol¨ªtica, la corrupci¨®n y la crisis de los mercados de deuda. Ahora, seis meses despu¨¦s, la verdades que se le puede preguntar lo mismo, pero con m¨¢s ¨¦nfasis todav¨ªa.
R. S¨ª, con elementos adicionales. Esta crisis monetaria, que espero que se supere este fin de semana, es verdad que es bastante generalizada como consecuencia de factores externos y ha afectado a bastantes monedas en Europa. Es cierto tambi¨¦n que a unos nos ha afectado m¨¢s que a otros. Y tambi¨¦n es cierto que aqu¨ª nos afecta la incertidumbre pol¨ªtica.
P. Habla usted de superar las inestabilidad este fin de semana. ?Van a desaparecer las incertidumbres pol¨ªticas?
R. Las incertidumbres siempre provienen mucho de actuaciones inducidas; es decir, el mercado siempre es temeroso ante una situaci¨®n de incertidumbre de cualquier gobierno. El Gobierno actual tiene la mayor¨ªa suficiente para seguir gobernando y desde ese punto de vista, el mercado deber¨ªa valorar positivamente las decisiones de permanencia que ha expresado. Pero es cierto que se ha introducido mucho temor con otros objetivos interesados. Contra eso, creo que debi¨¦ramos volver a la racionalidad y analizar los hechos de forma objetiva.
P. El rumor de la dimisi¨®n del presidente del Gobierno hizo reaccionar los mercados al alza en lugar de a la baja, como se supone que debiera ser.
R. Es una lectura simplista. Se produjo una mejora cuando se plantea el rumor; pero no olvidemos que tambi¨¦n se produjo en otras monedas, por lo que hay que pensar que a lo mejor la relaci¨®n de causalidad no es tan inmediata.
Tiendo a pensar que en esos momentos lo que hace es recuperarse el d¨®lar, cayendo el marco parcialmente y mejorando las monedas europeas. Es verdad que la peseta vuelve a empeorar posteriormente, pero tambi¨¦n que mejoran los tipos de inter¨¦s y el diferencial con Alemania.
P. ?Corremos peligro de salirnos de la banda de fluctuaci¨®n del Sistema Monetario Europeo? ?Se ha planteado salir del Sistema, como piden algunos analistas?
R. No. Siempre, ha habido la discusi¨®n de si es bueno o no estar dentro del SME. Seguir en la banda es una buena opci¨®n, en la medida que establece una disciplina, aunque esa disciplina, con el 15% de banda, es m¨¢s laxa que en otras circunstancias. Tambi¨¦n es cierto que las bandas cuando son estrechas o cuando las monedas se aproximan al l¨ªmite pueden estimular un crecimiento de la especulaci¨®n.En ese sentido, puedo entender que exista una teor¨ªa que defienda salirse de la banda para evitar la especulaci¨®n. Nuestra situaci¨®n ha empeorado indudablemente, pero tenemos bastantes margen hasta llegar al 15%, por lo que no tengo preocupaci¨®n. No espero que la situaci¨®n se complique m¨¢s.
P. ?A cu¨¢nto deber¨ªa estar la paridad peseta/marco?
R. Una cifra razonable que corresponde a la realidad econ¨®mica es de 84,50/85 pesetas por marco. De hecho, si mir¨¢ramos el comportamiento del tipo de cambio y la evoluci¨®n de nuestra competitividad desde las ¨²ltimas devaluaciones, la cifra con la que est¨¢ jugando estos d¨ªas el mercado es de una infravaloraci¨®n de la peseta.
P. Si esto sigue as¨ª, ?se soluciona con una devaluaci¨®n?
R. No. Hablar de devaluaci¨®n es algo sin sentido.
P. En esta crisis, ?Ha echado en falta declaraciones de apoyo de instituciones privadas?
R. La verdad es que exceptuando un par de grandes banqueros que han actuado y hecho declaraciones de forma positiva, que agradezco, he echado en falta otras voces en defensa de la peseta. Da la impresi¨®n que elementos de debate pol¨ªtico han primado sobre los intereses del pa¨ªs y que algunos siguieran el lema, que no comparto, de cuanto peor, mejor. Me parece poco razonable cuando todos estamos en el mismo barco y debi¨¦ramos intentar obtener los mismos resultados.
