Pacto de la pensi¨®n
EL COMPROMISO de todos los partidos de mantener el actual sistema de pensiones y garantizar el poder adquisitivo de las mismas tiene m¨¢s de inquietante que de tranquilizador. La precariedad de los sistemas p¨²blicos de seguridad social es un rasgo com¨²n a la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, donde m¨¢s de una cuarta parte de la riqueza generada es destinada a. la cobertura de gastos sociales. Las posibilidades reales de satisfacci¨®n en el futuro de esas prestaciones sociales son, como m¨ªnimo, cuestionables. Insuficiente crecimiento econ¨®mico, limitada capacidad de empleo y manifiesto deterioro de las finanzas p¨²blicas son las causas gen¨¦ricas de esa insuficiencia financiera. El ¨¢mbito en el que se manifiesta con mayor elocuencia esa falta de correspondencia entre compromisos pol¨ªticos y capacidad financiera para, satisfacerlos es el de las pensiones de jubilaci¨®n. Con la agravante de la evoluci¨®n demogr¨¢fica, caracterizada por la coexistencia de una reducida tasa de natalidad, que reduce el n¨²mero de contribuyentes, con un aumento de la esperanza de vida, que prolonga el periodo de percepci¨®n de las prestaciones.En Espa?a, el envejecimiento de la poblaci¨®n es m¨¢s r¨¢pido que el promedio europeo, y la capacidad de. generaci¨®n de empleo, significativamente inferior, por lo que, de mantenerse esas tendencias, el sistema ser¨¢ incapaz de atender sus compromisos, en los t¨¦rminos actuales, antes de 20 a?os. Razones hay, por tanto, para la creciente inquietud de los pensionistas actuales y, sobre todo, los futuros.
Esa sensibilidad de la mayor¨ªa de los ciudadanos no se ha traducido en planteamientos serios de soluci¨®n del problema, sino que, por el contrario, es uno de los campos donde m¨¢s expl¨ªcita ha sido la frivolidad de los partidos pol¨ªticos, y la supeditaci¨®n del tratamiento del mismo a las estrategias electorales generadoras de mensajes enga?osos y, en no pocas ocasiones, descaradamente demag¨®gicos. Ello ha coexistido con las pr¨¦dicas alarmistas de los exclusivamente interesados en la promoci¨®n a ultranza de los planes privados de pensiones.
Las conclusiones adoptadas por los diputados que integran la ponencia de Seguridad Social, presidida por el popular Rodolfo Mart¨ªn Villa, no han avanzado mucho en la necesaria clarificaci¨®n del problema y, desde luego, en la definici¨®n de soluciones concretas. El mensaje transmitido tras el denominado Pacto de Toledo de que el actual sistema p¨²blico es viable no parece perseguir otro objetivo que tranquilizar los ¨¢nimos de los ciudadanos y, m¨¢s directamente, eliminar su instrumentaci¨®n en futuras contiendas electorales. La voluntad de mantener y fortalecer el actual modelo solidario de Seguridad Social -la convicci¨®n de que puede seguir cumpliendo su compromiso con la poblaci¨®n protegida, actual y futura- es una afirmaci¨®n, cuando menos, arriesgada.
De entrada, no parece muy coherente dar garant¨ªas de continuidad del sistema actual sin definir las v¨ªas de su financiaci¨®n. Pero a¨²n m¨¢s inquietante es que el acuerdo se constituya en barrera para la b¨²squeda de salidas a este problema compatibles con el necesario saneamiento de las finanzas p¨²blicas. Para que ese acuerdo sea algo m¨¢s que un pacto de no agresi¨®n entre las principales formaciones pol¨ªticas en las v¨ªsperas electorales, deber¨ªa ir acompa?ado de uno no menos vinculante en el que se asuma la necesaria reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico y de la deuda correspondiente hacia niveles compatibles no s¨®lo con la convergencia europea, sino con la m¨¢s elemental e inmediata reducci¨®n de la carga sobr¨¦ el gasto que supone la atenci¨®n a la creciente deuda p¨²blica.
La disposici¨®n al consenso pol¨ªtico es hoy m¨¢s apreciable que nunca, pero sobre bases que permitan garantizar una sana administraci¨®n de los recursos p¨²blicos. La consideraci¨®n que ahora han de hacer de ese acuerdo los partidos pol¨ªticos, antes de la definitiva elaboraci¨®n del documento que se debatir¨¢ en el Congreso, deber¨¢ precisar cuantitativamente la importancia asignada a las tres modalidades sobre las que descansar¨¢ el modelo de prestaciones -contributiva, no contributiva y complementaria- y las actuaciones de reforma destinadas a garantizar esa dif¨ªcil compatibilidad de la solidaridad entre generaciones. En ausencia de ese ejercicio de concreci¨®n, una vez m¨¢s, y ahora todos juntos, se seguir¨¢n vendiendo promesas de humo.
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