?Qu¨¦ n¨²mero sali¨® en la ONCE?
El 092 lleva 25 a?os auxiliando a lo madrile?os y contestando preguntas ins¨®litas
"Polic¨ªa Municipal, buenos d¨ªas". Tras este breve salud¨® ma?anero, durante 25 a?os la centralita del 092 recibe un chorro de peticiones de auxilio, quejas por los ruidos del vecino, denuncias de robos o reyertas, avisos de coches mal aparcados, preguntas para ubicar una calle en el plano y, c¨®mo no, deseos de conocer el resultado de los sorteos de los juegos de azar. "Hay gente que pregunta el n¨²mero premiado en la ONCE. Si el operador es jug¨®n contesta, y si no, pregunta, a sus compa?eros para que el. ciudadano no se quede sin respuesta", afirmaba Carlos L¨®pez Collado, concejal de Seguridad, el pasado d¨ªa 2, cuando la, polic¨ªa festejaba el primer cuarto de siglo de este servicio.El 092 naci¨® el 1 de febrero de 1970 en las dependencias policiales de la calle Imperial, 8. Sustitu¨ªa al 266 77 00, con la esperanza de que los tres d¨ªgitos fueran m¨¢s f¨¢ciles de memorizar por los madrile?os en apuros. Visto en la distancia, ven¨ªa al mundo un tanto en precario: apenas una centralita manual con cien extensiones y cuatro operadores dispuestos a convertirse en el pa?o de l¨¢grimas de la ciudad. Saturnino Palv¨¢n, de 63 a?os, es uno de aquellos agentes que siguen con la oreja pegada al, tel¨¦fono de urgencia. Entr¨® en la polic¨ªa en 1961 y lleva 25 a?os en la emisora. La edad ha enronquecido ligeramente su voz, un instrumento decisivo para acceder ese puesto. "Me pidieron tener una letra clara, una buena voz y saber algo de m¨¢quina de escribir".
El d¨ªa de su estreno, la centralita recibi¨® 200 llamadas, principalmente de curiosos m¨¢s que de demandantes de ayuda. A los cinco d¨ªas, 1.719 madrile?os hab¨ªan marcado ya los tres d¨ªgitos. "La gente le fue cogiendo el hilo poco a poco", dice Galv¨¢n. Tuvieron que pasar 14 a?os para que los requerimientos telef¨®nicos de los ciudadanos superaran las 300.000 llamadas anuales, y algo m¨¢s de dos d¨¦cadas para rebasar la barrera del mill¨®n. Fue en 1993, y se contabilizaron un total de 1.018.063 llamadas. Hoy son 3.500 los rings diarios que suenan en la centralita de urgen cia. "Antes, si hab¨ªa un atasco en la M-30, la gente no pod¨ªa avisarte. Hoy, con los tel¨¦fonos de coche te llaman tres o cuatro a la vez".
Aunque tardaron, los madrile?os se tomaron muy en serio el servicio. "La gente no juega con un tel¨¦fono de emergencia y las bromas han sido casi nulas". No obstante, Saturnino y el resto de los operadores no est¨¢n exentos de perspicacia para detectarlas al vuelo.
El inicio de la ma?ana suele ser tranquilo, y la mayor¨ªa de los avisos se suceden "cuando el pueblo se pone en funcionamiento", es decir, a partir de las 10.30 o las 11.00. Hasta entonces, las alertas vienen dadas sobre todo por los estacionamientos o los accidentes, que en el c¨®mputo total de llamadas representan el 8% y el 6%, respectivamente. Luego ya, se junta todo, aunque no deja de llamar la atenci¨®n el bajo ¨ªndice de avisos por reyertas o robos que se reciben a lo largo de la jornada, s¨®lo el 1 % del total.
La noche es la reina de las denuncias por ruidos, sobre todo en verano. "Con el calor y las ventanas abiertas, en cuanto se da una voz m¨¢s alta que otra se acusan las molestias. En invierno hay menos, pero siempre llama alguien que protesta por el elevado volumen del televisor o por los decibelios de m¨¢s de un bar". Aunque no falta gente con o¨ªdo de felino, agudizado por la delgadez de los tabiques. "Un se?or nos llam¨® quej¨¢ndose del ruido que hac¨ªan los vecinos de arriba cuando hac¨ªan el amor en el catre. Le dije que la ordenanza municipal prohib¨ªa los ruidos viciosos, pero que su caso ten¨ªa dif¨ªcil soluci¨®n. El problema es que ahora las paredes son muy finas", afirma Galv¨¢n.
Lo que no recogen las estad¨ªsticas elaboradas por la polic¨ªa para el aniversario, pero si la memoria de la gente, es el perfil del demandante. "Hombres y mujeres llaman a la par. Los j¨®venes apenas lo hacen, salvo para denunciar alg¨²n que otro estacionamiento en doble fila". Por el contrario, las personas de m¨¢s edad son los m¨¢s aficionados a recurrir al dial. "Durante mucho tiempo todas las ma?anas nos llamaba una pidiendo el env¨ªo de una patrulla. En realidad no le pasaba nada, y cuando hablabas con ella se tranquilizaba. Era nuestra cliente m¨¢s fiel". La ausencia de esa voz ya familiar hace suponer a Galv¨¢n que la anciana ha fallecido.
Hay ocasiones que requieren una labor de sabueso. "Un se?or que viajaba de Alicante a Santander par¨® a la salida de Madrid en una gasolinera y su mujer se olvid¨® el bolso. Al llegar a Miranda de Ebro se dieron cuenta y nos llamaron. El buen hombre no recordaba ni el nombre ni la localizaci¨®n de la gasolinera. S¨®lo sab¨ªa que estaba en la carreteta de Burgos. Mand¨¦ a un patrulla que rastre¨® la zona y al final encontr¨® el bolso". El viajero, aliviado, envi¨® una misiva para dejar constancia de su agradecimiento, algo poco corriente pero que siempre viene bien.
El agente, despu¨¦s de estos a?os parece curtido de sobresaltos y emociones. A los 63, a?os, Saturnino no quiere ni o¨ªr hablar de volver a patrullar. "A mis a?os la calle pesa mucho. Adem¨¢s, en la emisora est¨¢s metido en todo lo que es la labor policial, porque aqu¨ª dentro est¨¢ el cord¨®n umbilical detodos los servicios municipales". En su mesa se siente m¨¢s ¨²til. No en vano el 30% de las llamadas que reciben al d¨ªa ¨¦l y sus compa?eros las resuelven desde su silla y su tel¨¦fono.
En 1964, tres a?os m¨¢s tarde de que Saturnino Galv¨¢n ingresara en las filas de la Polic¨ªa Municipal, se instalaba. en un Renault Gordini el primer radiotransmisor que, con constantes interferencias y ruidos, era un lujo para los agentes. Seis a?os m¨¢s tarde se cre¨® el 092. Aquel viejo veh¨ªculo y la centralita manual del tel¨¦fono, de emergencia siguen siendo referencias inolvidables para el agente. Galv¨¢n. "Hemos mejorado much¨ªsimo", repite con frecuencia al recordar las clavijas de su primera centralita, cuando ten¨ªa que desviar todos los avisos al ya desaparecido Servicio de Incidencias, encargado de distribuir los avisos por los distintos departamentos. "Por un lado, ahora es m¨¢s dif¨ªcil, porque la vida tiene m¨¢s problemas y hay m¨¢s llamadas. Pero, por otro, es mucho m¨¢s f¨¢cil porque tenemos m¨¢s medios", dice el experimentado agente Galv¨¢n.
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