P. El Banco de Espa?a estren¨® su autonom¨ªa monetaria con una sustancial subida de los tipos de inter¨¦s.
R. El Banco de Espa?a tom¨® la decisi¨®n de subir los tipos con el objeto de combatir las posibles expectativas inflacionistas. La decisi¨®n fue correcta en cuanto a la cuant¨ªa y, a priori, en cuanto al momento elegido para ello. Es verdad que despu¨¦s hemos visto que ha podido tener efectos negativos; pero criticar la situaci¨®n una vez pasada es muy f¨¢cil. Yo creo que, si hubiera estado en su puesto, hubiera actuado de la misma forma.
P. ?Cree que se podr¨ªa producir otra subida de tipos a corto o medio plazo?
R. No existe ninguna raz¨®n para que haya una nueva modificaci¨®n al alza, dado que el objetivo era actuar contra la inflaci¨®n. Como estoy convencido de que dentro de unos meses los datos de inflaci¨®n ser¨¢n buenos, no har¨¢ falta tocar m¨¢s los tipos.
P. Da la sensaci¨®n de que aqu¨ª se est¨¢n consiguiendo cosas pero que la crisis monetaria las est¨¢ taponando.
R. No dir¨ªa que se est¨¢n taponando. De hecho, todos los datos que vamos conociendo, demuestran que la recuperaci¨®n est¨¢ garantizada. 1995 va a ser un a?o bueno. Es verdad que siempre, en toda recuperaci¨®n, juega un papel fundamental la inversi¨®n y que el temor de los inversores podr¨ªa tener un efecto negativo. Pero ese temor no est¨¢ justificado. El Gobierno tiene mayor¨ªa suficiente y deseo claro de continuar. El ejercicio 1994, en materia econ¨®mica, ha sido magn¨ªfico. El crecimiento ser¨¢ del 1,9%, pero no descarto que sea el 2%. Estamos hablando de una situaci¨®n clara de reducci¨®n del paro; de una ca¨ªda del 8,2% del d¨¦ficit que nos hace pensar que vamos a cumplir razonablemente bien el objetivo del 6,7% del PIB en t¨¦rminos de contabilidad nacional. Hablamos de un IPC del 4,3%, que no es el que nos hubiera gustado, pero que es el mejor de los ¨²ltimos 25 a?os. Siendo estos datos muy buenos la verdad es que cuando nos comparamos con los pa¨ªses de la UE que lo est¨¢n haciendo mejor, vemos que nos queda un importante camino por recorrer. Es decir, la econom¨ªa real va por muy buen camino y eso es lo importante.
P. ?El IPC de diciembre. viene a complicar el objetivo de este a?o?
R. En 1994 se nos plante¨® la duda de establecer un objetivo menos ambicioso, de fijar un 4% de inflaci¨®n en vez del 3,5%. Siempre dije que el 3,5% era el objetivo deseable, en el que todos tendr¨ªamos que hacer un esfuerzo. Es cierto que algunas de las previsiones nos han fallado. B¨¢sicamente dos: el comportamiento de los precios alimenticios, que ha sido peor de lo que ten¨ªamos previsto, y porque hemos tenido alg¨²n tropiezo en el recorrido, tal vez el m¨¢s sonado, el de las tarifas telef¨®nicas.
En cualquier caso, el 4,3%, en t¨¦rminos absolutos, no es mal resultado. Mi preocupaci¨®n viene de la cifra en t¨¦rminos comparativos: Francia, con el l,7%; Alemania, por debajo del 3%; Italia, por debajo del 4%... Estamos compitiendo con pa¨ªses que est¨¢n claramente mejor. Eso nos lleva a la necesidad de redoblar esfuerzos en la lucha contra la inflaci¨®n. El 4,3% no supone una variaci¨®n de nuestra ideas para 1995, que siguen siendo del 3,5%.
