Retrato en el puente de mando
Aznar va a mantener el rumbo intacto.Se siente seguro, con un equipo compacto y un partido que huele poder
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha dado la orden de mantener el rumbo, colocar las velas para aprovechar la ventolera de los GAL y emprender inmediatamente la. batalla electoral. Aznar est¨¢ convencido de que la navegaci¨®n que le ha llevado tan lejos en poco tiempo le conducir¨¢ A buen puerto. No quiere cambios, porque no le gustan los riesgos. Aunque a veces el gusto por la velocidad le depare el susto de un derrape.Pero se siente tan seguro con su coche como con el PP. Cuenta con un equipo dirigente muy cohesionado en las batallas con el PSOE, con una maquinaria electoral muy profesional que le ha rendido muy buenos resultados, y con un partido estimulado por el olor a poder.
Va a conseguir presentar candidaturas del partido en 7.000 ayuntamientos, de los 8.100 existentes en Espa?a, y lleva camino de infligir a los socialistas una nueva, y sonada, derrota electoral. El procedimiento de selecci¨®n de los candidatos Protagonizado por comit¨¦s electorales. favorece menos la participaci¨®n que el sistema asambleario del PSOE, si bien crea unos lazos de lealtad con poca tradici¨®n en un partido donde los individualistas han campado por sus respetos.
Hoy Aznar vuelve a contar con ?lvarez Cascos en primera l¨ªnea, con su talante propio de un ministro del Interior, que usa el calibre que viene bien. Sabe que puede confiar totalmente en la amistad de Rodrigo Rato y su labor de negociador con el Gobierno. Ha comprobado la discreci¨®n y el temple de Mariano Rajoy en los asuntos internos del partido. Y ha ido trenzando el asesoramiento de Pedro Arriola y de Rafael Arias-Salgado, la combinaci¨®n del estilo de discursos de Gabriel Cisneros y Miguel ?ngel Cort¨¦s...
Todo el mundo sabe en el PP que quien manda es ¨¦l, aunque escuche, pregunte y, mientras le dan opiniones, calle. A estas alturas, muchos han tenido la oportunidad de ver c¨®mo se desliza hacia el ostracismo quien es indiscreto, trabaja poco o simplemente va por libre. Aunque el candidato popular a la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallard¨®n, un pol¨ªtico culto y que ha madurado incluso a ojos de sus adversarios socialistas, suele matizar, que el ostracismo era un destierro al que se iba pero del que tambi¨¦n se volv¨ªa.
Los dirigentes del Partido Popular van a aprovechar la menor oportunidad para poner obre la mesa su programa electoral, y acabar con el descr¨¦dito que les produce el run-run de ue carecen de programa. Pero Aznar sabe que s¨ª, que hay un ac¨ªo al que tiene que hacer frente: ning¨²n ciudadano de a pie es capaz de recitar dos o tres medidas que identifiquen lo que va a hacer el PP.
Con las propuestas parlamentarias del Grupo Popular, las conclusiones de las jornadas de estudio organizadas por el partido y los documentos elaborados por la Fundaci¨®n para el An¨¢lisis y Estudios Sociales, que preside Aznar, el PP podr¨ªa tener redactado en tres semanas un programa, si Felipe Gonz¨¢lez convocara elecciones anticipadas. Pero eso no va a ocurrir. Y los populares tendr¨¢n que esperar. Como ha tenido que esperar Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar despu¨¦s de que el verano pasado comentara que las vacaciones le hab¨ªan dado tiempo para pensar en el cambio de estructura del Gobierno. Sin duda que contar¨¢ con independientes cuando le toque formar gobierno, y reducir¨¢ altos cargos, y creara una oficina de control del gasto dependiente de la presidencia, porque, ha hecho bandera del cumplimiento de la palabra dada. Mas lo que ocurra hasta que llegue ese momento no est¨¢ escrito.
El combate con Felipe Gonz¨¢lez le ha ense?ado que ganar tres asaltos, aunque sea en el terreno electoral, no le lleva inexorablemente a ganar el cuarto, m¨¢xime si es en el ring parlamentario. Pero Aznar ha aprendido a encajar los golpes, y a sobreponerse r¨¢pido. Reconoce que dio un traspi¨¦ en el debate sobre el estado de la naci¨®n, pero le tranquiliza, comprobar que, d¨ªa a d¨ªa, el suelo se abre bajo los pies de su rival. Y va a hacer o¨ªdos sordos, seg¨²n sus pr¨®ximos, a quienes le hablan de golpes bajos lanzados desde fuera del cuadril¨¢tero.
Porque un d¨ªa, se dice Aznar y le dicen sus asesores centristas, le tocar¨¢ gobernar, y pagar¨¢ las consecuencias si ¨¦l mismo ha sembrado semillas de ingobernabilidad. Por eso, y porque el rumbo que ha seguido hasta ahora sea llevado por buen camino, ha decidido mantener intacta su estrategia. La misma combinaci¨®n de ¨¦nfasis en la profundidad de la crisis pol¨ªtica y ostentaci¨®n del ofrecimiento de salidas a dicha crisis. Aunque se trate m¨¢s bien de la misma salida siempre: las elecciones anticipadas. A lo que quiz¨¢ tampoco sea ajeno que Gonz¨¢lez juegue tambi¨¦n siempre a lo que Aznar percibe como un enga?o: pedir pacificaci¨®n a cambio de una convocatoria electoral tan lejana como incierta.
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