Fronteras culturales
El Consejo de Estado franc¨¦s ha declarado que el uso del chador en las escuelas es conforme con el principio de laicidad siempre que ello no conlleve intenci¨®n proselitista. Vaya por Dios. Es como decir que se puede llevar un rosario en la mano, pero no rezarlo. Pero detr¨¢s de esta an¨¦cdota se esconden cuestiones extremadamente serias.El mundo se est¨¢ volviendo multicultural. Siempre lo ha sido, pero con serias (si bien no siempre n¨ªtidas) fronteras entre las diversas culturas. El problema es la transformaci¨®n de esas fronteras de externas en internas, la progresiva emergencia de m¨¢s y m¨¢s espacios sociales (sobre todo urbanos) de convivencia cotidiana de gentes pertenecientes a culturas variadas. Se piensa que la emigraci¨®n es la causa de este nuevo melting-pot y se piensa todo ello a trav¨¦s del modelo americano. Todo ello es falso.
Para empezar -y como se?ala el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)-, "la persecuci¨®n racial es una de las principales causas de que los refugiados huyan... Ir¨®nicamente, esos mismos flujos de refugiados se citan como una de las causas de las nuevas tendencias xen¨®fobas". No confundamos la causa con el efecto. No estamos ante una nueva V?lkerwanderug que ahogue la convivencia de los pa¨ªses ricos. En la Uni¨®n Europea, los emigrantes no superan el 2,5% de la poblaci¨®n, y el pa¨ªs que m¨¢s tiene (Alemania) no llega al 6%. Estamos ante el viejo racismo de siempre que ha encontrado un fantasma con que movilizar a una clase baja marginada y pol¨ªticamente desorientada en este desorientado fin de milenio.
Por lo dem¨¢s, se olvidan los numerosos contextos de convivencia social multicultural que nada tienen que ver con la emigraci¨®n: espacios de tr¨¢nsito de personas, de trabajo, de educaci¨®n y aprendizaje, de espect¨¢culo o esparcimiento y, por supuesto, espacios tur¨ªsticos. En empresas, ferias, congresos, hoteles, aeropuertos, universidades y un largo etc¨¦tera, la convivencia multicultural empieza a ser m¨¢s y m¨¢s frecuente.
Pero adem¨¢s, no estamos ante un nuevo melting-pot (ello suponiendo que EE UU lo haya sido alguna vez), no hay aculturaci¨®n, absorci¨®n o integraci¨®n, sino), al contrario, un proceso de afirmaci¨®n de la diversidad. La descolonizaci¨®n permiti¨® una primera autoafirmaci¨®n de las antiguas poblaciones de "primitivos", hasta entonces descolocadas frente a la civilizaci¨®n occidental. Pero la guerra fr¨ªales implic¨® de nuevo en el gran cisma de Occidente. La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y, por supuesto, el creciente poder econ¨®mico no occidental, ha desvinculado a esas poblaciones del paraguas cultural occidental y ahora aceptan la ciencia y la t¨¦cnica (lenguaje puramente denotativo y universal) y la m¨²sica y el arte (lenguaje puramente connotativo y universal), pero rechazan el resto. Las culturas -en plural- han acabado ganando la partida a "la" civilizaci¨®n, siempre ¨²nica, siempre etnoc¨¦ntrica; Montesquieu y el Zeitgeist ceden ante el Volkgeist y el realismo rom¨¢ntico de Herder, que vuelve a ponerse de moda.
Huntington no anda descaminado, pero el problema no est¨¢ fuera, sino dentro, el problema es c¨®mo organizar la convivencia en un barrio, unas oficinas, una escuela o una universidad, la cola de un cine o una sala de baile, de un puritano, un cristiano-romano practicante, un sinto¨ªsta, un hind¨², un nativista y un largo etc¨¦tera de tipos, no ya religiosos, sino humanos. Pues entre el velo de las muchachas parisienses y la quema semanal de alg¨²n turco en Alemania media todo un abismo de intolerancia y de problemas. Algunos son ya conocidos: la ablaci¨®n de cl¨ªtoris, delito de lesiones cuando se comete sobre una menor; pero, ?y si es una adulta que con siente? ?Y qu¨¦ decir de la. circuncisi¨®n de los j¨®venes jud¨ªos? ?Y por qu¨¦ el velo puede estar mal y no llevar colgado al cuello a un crucificado, s¨ªmbolo l¨®gicamente sorprendente en culturas no occidentales? Otros ejemplos: la poligamia con sentida, el arreglo de la boda de los hijos/as, el d¨ªa semanal festivo, todos los ritos de pureza/ impureza.
Lo cierto es que nos cuesta pensar la diversidad y m¨¢s a¨²n aceptarla. ?sa es la causa de la actual etnizaci¨®n de la pol¨ªtica; simplifica. Pero puede: que el pluralismo sea la nueva forma del universalismo salismo sin uniformidad. Como ha preguntado Charles Taylor, ?puede el universalismo ser indiferente a la diversidad? Esta es la nueva frontera, la nueva vanguardia de la cultura occidental: las fronteras internas.
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