P. ?No es muy optimista, ya que la subida que se espera para enero, con el incremento de impuestos, va a situar el IPC interanual cerca del 5%?
R. Este a?o es algo m¨¢s que una previsi¨®n, es un objetivo que se puede conseguir. ?Por qu¨¦? Porque la moderaci¨®n de los precios internacionales va a ayudar a los productos importados, sobre todo si el efecto depreciaci¨®n se corrige. Porque la evoluci¨®n de precios de la alimentaci¨®n debe tener tendencia a disminuir. Porque las reformas estructurales van teniendo el efecto y porque los salarios han tenido un comportamiento francamente positivo en 1994, lo que va tener una incidencia clara en 1995. Espero que en enero y febrero no haya una su bida muy importante, que se absorber¨¢ en los siguientes meses y que consigamos situar nuestra inflaci¨®n por debajo del 4% y acercarnos a otros pa¨ªses.
P. ?No hay motivos para cambiar de objetivos macroecon¨®micos?
R. Si la situaci¨®n actual se prolongase, no hay duda que habr¨ªa que tomar medidas. Si nos quedamos con un tipo de cambio como el actual que hace que los tipos de inter¨¦s sigan altos, no cabe duda que me preocupar¨ªa. Nuestro gran reto es recuperar la normalidad yeso exige un tiempo. Pero no creo que la incidencia sea especialmente significativa sobre las previsiones para 1995.
P. Y por tanto la creaci¨®n de 1.000 empleos diarios.
R. Ese es nuestro objetivo.
P. Hace ahora un a?o de la huelga general contra la reforma laboral, ?Qu¨¦ balance se puede hacer?
R. En el t¨¦rmino medio est¨¢ la virtud. Hemos recibido cr¨ªticas de las dos partes. Unos nos dicen que fuimos demasiado lejos y otros que nos hemos quedado cortos. Unos que hemos creado mucha precariedad en el empleo. Otros que si hubi¨¦ramos ido m¨¢s lejos podr¨ªamos crear m¨¢s empleo y que el sistema es todav¨ªa demasiado, r¨ªgido. Lo que intentamos con la reforma era flexibilizar el mercado pero mantener una l¨®gica: el equilibrio entre la protecci¨®n al empleo y una flexibilidad razonable para la empresa. La moderaci¨®n salarial est¨¢ siendo claramente positiva en t¨¦rminos de empleo. 1994 es un caso claro de que, con un crecimiento inferior al 2,5%, se ha creado empleo.
P. Se dice que el Gobierno podr¨ªa acelerar y aumentar las privatizaciones para aumentar ingresos y reducir el d¨¦ficit
R. En los presupuestos est¨¢n contempladas las privatizaciones de forma bastante clara, con unos ingresos de 300.000 millones de pesetas en 1995, una cifra ya importante. Sin embargo, nunca nos hemos planteado las privatizaciones por razones presupuestarias, ni vender por vender a cualquier precio. S¨®lo haremos aqu¨¦llas que tengan sentido econ¨®mico, en el momento adecuado y para introducir mayor competitividad y mejor gesti¨®n.
P. Recientemente, el presidente de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, Luis Carlos Croissier, propon¨ªa la creaci¨®n de una oficina contra. el fraude, ?qu¨¦ tiene previsto el Gobierno?
R. El Consejo de Ministros ha aprobado [el viernes] crear una unidad similar a la de lucha contra el fraude, para que los diferentes ministerios pongan sobre la mesa los problemas que encuentren vinculaci¨®n con las relaciones econ¨®mico-jur¨ªdicas. Luego se tratar¨ªa de elaborar una especie de inventario y proponer medidas estructurales para mejorar la adaptaci¨®n del sistema jur¨ªdico a la realidad econ¨®mica.
