La pesadilla mexicana
El 5 de febrero m¨¢s que evocar el 780 aniversario de la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n de 1917 -a la que la ideolog¨ªa oficial y la propia oposici¨®n de centro-izquierda invocan permanentemente- record¨® el ultim¨¢tum de Gustavo D¨ªaz Ordaz al movimiento estudiantil del 68 en su informe del 1 de septiembre de aquel fat¨ªdico a?o. Ernesto Zedillo, en un discurso pronunciado en Quer¨¦taro -ciudad situada a 220 kil¨®metros de la capital mexicana-, exhort¨® al EZLN a decidirse abierta, expresa y resueltamente por la v¨ªa pol¨ªtica para reivindicar sus demandas y, aunque prometi¨® seguir procurando el di¨¢logo y la negociaci¨®n, advirti¨®: "Si las v¨ªas propuestas no fructifican proceder¨¦ a convocar un periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Uni¨®n". En su momento, D¨ªaz Ordaz, palabras m¨¢s o menos, amenaz¨® a los estudiantes con emplear la represi¨®n militar si continuaba el movimiento estudiantil. El mensaje de Zedillo era claro: o los zapatistas acataban los t¨¦rminos del di¨¢logo y la negociaci¨®n que su Gobierno ofrec¨ªa o emprender¨ªa una vigorosa operaci¨®n militar para aniquilar la rebeli¨®n ind¨ªgena iniciada el 1 de enero de 1994.Atr¨¢s quedaban las iniciativas de soluci¨®n pac¨ªfica del conflicto, que comenzaron con la declaraci¨®n unilateral de cese el fuego por parte del Gobierno de Carlos Salinas el 12 de enero del 94, la iniciativa de amnist¨ªa aprobada ese mismo mes, las conversaciones en la catedral de San Crist¨®bal entre el EZLN y el comisionado de Paz, Manuel Camacho Sol¨ªs, atestiguadas por el obispo Samuel Ruiz, que culminaron en marzo con 34 puntos de propuestas gubernamentales que implicaban reformas pol¨ªticas, sociales, ¨¦tnicas, econ¨®micas y culturales y que deb¨ªan someterse a consulta de las comunidades indias, soporte del movimiento armado. El viraje de Zedillo hacia la soluci¨®n militar se formaliz¨® el 9 de febrero. Ese d¨ªa, el presidente mexicano ofreci¨® una inesperada conferencia de prensa donde revel¨® la identidad de Marcos y aleg¨® que el EZLN ven¨ªa preparando nuevos y mayores actos de violencia no s¨®lo en Chiapas, sino en otros lugares del pa¨ªs, lo cual se demostraba, seg¨²n el mismo Zedillo, con el descubrimiento en Veracruz y el distrito federal de sendos arsenales constituidos por unas cuantas armas y hasta algunos cuetes de fabricaci¨®n casera que se emplean en las festividades populares.
La decisi¨®n presidencial no puede disociarse de los sucesos ocurridos en las escasas semanas de su temprana Administraci¨®n. Cuando apenas hab¨ªan transcurrido 19 d¨ªas, el EZLN rompi¨® el cerco militar y tom¨® 38 palacios municipales. Un d¨ªa despu¨¦s, el 20 de diciembre, Zedillo anunciaba la devaluaci¨®n del peso, acusando a los zapatistas de ser uno de los factores que propiciaron la fuga de capitales especulativos. La crisis financiera se agudiz¨® de tal manera que el Gobierno mexicano tuvo que recurrir a pedir el apoyo del presidente Clinton para afrontar los compromisos de pago a los tenedores de diversos instrumentos financieros gubernamentales, principalmente los tesobonos, que, aunque fueron originalmente contratados en pesos mexicanos, el Gobierno se comprometi¨® a pagarlos en d¨®lares (cerca de 23.000 millones representaban s¨®lo los tesobonos). Con las arcas nacionales vac¨ªas -de marzo del 94 a enero del 95 se redujeron de m¨¢s de 20.000 millones de d¨®lares a casi 2.000 millones- y ante los riesgos que implicar¨ªa una suspensi¨®n de pagos, Clinton se vio obligado a dejar de lado al Congreso y recurrir a sus facultades para otorgar cr¨¦ditos que sumaban 31.000 millones de d¨®lares para "salvar a M¨¦xico".
Sorteada, transitoria y enga?osamente, la crisis financiera, Zedillo ten¨ªa necesidad de hacer frente a la imagen de presidente d¨¦bil que ven¨ªa propag¨¢ndose nacional e internacionalmente.
