La cocina del PP s¨®lo guisa cordura
El equipo de Aznar considera una locura que se discuta su liderazgo porque no estuvo bien en el Congreso
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar "no estuvo brillante" porque tuvo un mal d¨ªa en el debate del estado de la naci¨®n o simplemente porque no es un Castelar de la oratoria parlamentaria. Sobre estas dos premisas, los colaboradores m¨¢s directos del presidente del PP califican de "locura" que alguien pretenda abrir, con casi nueve millones de votos empuj¨¢ndoles hacia La Moncloa, la granada de la sucesi¨®n en este partido. Aseguran que no hay crisis de liderazgo, que tampoco debe haber criba de responsabilidades por "la oportunidad perdida", y utilizan una macedonia de adjetivos para tallar a su jefe: honesto, trabajador, terco, perseverante, quiz¨¢ ensimismado, fr¨ªo, anal¨ªtico, desconfiado pero tambi¨¦n seguro de s¨ª mismo.El equipo de Aznar lo forman en realidad muy pocas personas. Adem¨¢s, algunas de las m¨¢s cercanas e influyentes son ajenas a la militancia, aunque cobren del Partido Popular. Esa lejan¨ªa, esa bocanada de aire fresco de la calle, esa distancia desde la cual la verdad cobra m¨¢s grados de credibilidad, es precisamente lo que m¨¢s valora Aznar de estos asesores con apellidos muy concretos.
El mu?idor de sus ideas y discursos, el estratega de sondeos y encuestas de opini¨®n, el experto en la fortuna teleg¨¦nica, es Pedro Arriola, soci¨®logo y consultor externo al PP. Arriola es consorte de la eurodiputada y candidata a la alcald¨ªa de M¨¢laga Celia Villalobos, que fue la que le introdujo en el entorno del presidente del PP hace ya cinco a?os.
Aznar ha colocado en la cima de su gabinete de relaciones con la prensa a dos periodistas j¨®venes, que le sorprendieron en distintas campa?as electorales -Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, hace ocho a?os en la batalla por la presidencia de la Junta de Castilla y Le¨®n, y Francisco Garc¨ªa Diego, en las generales de 1989- por su agresividad y sinceridad en el juicio hacia su proyecto. Rodr¨ªguez es adem¨¢s, junto con Rodrigo Rato, el portavoz del PP en el Congreso, uno de sus escasos amigos personales.
Puestos a recelar, en la estructura org¨¢nica y m¨¢s cl¨¢sica del PP, se cuestiona que sean precisamente estas personas del entorno inmediato al l¨ªder popular las que est¨¦n ajenas a la disciplina del partido y por tanto no se les puedan exigir responsabilidades ejecutivas cuando fallan, como, por ejemplo, en los preparativos del discurso y del resto de las intervenciones de Aznar en el debate del estado de la naci¨®n. "Nos pill¨® de sorpresa que Gonz¨¢lez diera un mitin", conceden estos asesores.
Entre los detractores de Arriola se comenta que nadie puede saber de todo. Se le achaca el esp¨ªritu de ese discurso. Y se lamenta que en esta ocasi¨®n, tras escuchar la intervenci¨®n matinal de Felipe Gonz¨¢lez y tras reunirse los m¨¢s cercanos en una habitaci¨®n del hotel Palace, no se avivara, como otros a?os, una "tempestad de ideas" para replicar las novedades que incluy¨® el presidente del Gobierno sobre los GAL y los fondos reservados.
Arriola nunca se defiende. No asiste a reuniones del partido. Est¨¢ en la trastienda. En su contrato figura que no puede revelar sus conversaciones y consejos y lo cumple a rajatabla, porque se juega su futuro... econ¨®mico. "Lo que podr¨ªa interesar no lo puedo decir y lo que puedo decir no interesa". Esa m¨¢xima preside sus actuaciones. Pero Arriola es uno de los pocos que sab¨ªan que Aznar se iba a entrevistar en secreto con Felipe Gonz¨¢lez. Y Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, molesto entre otras cosas porque Aznar no le inform¨® de esa entrevista, habl¨® con el presidente del PP tras el debate sobre su continuidad en el cargo.
Arriola s¨ª estuvo en el Palace en el mediod¨ªa del debate del estado de la naci¨®n, junto con Rato, Francisco ?lvarez Cascos, Rodolfo Mart¨ªn Villa, Miguel ?ngel Cort¨¦s, Rafael Arias Salgado, Gabriel Cisneros y Miguel Angel Rodr¨ªguez.Ese d¨ªa y entre los habituales sandwiches no s¨®lo no se introdujo la anual tormenta de morcillas en el discurso de contestaci¨®n ya escrito, sino que algunos de los presentes vieron a Aznar "demasiado pasota, como si ya hubiese ganado". Hay quien interpreta que se desfond¨® an¨ªmicamente ante el enga?o de Gonz¨¢lez al filtrar poco antes de esa importante sesi¨®n la entrevista secreta con ¨¦l en La Moncloa.
