Pasi¨®n bajo la t¨¢ctica
El Betis y el Madrid libran un notable y tenso partido pese al empate sin goles
Toda la sutileza del f¨²tbol se escondi¨® en el Villamar¨ªn bajo un empate a cero. Resulta extra?o este juego, que anima a las lecturas laterales, a buscar entre la maleza de un encuentro que tuvo pasi¨®n, juego, ocasiones, futbolistas espl¨¦ndidos y una notable. cuota t¨¢ctica. El Madrid, que sali¨® ileso frente a un rival que le sali¨® de los callejones, tuvo un aspecto excelente. Dirigi¨® el partido con autoridad en la primera parte y no se descompuso en la segunda, cuando el Betis aprovech¨® la fatiga madridista para salir de las trincheras.Se midieron dos ideolog¨ªas en un partido tenso, de gran contenido t¨¢ctico, de los que desgastan el f¨ªsico y el pensamiento, un encuentro, en fin, para jugadores inteligentes. Cualquier concesi¨®n al desorden se advirti¨® como decisiva, aunque finalmente no se produjeran goles. En Italia festejan mucho este tipo de encuentros. Es su cultura: el tacticismo, la astucia, la habilidad para sacar petr¨®leo de una jugada aislada. En realidad, la propuesta italiana fue del Betis. Es un equipo que juega bien, pero que racanea. Al Madrid lo trat¨® de usted. Se meti¨® bien atr¨¢s, mont¨® un denso entramado defensivo y esper¨®. Es un equipo paciente.
El Madrid tambi¨¦n es un equipo paciente, pero por el otro lado. Toca y toca hasta encontrar su momento, y lo hace con un aire que hab¨ªa perdido en las ¨²ltimas temporadas. Juega con la pinta desafiante de los equipos que no levantan la ceja para mirar al adversario. Por ah¨ª ha llegado su transformaci¨®n esta temporada. Hab¨ªa perdido la identidad y el poder de intimidaci¨®n que ayuda a ganar partidos de esta clase. En esta hora, el Madrid puede tirar el juego y la camiseta a la cara de sus rivales. En el Villamar¨ªn tuvo una gran presencia, un juego muy definido y la posibilidad de conquistar el encuentro. Tambi¨¦n la tuvo el Betis, pero por la otra v¨ªa, cuando el Madrid perdi¨® vigor y atenci¨®n. Eso ocurri¨® en algunos instantes de la segunda parte.
De ninguna manera lleg¨® a descoserse el Madrid, pero el Betis tuvo la oportunidad de sacar rendimiento a la especulaci¨®n. No fue una coincidencia que sus mejores ocasiones llegaran en errores en el pase de los madridistas. Algunos jugadores acusaban el desgaste y se perd¨ªan pases sencillos, de cuatro metros. Hab¨ªa tirado con todo el Madrid y no hab¨ªa podido derribar al Betis.
Tuvo ocasiones el Betis, seg¨²n el plan previsto por su entrenador la espera, el desgaste y la caza. Pero el Madrid mereci¨® salir vivo del Villamar¨ªn.
Durante la primera parte ofreci¨® f¨²tbol por todos los costados. Jug¨® con autoridad, tuvo presencia y se movi¨® con facilidad. A ratos se produc¨ªa el f¨²tbol so?ado por Valdano. La pelota corr¨ªa sencilla de un jugador a otro, de una l¨ªnea a otra. A veces se distra¨ªa en un sitio y se buscaba en otro. Iba el bal¨®n moroso, de aqu¨ª para all¨¢, como si nada sucediera, y de repente el juego se precipitaba hacia el ¨¢rea. Laudrup, que se ofusc¨® en la segunda parte, tuvo algunas intervenciones espl¨¦ndidas, cargando las suertes con el punto de brillantez que le caracteriza. Y al fondo de todo lo que sucedi¨®, apareci¨® Ra¨²l. Todas las ocasiones fueron suya, unas de mayor calado que otras, pero todas para el chico.
Result¨® curioso que no faltaran ocasiones en un encuentro tan medido. Pero hab¨ªa tanto f¨²tbol en el Villamar¨ªn que la l¨®gica del juego se impuso al pizarrismo. El Madrid ten¨ªa altura en todas las l¨ªneas. Apareci¨® nuevamente Hierro con toda su majestad, y a su lado Sanch¨ªs y Quique. El equipo tuvo cuerpo y juego en todas las l¨ªneas. S¨®lo perdi¨® un punto de precisi¨®n en la segunda parte, cuando el Madrid fue v¨ªctima de su generosidad. Fue el momento del Betis y no lo aprovech¨®. El partido sali¨® con uno de esos empates que invitan a pensar en el tedio. No fue cierto. Debajo de ese resultado se escondi¨® un partido de verdad.
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