P. Hay voces que aseguran que la Uni¨®n Monetaria va a ser imposible en 1997
R. Es un debate que se plantea siempre. Pero no se va a hablar de estos temas hasta 1996 y entonces se ver¨¢ si existe un n¨²mero razonable de pa¨ªses para poder pasar a la tercera fase. Hay un primer interrogante: si va a haber tercera fase en 1997 ¨® 1999. Desde el punto de vista espa?ol no es ahora lo m¨¢s relevante. Nuestro problema es que debemos cumplir las condiciones m¨ªnimas para poder integrarnos con los dem¨¢s al 100%. Hemos apostado por la variable d¨¦ficit, porque as¨ª podremos ponernos en l¨ªnea con los compromisos adquiridos no s¨®lo en d¨¦ficit, sino tambi¨¦n en deuda y conseguir el objetivo de los tipos de inter¨¦s. Y si conseguimos estos tres objetivos tambi¨¦n coseguir¨ªamos la variable tipo de cambio y nos quedar¨ªa la inflaci¨®n. Si no conseguimos los objetivos, aconsejar¨ªa al Gobierno no entrar porque nos acarrear¨ªa muchos problemas en competitividad.
"El crecimiento del gasto en 1996 ser¨¢ pr¨¢cticamente cero"
El control del d¨¦ficit se ha convertido en la variable b¨¢sica, para el Gobierno, que ha abandonado la inflaci¨®n como el eje sobre el que giraba toda la pol¨ªtica econ¨®mica.P. ?Y para los objetivos de reducir el d¨¦ficit, tambi¨¦n es tan optimista?
R. Pensamos que en 1994 el objetivo era quebrar la tendencia de crecimiento del d¨¦ficit y se ha conseguido. El 6,7% sigue siendo muy alto frente a otros pa¨ªses; pero tambi¨¦n clarifica mucho la situaci¨®n respecto a los a?os anteriores. De acuerdo con el plan de convergencia, debemos dar un segundo salto y bajar al 5,9%. Se dice que es un esfuerzo modesto. Yo creo que no tanto porque todav¨ªa seguimos con efectos importantes derivados de la crisis.
P. ?C¨®mo lo pueden solucionar?
R. Nuestro compromiso es que el 5,9% se cumpla al 100% y por eso hemos aprobado el acuerdo de medidas sobre el seguimiento del d¨¦ficit. El plan establece un mecanismo que introduce dos elementos: recortar el gasto en 1095 en 150.000 millones de pesetas, para ser coherentes con la filosof¨ªa planteada. Si el crecimiento es superior al 2,8% previsto y los ingresos mayores, tenemos un margen adicional para reducir el d¨¦ficit.
Pero mi preocupaci¨®n fundamental es 1996, porque la reducci¨®n adicional del d¨¦ficit va a ser de 1,5 puntos del PIB (1,1 del Estado y el resto de Seguridad Social y comunidades aut¨®nomas). Para cumplir ese objetivo, que pasa a ser nuestro reto, tenemos que ser conscientes que la elaboraci¨®n de los presupuestos de 1996 va a ser complicada. Porque con un crecimiento normal de los ingresos tenemos que partir de un gasto con crecimiento nominal pr¨¢cticamente cero. Yo creo que el dise?o que hacemos de incremento de ingresos y gastos es realista y coherente con otra, definici¨®n fundamental: el mantenimiento de la razonable protecci¨®n social.
P. ?C¨®mo han acogido el resto de los ministros las medidas?
R. Los 150.000 millones de recorte, siendo un esfuerzo, no es para que los ministros se rasguen las vestiduras.
P. ?De d¨®nde va a salir la reducci¨®n del gasto para 1996?
R. No hay ninguna decisi¨®n tomada. Estamos en la parte inicial de la preparaci¨®n de los presupuestos. La decisi¨®n de reducir el d¨¦ficit en un 1,1% del PIB es importante. Pero, una se?a de identidad de este Gobierno es mantener una adecuada protecci¨®n social.
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