El Madrid gana, pero irrita
Los madridistas mantienen su opci¨®n por la primera plaza
Un resultado aparente no lo dice todo. Mucho menos en el baloncesto donde las distancias se pueden recorrer hasta de tres en tres. El Madrid resolvi¨® la papeleta. Gan¨®, que era su obligaci¨®n. Y poco m¨¢s. Fuera de algunas asistencias de Sabonis, el partido sum¨® muchas objeciones. El Madrid jug¨® m¨¢s tiempo irritando al buen catador de baloncesto que deleitando al personal.El Madrid acusa un raro defecto: cuando juega bien no es capaz de hacerlo demasiado bien y cuando juega mal tiene tendencia a hacerlo rematadamente mal. Podr¨ªa concluirse, sin miramientos, que semejante comportamiento es sin¨®nimo de que estamos ante un mal equipo. O ante un equipo que no hace las cosas bien, para ser m¨¢s exactos. Yese es e Madrid de este a?o, candidato por m¨¢s se?as a ser campe¨®n de Europa. Dados los ¨²ltimos precedentes en la mano (desde el Limoges hasta el propio Jovenut) habr¨ªa que considerar como posible este argumento: no haciendo las cosas bien (o no siendo el mejor) se puede ganar la Copa de Europa. As¨ª le va al baloncesto por el continente de un tiempo a esta parte.
Los madridistas ten¨ªan ante s¨ª ayer una asignatura bien sencilla. Rendir cuentas de un equipo griego en horas bajas y deshauciado de la Liga Europea, sumar los puntos en juego y esperar a la ¨²ltima jornada para rematar el objetivo de situarse entre los dos primeros del grupo. Bastaba un comienzo medianamente contundente para desarbolar la tibia resistencia que estaban dispuestos a presentar Savic y cmpa?¨ªa. Estaba claro, lo dictaban los rostros de unos jugadores entre burridos y desganaos. Pasados diez minutos de juego, el PAOK sumaba cinco tantos. Poco despu¨¦s, los griegos firmaban una estad¨ªstica paup¨¦rrima: cinco canastas despu¨¦s de 25 lanzamientos. Para cualquier observador neutral semejante dato deber¨ªa significar que el partido, para esa fecha, deb¨ªa estar concluso. No fue as¨ª. Al descanso, el PAOK llegaba vivo: 29-22.
La reanudaci¨®n, sin embargo, o fue un potro de tortura. Tal es la irregularidad de los madridistas que dejan en entredicho a cualquier especulador. En puridad, la clave de lo sucedido estuvo m¨¢s en la apat¨ªa de los griegos y su pertinaz desacierto, que en la capacidad resolutoria de los madridistas. Abierta una diferencia superior a los 10 tantos, el partido qued¨® visto para sentencia: no hab¨ªa capacidad de reacci¨®n en una de las partes.
Y visto para sentencia, el Madrid logr¨® un mejor acomodo. Volvi¨® a vestir por unos minutos esa zona 1-3- 1 que parece resultar la clave de su buena marcha europea. Arlauckas recuper¨® el tacto y Sabonis la posibilidad de entenderse con alguien. Entre ambos fraguaron la diferencia con un sencillo argumento: Arlauckas jugaba de pivot y Sabonis de base. Un peculiar dos contra cinco, que marc¨® el ritmo del de los 40 tantos madristas en la segunda parte, 30 se los reparti¨® la pareja.
Y por tan extra?o procedimiento, el Madrid maquill¨® un resultado honroso. La victoria mantiene intacto su objetivo. Los datos avalan su candidatura europea. Ahora bien, estamos ante el t¨ªpico caso en el que las cifras van por un lado y las sensaciones por otro. El Madrid no huele a buen equipo. Aunque gane.
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