La agenda de Pujol
JORDI PUJOL se ha decidido por fin a efectuar unos peque?os cambios en su Gobierno, tres meses despu¨¦s del vendaval que azot¨® el habitualmente pl¨¢cido paisaje catal¨¢n con el encarcelamiento de Javier de la Rosa, la dimisi¨®n del consejero Josep Maria Cullell y el desgaste ocasionado por las deficiencias de la Administraci¨®n catalana ante los incendios forestales y las inundaciones.Los augurios m¨¢s insistentes presagiaban, una gran remodelaci¨®n,. pero, a la hora de la verdad, Pujol se ha limitado a dar dos pinceladas en su Gobierno. Una para sustituir a la consejera de Gobernaci¨®n, Maria Eugenia Cuenca, quemada por los incendios y ahogada por las inundaciones. Y la otra, para relevar al consejero de Justicia, Joan Isac, por una sencilla cuesti¨®n de est¨¦tica: si hay que introducir modificaciones, tambi¨¦n sus socios y sin embargo adversarios de Uni¨® Democr¨¢tica deben pagar su parte al¨ªcuota de responsabilidad pol¨ªtica.
Los sustitutos tienen ficha de j¨®venes tecn¨®cratas, es decir, son altos funcionarios en los albores de una carrera pol¨ªtica, gente id¨®nea para garantizar la gesti¨®n durante un periodo corto, de ocho o nueve meses, para el que es muy dif¨ªcil comprometer a personalidades con mayor peso pol¨ªtico. Esta remodelaci¨®n minimalista parece pensada, pues, para una agenda, la particular de Pujol, que contemplar¨ªa estos puntos: mantenimiento de] apoyo al Gobierno durante todo este a?o, elecciones catalanas anticipadas a finales de 1995 y generales tambi¨¦n anticipadas a principios de 1996, con un nacionalismo rearmado para replantear sus posiciones en la pol¨ªtica espa?ola.
Pujol intentar¨¢ as¨ª su quinta victoria en unas elecciones auton¨®micas, mediante la presentaci¨®n del apoyo a Felipe Gonz¨¢lez como un tributo a la gobernabilidad y a la recuperaci¨®n econ¨®mica y como un bien para Catalu?a, mientras que la celebraci¨®n de las auton¨®micas en abril de 1996, justo despu¨¦s de una previsible victoria del PP, le situar¨ªa en el bloque de los perdedores y de quienes deben dar explicaciones por el largo apoyo suministrado al partido de la derrota. Tal como Pujol indic¨® ayer mismo, s¨®lo elementos ajenos a Catalu?a aconsejar¨¢n el adelanto. ?ste parece ser el caso, condicionado precisamente a la acomodaci¨®n de su agenda a la capacidad de subsistencia de Gonz¨¢lez. Si el Gobierno del PSOE flaqueara este mismo a?o y se viera obligado a una disoluci¨®n todav¨ªa m¨¢s anticipada, las elecciones catalanas quedar¨ªan entonces mucho m¨¢s lejos, a casi un a?o, y no habr¨ªa lugar a temores (te contaminaci¨®n de ambas citas con las urnas. En cualquiera de los casos, parece bastante claro que el presidente de la Generalitat es ahora mismo quien tiene en la mano el control del tiempo pol¨ªtico de Espa?a.
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