La Comisi¨®n Santer
HA SIDO una sorpresa para casi todos. Si para unos agradable, para otros ha sido poco menos que una jarra de agua fr¨ªa. Despu¨¦s de la larga gesti¨®n del saliente presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, marcada por su personalidad y su militancia en favor de la unidad europea, la elecci¨®n -ya repleta de dificultades- de Jacques Santer- como su sucesor hac¨ªa esperar un considerable debilitamiento del papel y peso pol¨ªtico de la Comisi¨®n Europea. El crecido movimiento de los euroesc¨¦pticos, liderados por los conservadores brit¨¢nicos, confiaba en que bajo Santer el papel de la Comisi¨®n se redujera de nuevo al de poco m¨¢s que un ¨®rgano t¨¦cnico sin iniciativa pol¨ªtica.Santer ha ratificado ahora con su discurso ante el Parlamento Europeo la autoridad que ya demostr¨® en la reorganizaci¨®n de las competencias de los nuevos comisarios. El nuevo presidente de la Comisi¨®n hizo una encendida defensa de los grandes proyectos de la integraci¨®n europea ante el reto de su ampliaci¨®n hacia el Este. Ante la considerable alarma de los m¨¢s feroces adversarios de la unidad europea, Santer ha declarado la plena vigencia de los objetivos de unidad econ¨®mica y monetaria. Pero tambi¨¦n ha querido tender una mano al compromiso al subrayar la necesidad de mayor rigor en la lucha contra los gastos burocr¨¢ticos, la mala gesti¨®n y el fraude.
La nueva Comisi¨®n Europea obtuvo, adem¨¢s, un ¨¦xito notable en el Parlamento al obtener un s¨®lido apoyo del 71% de los votos emitidos en su investidura: 416 a favor, frente a 103 en contra y 59 abstenciones. Los parlamentarios adscritos a los tres grupos pol¨ªticos m¨¢s fuertes del Parlamento, socialistas, democristianos y liberales, dieron un voto favorable en su gran mayor¨ªa. En el pasado mes de julio, Santer s¨®lo obtuvo 260 s¨ªes por 238 noes cuando el Parlamento tuvo que votar su designaci¨®n como nuevo presidente, en sustituci¨®n de Jacques Delors. Entre ambas votaciones su posici¨®n ha mejorado de forma sustancial, lo que supone un reconocimiento al trabajo realizado en la formaci¨®n de su nuevo equipo de comisarios. Era importante, por lo dem¨¢s, que la Comisi¨®n superara con holgura ¨¦sta su primera investidura por el Parlamento Europeo, novedad introducida por el Tratado de Maastricht con el prop¨®sito de reforzar la legitimidad democr¨¢tica de los ¨®rgano! comunitarios.
Santer hizo una clara defensa del proyecto de dotar al Parlamento Europeo de mayores poderes en la Conferencia Intergubernamental de 1996, la gran cita en la que habr¨¢ de dilucidarse la suerte de la Uni¨®n Europea ante el pr¨®ximo milenio. Entre las nuevas competencias estar¨ªa precisamente la elecci¨®n del presidente de la Comisi¨®n cada cinco a?os. Al decir que la conferencia de revisi¨®n de 1996 -en cuya preparaci¨®n le toca a Espa?a un papel especial durante la presidencia de la UE que asumir¨¢ el- pr¨®ximo semestre- no se limitar¨¢ a ¨ªnfimos retoques como querr¨ªan los conservadores brit¨¢nicos est¨¢ afirmando una visi¨®n din¨¢mica sobre el futuro de Europa. En ese orden, Santer se ha referido a un tema en el que Espa?a insiste mucho: la necesidad de modernizar las estructuras comunitarias, de profundizarlas, antes de la apertura hacia el Este.
Y al pronunciarse por una pol¨ªtica exterior m¨¢s eficaz, mencionando incluso la verg¨¹enza que muchos europeos sienten ante la pasividad demostrada en Bosnia-Herzegovina y otros conflictos, Santer plante¨® una grave cuesti¨®n que ha contribuido como pocas a difundir ese sentimiento de frustraci¨®n que afecta a gran partede la poblaci¨®n europea, especialmente en sus segmentos m¨¢s j¨®venes.
Santer tiene garantizado que la oposici¨®n a sus proyectos por parte de algunos partidos gubernamentales ser¨¢ abierta y dura, y que los apoyos, en cambio, ser¨¢n tibios en muchos casos. Por eso, la autoridad mostrada en la creaci¨®n de su equipo y en la presentaci¨®n del mismo le ser¨¢ imprescindible en esta nueva fase decisiva de la construcci¨®n de la Europa unida.
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