No en mi mesa
Violeta Friedman, la madre coraje de la memoria de Auschwitz en Espa?a, estaba indignada. Un peri¨®dico de Madrid le hab¨ªa pedido un art¨ªculo sobre su tr¨¢gica experiencia en aquel campo de exterminio, donde Viole ta estuvo cautiva y donde perdi¨® a su familia. Cuando lo hab¨ªa escrito se enter¨® de que iba a ser publicado junto a otro de uno de esos historiadores revisionistas que niegan que el holocausto se produjera, "Es incre¨ªble", protest¨®. ?En aras de qu¨¦ ecuanimidad quieren equiparar el testimonio de la v¨ªctima al del representante de los verdugos? Enfadada, retir¨® su escrito. Violeta ya fue humillada en Auschwitz m¨¢s all¨¢ de lo humanamente soportable. Nadie debe esperar que ahora comparta siquiera pagina con quien niega su dolor y hasta la muerte de sus seres queridos.Ese mismo d¨ªa, un joven nazi encapuchado mataba de un tiro a Gregorio Ord¨®?ez en San Sebasti¨¢n. El m¨®vil del asesino viene a ser id¨¦ntico al de los guardianes de las SS que llevaron a las c¨¢maras de gas a la familia de Violeta. Un ambiente bajo exposici¨®n constante a mentiras hist¨®ricas, mitos antropol¨®gicos y burdas majader¨ªas seudopol¨ªticas en conjunci¨®n con atrofias emocionales, ignorancia, alienaci¨®n e ¨ªnfima calidad de vida generan ese sustrato lumpen pol¨ªtico-criminal del que hoy reclutan a sus activistas ETA y sus pe?as anejas. Descerebrados politizados.
En una foto publicada el d¨ªa despu¨¦s de su muerte, se ve¨ªa a Ord¨®?ez sentado en la sesi¨®n de apertura del Parlamento vasco junto a una parlamentaria de HB, Bego?a Arrondo, y rodeado de otros benem¨¦ritos miembros de dicha cofrad¨ªa. La ilegalizaci¨®n de HB ser¨ªa un grave error, se dice. Es muy probable. Pero no deja de ser irritante que Ord¨®?ez tenga, despu¨¦s de muerto, que compartir foto con los c¨®mplices de su verdugo. Son excesos de cortes¨ªa, porque crean una impresi¨®n de normalidad donde no la hay y de respetabilidad en quien no la tiene.
Ya hemos visto ad¨®nde lleva esa equiparaci¨®n de v¨ªctimas y verdugos y los intentos de reconvertir al asesino en buen comensal. El. criminal Kara dzic ha compaginado brillantemente sus op¨ªparas cenas, oficiales con vistas al lago Lemans en lujosos restaurantes de Ginebra con sus labores como gran matarife de mujeres y ni?os en Bosnia. La ONU le ha exhortado a hacer el favor de no seguir matando. Como el obispo Seti¨¦n a ET?. Los criminales no hacen favores ni a la ONU ni a la Iglesia. Quien siga creyendo lo contrario se confunde o nos quiere confundir.
A aquellos. que han hecho bandera de su ¨ªnfima catadura y sus aficiones asesinas -sea un Estado, una organizaci¨®n o una persona- no se les trata, no se les saluda, no se les pide favores. Tampoco creo que deba brind¨¢rseles acceso a los micr¨®fonos de radio para difundir mentiras y calumnias a muertos y vivos., Cierto que se desenmascaran con su soez lenguaje. Pero se reafirman difundiendo su apolog¨ªa del crimen como opci¨®n pol¨ªtica y se benefician de la respetabilidad que confiere el medio.
Quien tenga prop¨®sito de enmienda, bienvenido a la so ciedad abierta. Que deserte y reniegue de la asociaci¨®n de malhechores en la que milita, sea ¨¦sta una banda de fascistas serbios, neonazis berlineseS D protonazis con kaiku. Pero, mientras, son inaceptables las conversiones parciales. Saludar educadamente antes de entrar en el Ayuntamiento p¨¢ra llenar despu¨¦s de sangre el sal¨®n de plenos. Conferen cia de prensa con txikitos y tortilla a las once y tiro en la nuca a las tres y media. O mostrar, en un alarde de sensibilidad, malestar por el error pol¨ªtico de una muerte mientras las otras siguen siendo aplaudidas o comprendidas.
Igual que no invito a Angl¨¦s ni a Jack el Destripador al cumplea?os de mi hija, me niego d compadreo con Himmler, Karadzic o Floren Aoiz si ne proclaman previa y fiablemente su desnazificaci¨®n. Corno Violeta, tendr¨¦ que soportar la existencia de nazis 50 a?os despu¨¦s de Auschwitz. Pero no su presencia en mi mesa.
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