La virtud necesaria
Es un lugar com¨²n afirmar que el actual clima de inestabilidad pol¨ªtica est¨¢ frenando la recuperacion econ¨®mica y la creaci¨®n de empleo. Pese a las tranquilizadoras declaraciones de Jordi Pujol el viernes de la semana pasada, la uni¨®n de hecho del PSOE y CiU no parece suficiente para disipar esa agobiante sensaci¨®n de incertidumbre. La falta de di¨¢logo entre Felipe Gonz¨¢lez y Aznar est¨¢, contribuyendo a que los ¨²ltimos esc¨¢ndalos pongan a prueba la resistencia del sistema democr¨¢tico. De un lado, los populares arrojan sobre el Gobierno las vinculaciones del aparato del Estado con los GAL, el desv¨ªo delictivo de los fondos reservados y el sumario sobre Filesa, como si la guerra sucia contra ETA no hubiese comenzado antes de 1982 y la financiaci¨®n ?legal no les salpicase. De otro, el PSOE acusa al PP de sacrificar los intereses generales del pa¨ªs a sus ambiciones partidistas y de no defender la peseta, haciendo suya la indigna ret¨®rica patriotera que, identifica al Gobierno con la naci¨®n y a los opositores con el delito de alta traici¨®n.Las mayores discrepancias entre el PSOE y el PP versan sobre la duraci¨®n efectiva de una legislatura que expira formalmente en junio de 1997: mientras Aznar exige elecciones generales inmediatas, la voluntad expresada reiteradamente por Felipe Gonz¨¢lez de ejercer su mandato como m¨ªnimo hasta comienzos de 1996 debilita la hip¨®tesis de una disoluci¨®n apresurada de las Cortes. En cualquier caso, nuestro recargado calendario electoral har¨¢ trabajar a las urnas casi de inmediato; aunque el trayecto de cada legislatura dure cuatro a?os, el escalonamiento de otros comicios diferentes a lo largo de ese largo recorrido permite a los votantes lanzar mensajes pol¨ªticamente significativos desde las estaciones intermedias. La renovaci¨®n el 28 de mayo de todos los ayuntamientos y de 13 de las 17 comunidades aut¨®nomas podr¨ªa introducir un nuevo factor de inestabilidad; porque aun siendo cierto que cada convocatoria -municipal, auton¨®mica, europea, legislativa- tiene su propia l¨®gica y no es mec¨¢nicamente extrapolable a las restantes, unos resultados que confirmasen las tendencias apuntadas por las elecciones de junio (el declive socialista y el ascenso del PP e IU) reforzar¨ªan notablemente las incertidumbres pol¨ªticas.
Apenas salido de los comicios municipales y auton¨®micos, el Gobierno tendr¨¢ que asumir la presidencia de la Uni¨®n Europea durante el segundo semestre de 1995. No son infrecuentes las convocatorias electorales mientras los pa¨ªses desempe?an ese mandato: Alemania pas¨® por ese trance el pasado octubre, y Francia lo har¨¢ el pr¨®ximo mes de mayo. Pero si se quisiera despejar cualquier incertidumbre al respecto y evitar la disoluci¨®n de las Cortes antes de filiales de a?o, el actual formato de la alianza entre el PSOE y CiU resulta inadecuado; aunque las declaraciones de Felipe Gonz¨¢lez traten de convertir la necesidad impuesta por Pujol (deseoso de conservar intacta su capacidad de maniobra) en virtud pol¨ªtica para el Gobierno (forzado a recibir ese sost¨¦n parlamentario gota a gota), la provisionalidad y la debilidad del acuerdo son patentes.
Para reducir las incertidumbres y aumentar las expectativas de estabilidad durante el semestre europeo, el tacto de codos parlamentario entre el PSOE y CiU, renovado d¨ªa a d¨ªa y ley tras ley desde julio de 1993 hasta hoy, deber¨ªa ceder el paso a una alianza formal de duraci¨®n y contenidos precisos. S¨®lo el gobierno de coalici¨®n como salida m¨¢s segura, o el pacto de legislatura, como recurso alternativo, podr¨ªan garantizar que la presidencia espa?ola de la Uni¨®n Europea estuviese razonablemente a salvo de una disoluci¨®n anticipada de las Cortes. La presentaci¨®n por Felipe Gonz¨¢lez de la cuesti¨®n de confianza ante el Congreso ser¨ªa la v¨ªa adecuada no s¨®lo para llevar a sede parlamentaria una crisis nacida de las incertidumbres pol¨ªticas, sino tambi¨¦n para transformar la azarosa uni¨®n de hecho entre el PSOE y CiU en una f¨®rmula de gobierno estable.
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