Duelo en el ciberespacio
Un especialista consigue detener al pirata inform¨¢tico m¨¢s buscado de todo el mundo
Kevin Mitnick, el pirata inform¨¢tico m¨¢s buscado en EE UU y en el resto del mundo, ha sido detenido esta semana despu¨¦s de una intensa b¨²squeda policial que ha durado m¨¢s de dos a?os, Mitnick, de 31 a?os de edad, acusado de robar m¨¢s de 20.000 n¨²meros de tarjetas de cr¨¦dito y de saquear informaci¨®n confidencial de empresas y centros oficiales, cay¨® por exceso de confianza en sus h¨¢bilidades.El dinero no era el principal objetivo de Mitnick, que ya a los 17 a?os choc¨® con la ley, fascinado por las posibilidades de los ordenadores, y que a los 18 consigui¨® entrar en el Centro de Control del Mando de la Defensa A¨¦rea de EE UU. Las incursiones de Mitnick en cuentas corrientes, redes de tel¨¦fonos celulares y bases de datos de bancos, universidades y centros oficiales eran continuas, pero su obsesi¨®n principal era demostrar sus capacidades y probar, que no hab¨ªa cerradura inform¨¢tica que se le resistiese.
Su habilidad le salv¨® hasta que una pasi¨®n de domador enfebrecido le hizo entrar en la boca del lobo. The New York Times cuenta que el pasado 25 de diciembre, en lugar de celebrar la Navidad, Kevin Mitnick entr¨® en el ordenador personal de Tsutomu Shimomura, investigador del Centro de Super ordenadores de San Diego y especialista en protecci¨®n de datos inform¨¢ticos.
Shimomura detect¨® la huella del pirata, que le despoj¨® de importantes programas y documentos y jur¨® venganza. Despu¨¦s de un aut¨¦ntico trabajo de detective en las autopistas de la comunicaci¨®n, Shimomura recogi¨® m¨¢s pistas de Mitnick -que se permiti¨® jugar con ¨¦l y dejarle. mensajes burlones en el contestador- y elabor¨® un programa especial con el que grab¨® movimientos de un teclado sospechoso. Todo ello condujo al FBI hasta un apartamento de Raleigh, en Carolina del Norte, donde Mitnick fue detenido el pasado mi¨¦rcoles. De genio a genio, Mitnick, esposado, salud¨® as¨ª a Shimomura en su primera comparecencia ante el juez: "Hola, Tsutomu. Reconozco tus conocimientos". Shimomura devolvi¨® el saludo con silenciosa solemnidad oriental.
Tsutomu Shimomura, de 30 a?os, es un f¨ªsico de ordenadores con gran prestigio como especialista en seguridad. D¨ªa y noche Shimomura, uni¨¦ndose a la investigaci¨®n del FBI, atraves¨® el ciberespacio de Internet hasta que consigui¨® tender la trampa final a Mitnick.
Mientras los fiscales acumulan cargos contra Kevin Mitnick, el caso deja al descubierto la vulnerabilidad de los sistemas inform¨¢ticos. En un mundo en el que se extienden las redes de datos interconectadas, es evidente el riesgo que corren la seguridad nacional, los secretos econ¨®micos y la privacidad.
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