Carta de Ram¨®n Sampedro al Rey
"Es un alegato al pueblo espa?ol", dice el tetrapl¨¦jico que reclama la eutanasia
Majestad: como jefe del Estado, os ruego dar una lecci¨®n de ¨¦tica a vuestros servidores, si no pudiereis llamarlos al orden. Ser juez es ser algo m¨¢s que un simple bur¨®crata. El fundamento de toda ¨¦tica y toda moral es -o deber¨ªa ser- el respeto y la tolerancia, pero no s¨®lo de abajo arriba (...).Es humillante que se me obligue a sobrevivir contra mi voluntad, en nombre de la sacralidad del sufrimiento y supuestamente del inter¨¦s colectivo. Lo respeto porque as¨ª es el juego, pero no me parece respetuoso, ni justo, ni equilibrado, ni bueno. Por eso acud¨ª a los jueces, que se lavan las manos a trav¨¦s de la forma y demuestran as¨ª su manifiesta mala voluntad. ?Debo pensar que los se?ores jueces siguen instrucciones del Consejo de Estado porque son jueces y parte? (...) Para la religi¨®n, la vida es de Dios; para la filosof¨ªa jur¨ªdica del Estado es un valor por encima de la voluntad. Pienso que la vida es -como todo en el universo- una cuesti¨®n de equilibrio: cuando el placer y el dolor se desequ?libran tanto que sufrir es incurable, s¨®lo el deseo y la voluntad tienen autoridad moral para decidir si interesa soportarlo. Decir que no se me responde por una falta de forma que no se juzga, es el mejor modo de confirmar que los jueces no son libres al cumplir con su deber.
Una persona me comentaba que un miembro del Consejo de Estado hab¨ªa dicho que la eutanasia no se legalizar¨ªa por ahora porque no era conveniente pol¨ªticamente. Yo me negaba a creerlo, pero los hechos me lo confirman. No demando la legalizaci¨®n de la eutanasia, sino un derecho y una libertad personales. Si cada persona es un universo -un fin en s¨ª mismo- es irracional juzgar sus actos desde conceptos ¨¦ticos y morales absolutos de car¨¢cter religioso, pol¨ªtico o profesional. Lo ¨²nico que tienen que tienen que juzgar quienes le niegan a la persona el derecho a ser due?o y soberano de su propio cuerpo, de su vida y de su muerte, es si el acto de terminar su vida, libre y voluntariamente, atenta contra alg¨²n derecho o libertad de otra persona. Eso ser¨ªa dignificar al ser humano (...).
Opci¨®n racional
Para la persona psicol¨®gicamente madura, morir es una opci¨®n; depende del dolor que tenga que soportar para disfrutar del placer de vivir. La muerte voluntaria cuando tiene por fin terminar con un sufrimiento incurable o intolerable, es una forma racional que busca en ese tr¨¢nsito, transmutaci¨®n o desintegraci¨®n, otro equilibrio (...). El deseo de la muerte, cuando, el sufrimiento es incurable, no atenta contra las leyes de la vida: es tan s¨®lo el deseo de encontrar un lugar m¨¢s placentero en otro punto del un verso (...). Resulta aberrante que sea el inter¨¦s de otros el que le impongan c¨®mo y cu¨¢ndo, en estas condiciones, tiene que terminar su vida. Se trata de la muerte de uno mismo y no de la de los dem¨¢s. ?Existimos las personas, o s¨®lo las autoridades? ?Somos verdaderamente libres, como se nos promete por el poder pol¨ªtico, o conciencias esclavizadas como ni?os eternamente inmaduros? (...)
Mi demanda se convirti¨® en tema de controversia feroz entre los intereses de cada casta respecto de la libertad (...). Pol¨ªticos, curas, m¨¦dicos y jueces, cada uno hac¨ªa el an¨¢lisis de su ¨¦tica y moral particulares.
Cada cual se enzarza a en un debate gen¨¦rico sobre la eutanasia y su legalizaci¨®n, pero siempre desde su punto de vista de grupos que basan su raz¨®n de ser en sentirse autoridades protectoras sobre las conciencias de todas aqu¨¦llos que no gozan del privilegio de formar parte del grupo -o grupos- que imponen su autoridad (...)
Exijo el derecho constitucional porque es la ¨²nica norma ¨¦tica que me garantiza la liberaci¨®n del totalitario y abusivo dominio de las castas (...).
Majestad, protesto: existe un vac¨ªo legal, porque el derecho y la libertad personales que yo demando se est¨¢n analizando con los c¨®digos y conceptos ¨¦ticos y morales que no est¨¢n de acuerdo don el nuevo ordenamiento jur¨ªdico democr¨¢tico en que la dignidad, personalidad y libertad personal son el fundamento para la dignidad, libertad, respeto y autoestima del pueblo.
Ser reba?o
Siempre hemos sido reba?o y parece que a muchos les interesa que lo sigamos siendo. En nombre de la sociedad y de su seguridad jur¨ªdica, no se puede cometer un atropello, una injusticia, contra un derecho personal (...).
Majestad: respetuosamente protesto porque me siento desprotegido contra la maldad de unas minor¨ªas -pues la mayor¨ªa del pueblo est¨¢ de acuerdo con mis planteamientos- que dicen actuar en nombre del Estado cuya m¨¢xima autoridad vos representais.
Pienso que la Constituci¨®n se ha hecho con el noble prop¨®sito de superar toda clase de intolerancias y fanatismos totalitarios. He acudido honestamente a los tribunales para reclamar un derecho que, sinceramente, creo que se me garantiza en esa norma ¨¦tica y moral del Estado (...).
Se dice que esa ayuda me producir¨¢ la muerte. Basta que la raz¨®n entienda que a veces la muerte es menos espantosa que el dolor que hay que soportar para vivir, para que sea humana y justa esa libertad. ?Parece que todos pueden disponer de su conciencia menos yo!
[El original de este texto fue escrito con la boca por el interesado.]
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