Los testigos de la defensa dicen que en la COE no hay malos tratos y s¨ª disciplina
La tercera sesi¨®n p¨²blica del juicio contra cinco mandos militares por las supuestas agresiones violentas denunciadas por 18 ex boinas verdes, ofreci¨® ayer una avalancha de 16 testimonios, en su mayor¨ªa militares, favorables a los acusados: el alf¨¦rez Jos¨¦ Diego L¨®pez y los cabos profesionales Antonio Sitges, Rafael Carrascosa, Miguel Ochogav¨ªa y Antonio S¨¢nchez-. La vista result¨® una loa a la COE (Compa?¨ªa de Operaciones Especiales) por parte de oficiales y jefes vinculados a ella y de amigos de los inculpados. La defensa efectu¨® un intento obsesivo de descalificar los relatos acusatorios de los antiguos boinas verdes que se fugaron del cuartel en febrero de 1994: la violencia jam¨¢s existi¨®, todo era compa?erismo y disciplina, argument¨®.Dos denunciantes ratificaron haber visto al alf¨¦rez L¨®pez "dar patadas, collejas, golpes y empujones" al soldado Ju¨¢rez, mientras que otros dos militares-profesionales dijeron que el incidente se redujo a una bronca a gritos.
El juez militar, coronel L¨¢zaro Montero, efectu¨® interrogatorios complementarios a varios militares en activo sobre contradicciones observadas entre los testigos de la defensa. El fiscal solicita una pena de dos a?os de c¨¢rcel para los cinco mandos por un delito de abuso de autoridad en su variedad de maltrato de obra a inferior.
Patadas e insultos
Una testimonio acusatorio clave en el juicio es el que efect¨²a contra el alf¨¦rez, Jos¨¦ Diego L¨®pez, el soldado Gerardo Ju¨¢rez. Sostiene de manera reiterada que el oficial "empez¨® a pu?etazos, patadas, collejas, insult¨¢ndome, llam¨¢ndome maric¨®n y capullo. M¨¢s tarde me quit¨® las insignias a pu?etazos dici¨¦ndome que no era digno de llevarlas". Ju¨¢rez hab¨ªa acudido al psic¨®logo para expresarle su malestar en la COE. Ayer, la defensa logr¨® que un m¨¦dico y un psic¨®logo militares explicaran con bastante detalle las incidencias fisiol¨®gicas y el perfil personal "apto condicionado", del joven voluntario de la COE.
"Yo lo vi perfectamente. No le golpe¨® [el alf¨¦rez] en absoluto [al soldado]", dijo el teniente de la COE Manuel C¨¢mara. E igual se expresaron el sargento, Soriano y el sargento Juver¨ªas. C¨¢mara, principal responsable de la unidad, que no est¨¢ inculpado, afirm¨®: "Un pu?etazo en el pecho y un golpe en el cuello no los considero malos tratos". Luego matiz¨® que depend¨ªa de la fuerza.
Los j¨®venes fugados son ¨²nicamente testigos del fiscal -que no ha hablado con ellos-, toda vez que la justicia militar vet¨® su personaci¨®n como acusaci¨®n particular y la acci¨®n popular.
El coronel Jos¨¦ V¨¢zquez, inspector de la COE en toda Espa?a, defendi¨® en una detallada narraci¨®n sobre guerrillas el plan de instrucci¨®n que se imparte, muy duro, porque "al soldado se le conoce cuando se le lleva a situaciones l¨ªmite". Explic¨® que a los grupos de boinas verdes acuden "aventureros a los que les gusta la vida dura y los que tienen ciertos complejos y han vivido muy protegidos por la familia".
V¨¢zquez neg¨® que se permitieran los malos tratos pero aval¨® la exigencia de una formaci¨®n psicol¨®gica muy fuerte. Ponder¨® las "rudas costumbres propias [de la COE] una tradici¨®n que se cultiva, que da orgullo. Mantenerlo es importante".
El que era capit¨¢n de la compa?¨ªa de boinas verdes de Palma cuando se produjo la fuga masiva, Jos¨¦ Navarro, asegur¨® que en el tiempo en que ¨¦l estuvo "nunca nadie le manifest¨® que quisiera abandonar la compa?¨ªa". Un testigo del fiscal, Jos¨¦ Carlos P¨¦rez, le replic¨® fuera de la sala que ¨¦l mismo se lo pidi¨® en reiteradas ocasiones.
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