Un cliente denuncia a una discoteca por no dejarle telefonear tras ser agredido
Un hombre de 22 a?os recibi¨® en la noche de Reyes tres pu?etazos y un cabezazo en una discoteca de Madrid, despu¨¦s de verse envuelto en una pelea. Su hermana, M. C. Y., de 26 a?os, que le acompa?aba, intent¨® llamar a la polic¨ªa, pero, seg¨²n cuenta en la denuncia que el agredido ha presentado contra la discoteca -situada en la carretera de Barcelona, kil¨®metro 9,600-, le dijeron que no pod¨ªa. Tras los golpes, R. C. Y. fue atendido en el hospital Ram¨®n y Cajal de hematomas en la cara y de la fractura de un hueso de la nariz.
Una persona, que dijo ser el portero de la discoteca -y que no quiso dar su nombre-, lo neg¨® todo, tras atender la llamada de este peri¨®dico: "Es falso que dij¨¦ramos que el tel¨¦fono no funcionaba; ah¨ª estaba y pudieron utilizarlo; si no lo hicieron fue porque no quisieron".R. C., limpiacristales de profesi¨®n, que tambi¨¦n prefiere quardar el anonimato, hab¨ªa acudido a la discoteca Kea en compa?¨ªa de un grupo de 15 amigos, la mayor¨ªa miembros del equipo de f¨²tbol Sequillo (del barrio de Ciudad Lineal). A las cuatro de la ma?ana se produjo un altercado entre los amigos del agredido y otros clientes de la discoteca que se encontraban all¨ª. R. C., seg¨²n cuenta ¨¦l, se vio de repente, sin comerlo ni beberlo, rodeado por tres hombres que le propinaron tres pu?etazos y un cabezazo. "Yo estaba bailando y de pronto vi c¨®mo me rodeaban tres hombres; me pegaron tres pu?etazos y un cabezazo y me ca¨ª al suelo. Mientras estaba tirado me dieron una patada".
Al momento, empleados de la discoteca sacaron "a empujones", seg¨²n cuenta la hermana del agredido, a todos los componentes del grupo de R. C.
"Se pelearon entre los dos grupos, no s¨¦ por qu¨¦ ni cu¨¢ndo empez¨®", cuenta el portero. "A m¨ª me avisaron los camareros y entre amigos de uno y otro bando conseguimos separarlos", a?ade.
La hermana explica: "Una vez fuera, yo solicit¨¦ que me dejaran llamar a la polic¨ªa para que detuvieran a los que hab¨ªan pegado la paliza a mi hermano, y entonces me dijeron que nada de polic¨ªa, que el tel¨¦fono no funcionaba", relata la hermana, quien asegura que media hora antes ella hab¨ªa usado ese tel¨¦fono. "Y al grupo que hab¨ªa pegado a mi hermano lo dejaron dentro, seg¨²n me dijo uno de los porteros, debido a que eran clientes habituales", prosigue.
Uno de los propietarios de la sala, Jose Adolfo Portilla, cuenta que el hecho de sacar por la fuerza a R. C. y sus amigos y dejar al otro grupo dentro fue una medida de prudencia: "Fue una pelea entre dos grupos, y si los hubi¨¦ramos echado a todos se habr¨ªan pegado en la puerta".
"Yo les hab¨ªa pedido a los Reyes Magos un regalo original, pero nunca pens¨¦ que fuera esto", dice el agredido, quien, una semana despu¨¦s del incidente, todav¨ªa lleva en la cara las marcas de los golpes.
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