?Quiero dormir!

Run, run, run, run... "Operado y sin poder dormir", pensaba Mario Puebla, de 37 a?os, el pasado viernes por la noche. La rotura de su tend¨®n de Aquiles le hab¨ªa obligado a ingresar el lunes anterior en el hospital La Paz para someterse a una operaci¨®n. Su estancia en el centro iba sobre ruedas hasta que, seg¨²n cuenta, el pasado viernes los m¨¦dicos le cambiaron de planta a una habitaci¨®n con dos enfermos m¨¢s, que estaban atados a sendos aparatos de ox¨ªgeno.El zumbido molesto y constante de las bombonas de sus compa?eros de cuarto le ten¨ªa en vela. "?Un cambio de habitaci¨®n?", sugiri¨® Puebla esa misma noche, sobre las tres de la madrugada, a los enfermeros de guardia. Imposible. No hab¨ªa camas disponibles para ninguna mudanza de esas caracter¨ªsticas. Y ¨¦l, con el pie mal, segu¨ªa sin poder dormir.

Puebla tom¨® una decisi¨®n: "Antes en casa que pasar una noche m¨¢s en vela". As¨ª que al d¨ªa siguiente prefiri¨® abandonar el centro antes de lo que le hab¨ªan recomendado. Eso s¨ª, con el alta en la mano firmada por el m¨¦dico. El episodio fue s¨®lo una peque?a an¨¦cdota dentro de lo que supone la actividad fren¨¦tica de un hospital, pero al usuario le afect¨® y le lleg¨® a crispar. "No pod¨ªa pegar ojo, y hasta pens¨¦ en presentar una denuncia", explica sinti¨¦ndose lleno raz¨®n.

"El sonido no es tan estridente", aducen en el servicio de Atenci¨®n al Paciente del hospital. Pero Puebla lo consideraba insoportablemente insistente. En ese departamento confirman lo sucedido, pero aseguran que no hab¨ªa espacio para hacer el cambio que Puebla solicitaba. "Desde el momento en que se comparte habitaci¨®n, est¨¢s expuesto a que el otro enfermo se mueva, o d¨¦ m¨¢s la lata", explica una portavoz del servicio.

No obstante, en Atenci¨®n al Paciente pronostican una mejor¨ªa de las instalaciones hospitalarias: "El centro se encuentra en obras para que las habitaciones no est¨¦n ocupadas por m¨¢s de dos enfermos". Seg¨²n la portavoz, los trabajos llegar¨¢n. "en breve" a traumatolog¨ªa, donde operaron a Puebla, una de las ¨¢reas m¨¢s grandes del centro y con mayores niveles de ocupaci¨®n. "Tenemos presupuesto para esas obras de acondicionamiento, y ya est¨¢n casi en marcha", asevera la portavoz.

Otro encargado de las relaciones p¨²blicas del hospital afirma que s¨®lo los pacientes cuya dolencia reviste poca gravedad se fijan en detalles "tan peque?os" como el cambio de habitaci¨®n o los ruidos de fondo. "Los que se encuentran realmente mal salen siempre m¨¢s contentos del centro, seg¨²n nuestros estudios", asegura la misma fuente.

El cambio del paciente a la habitaci¨®n "del ruido" fue debido a que el equipo m¨¦dico que oper¨® a Puebla tiene a la mayor¨ªa de sus pacientes ubicados en la primera planta. En cuanto qued¨® una cama libre en esa zona se procedi¨® al traslado "por motivos de funcionalidad", seg¨²n explic¨® a este peri¨®dico la portavoz de Atenci¨®n al Paciente.

Puebla, sin embargo, asegura que ning¨²n enfermero le dio en ese momento explicaciones sobre el "repentino" cambio de cuarto. Ya con el zumbido de fondo, el enfermo, incluso, insinu¨® que prefer¨ªa pasar la noche en el pasillo, pero, seg¨²n cuenta, los enfermeros no le dieron permiso.

Mario Puebla se recupera ahora en su casa, un adosado en un silencioso barrio en el norte de Madrid. El m¨¦dico revis¨® las heridas de Puebla el s¨¢bado por la ma?ana. Y como las vio bien, le dio el alta a petici¨®n del paciente. "Prefer¨ªa estar en casa y descansar sin ruidos", concluye el enfermo.