La credibilidad del presidente Zedillo se hallaba en sistem¨¢tico entredicho. El 17 de enero promovi¨® y atestigu¨® la firma de los Compromisos para el Acuerdo Nacional. En ¨¦stos se delineaban las reformas pol¨ªticas necesarias para poner fin a los conflictos poselectorales derivados de las pr¨¢cticas fraudulentas empleadas por el PRI y el Gobierno. El entusiasmo con que fueron celebrados, incluso por el PRD, cuyo presidente, Porfirio Mu?oz Ledo, fue uno de sus principales promotores, no dur¨® ni 24 horas. Los pri¨ªstas tabasque?os, comandados por un grupo de gobernadores duros, se rebelaron en contra de Zedillo y los compromisos. Mediante movilizaciones callejeras (otrora reservadas a las oposiciones), paros en el comercio y con apoyo de la polic¨ªa desalojaron de la plaza principal de Villahermosa, capital de Tabasco, rico Estado del sureste mexicano, a los perredistas que exig¨ªan la ca¨ªda de Roberto Madraza y la convocatoria (le nuevas elecciones para gobernador de esa provincia. Precisamente la soluci¨®n de los conflictos poselectorales en Tabasco, Chiapas y Veracruz eran la sustancia de los compromisos, y la virtual anulaci¨®n de una salida que implicaba la renovaci¨®n de los gobernadores pri¨ªstas de Chiapas y Tabasco frustr¨® la esperada distensi¨®n con el partido de centro-izquierda (PRD), duramente acosado por Salinas. Frenado por los dinosaurios de su propio partido, acusado por Cuanht¨¦moc C¨¢rdenas de entreguismo a Estados Unidos, presionado por la derecha para restablecer el orden y el Estado de derecho en Chiapas, urgido de consolidar su alianza con el PAN, partido de centro-derecha, ante el riesgo de que ¨¦sta se rompiera si no se respetaba su inevitable triunfo electoral en los comicios del 12 de febrero en Jalisco, Zedillo opt¨® por la mano dura.
Las escenas represivas del diazordazato se han vuelto a repetir. Detenciones de ciudadanos acusados de conspiraci¨®n, fotograf¨ªas de arsenales junto con literatura marxista se exhiben como prueba de actividades subversivas. Se?alamiento de cr¨ªticos, opositores y periodistas como enlaces, simpatizantes o miembros del EZLN presagian peligrosos pogromos y cacer¨ªas de brujas.
El temor, los rumores sobre bombardeos en la selva Lacandona, la impotencia y la rabia se extienden entre los activistas de derechos humanos, los intelectuales progresistas y los militares del PRD y otros min¨²sculos partidos y grup¨²sculos izquierdistas. El propio obispo de San Crist¨®bal, Samuel Ruiz, que es a la vez presidente de. la Comisi¨®n Nacional de Intermediaci¨®n (Conai), reconocida por el propio Zedillo, es v¨ªctima de una campa?a de desprestigio que pretende asociarlo con el EZLN, bajo el argumento de que sab¨ªa con antelaci¨®n de los preparativos de la rebeli¨®n india, dado que adelant¨® la tradicional misa del gallo de la Nochevieja a las ocho de la tarde del 31 de diciembre del 93 para facilitar la toma del palacio municipal de San Crist¨®bal por parte de los rebeldes.
Toda esta historia represiva, sin embargo, no ha impedido la movilizaci¨®n masiva de decenas de miles de ciudadanos exigiendo el cese de las operaciones militares y el retorno a una soluci¨®n pol¨ªtica y negociada del conflicto armado en Chiapas. Cien mil manifestantes, en su mayor¨ªa j¨®venes, recorrieron las calles de la ciudad de M¨¦xico el pasado s¨¢bado 11 de febrero. No deja de sorprender la alegr¨ªa con la que marcharon; tambores, canciones y consignas coreadas a ritmo de mambo dan cuenta de la vitalidad y generosidad de una juventud que quiere poner fin a esta pesadilla.
La opci¨®n mexicana sigue siendo democracia o barbarie. Ni el desenmascaramiento de Marcos, ni el repliegue del EZLN a la selva y su mutaci¨®n de ej¨¦rcito asentado en un amplio territorio a guerra de guerrillas garantizan su exterminio. Los propios oficiales militares han declarado que la captura de Marcos es improbable y que los combates se pueden prolongar por mucho tiempo. El viraje del Gobierno de Zedillo a¨²n puede ser modificado. Aunque en esta torpe aventura cont¨® con el aval del PAN (la instrumentaci¨®n jur¨ªdica de la operaci¨®n por parte del procurador panista Antonio Lozano y el apoyo inmediato del presidente del partido, Carlos Castillo Peraza, as¨ª lo confirman), las c¨²pulas empresariales, parte importante de la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica, el monopolio Televisa, que controla la televisi¨®n mexicana, y, desde luego, del PRI, existen fuerzas sociales y pol¨ªticas capaces de obligarlo a pactar una soluci¨®n pac¨ªfica y establecer las bases de una transici¨®n democr¨¢tica que ponga a M¨¦xico en la ruta de los cambios posibles y necesarios para modernizarse y afrontar los desaf¨ªos del siglo XXI.
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