Otros, como el propio Rodrigo Rato, mantienen que esas reuniones sirven de poco y que lo que deber¨ªa hacer el presidente del PP es aprovechar esos minutos para relajarse. Rato extiende esta recomendaci¨®n a los d¨ªas previos y entiende que Aznar, quiz¨¢ por un problema "de mala suerte", apret¨® mucho su agenda con actos importantes como el homenaje a Gregorio Ord¨®?ez en Anoeta, la cita con Jordi Pujol en Jockey, la entrevista con I?aki Gabilondo en TVE o el debate en pocos d¨ªas.
Mariano Rajoy, vicesecretario general del PP, insiste en esta l¨ªnea: "Aznar trabaja demasiado, muchos viajes y comidas cada semana, y deber¨ªa tener m¨¢s tiempo libre para reflexionar y descansar".
El secretario general del PP, Francisco ?lvarez Cascos, elude distraerse en lo que denigra como "cuestiones anecd¨®ticas", como la forma del debate o los "chivos expiatorios que tocan de o¨ªdo" y que siempre saltan a la palestra de las cr¨ªticas cuando vienen mal dadas, y se obsesiona con el fondo del asunto: "Aznar est¨¢ confiado plenamente en su equipo y tiene la percepci¨®n de estar acertado en lo fundamental y, por tanto, va a seguir a su ritmo no cambiar¨¢ de estrategia".
?varez Cascos admite que Aznar pudo "no estar inspirado ese d¨ªa", pero afirma que lo grave ser¨ªa que su discurso no hubiese aguantado una semana:' "Aznar est¨¢ hoy preocupado porque los hechos [¨²ltimos encarcelamientos de personas pr¨®ximas al Gobierno] han ratificado el an¨¢lisis que hizo en el debate de que la crisis no est¨¢ en el Congreso y no es de apoyos parlamentarios".
Otro dirigente popular lo ve as¨ª: "Probablemente el debate no ha salido como todos habr¨ªamos querido, pero Aznar es de estilo castellano y no andaluz. Aun as¨ª, le ha ganado varias veces a Gonz¨¢lez no siendo su fuerte el parlamentarismo, y tiene otras cualidades que no tiene el presidente del Gobierno: no es mentiroso, es cre¨ªble, austero y tiene palabra. Aznar va a ser mejor gobernante que opositor".
El propio Aznar ya confes¨® a varios de sus ¨ªntimos ese d¨ªa que no hab¨ªa estado bien. ?stos le quitan importancia a la mala tarde en "la escaramuza dial¨¦ctica" y se la dan a que la opini¨®n p¨²blica, las encuestas y los ciudadanos no conceda ya ninguna credibilidad a Gonz¨¢lez.
Por otro lado y al margen de estas autocr¨ªticas, el n¨²mero dos de los populares destaca que uno de los logros de Aznar es haber
unido al PP y haber evitado las frecuentes luchas cainitas de los partidos de centro derecha. "Aqu¨ª ya no hay responsabilidades separadas", concluye ?lvarez Cascos. Este argumento sirve tambi¨¦n para aseverar que entre el equipo de Aznar no hay graves disidencias -"s¨ª l¨®gicas discrepancias pol¨ªticas"- porque van todos en el mismo barco y si ¨¦ste fallase hipot¨¦ticamente en las pr¨®ximas generales "nadie saldr¨ªa libre de ese fracaso porque todos estamos implicados".Las alusiones a futuros relevos en la m¨¢xima responsabilidad en el PP est¨¢n embargadas, por tanto, a los pr¨®ximos refrendos en las urnas.
"C¨®mo se va a cuestionar ahora a Aznar, que ha elevado el techo de es te partido de cuatro millones y medio de votos a casi nueve, cuando est¨¢, a punto de llegar a La Moncloa. Eso es una locura y si alguien lo pusiese en duda desde aqu¨ª no podr¨ªa estar entre nosotros". Esta frase de Alberto Ruiz Gallard¨®n, el aspirante propulsado desde las filas socialistas para "ningunear" a Aznar, no admite matices entre los dirigentes populares que asisten semanalmente a los maitines que se convocan en la sede del PP en la madrile?a calle de G¨¦nova.
En la s¨¦ptima planta de ese edificio s¨®lo hay dos despachos. El de Aznar y el de ?lvarez Cascos. Muchos.resumen en este d¨²o el poder del partido. Desde que Aznar se hizo cargo de la presidencia del PP llega los lunes a G¨¦nova sobre las ocho y media de la ma?ana. A las nueve en punto, con el caf¨¦ tomado, los peri¨®dicos le¨ªdos y la radio escuchada, la Supuesta c¨²pula del partido se sienta informalmente en los tresillos del despacho del l¨ªder al que todos guardan, por el momento, fidelidad sin fisuras. Preparan la estrategia por ¨¢reas. Hablan y se interrupen. Aznar, fundamentalmente escucha. Son s¨®lo siete personas: Aznar, ?lvarez Cascos, Rajoy, Rato, el portavoz en el Senado -antes Al berto Ruiz Gallard¨®n y ahora ?ngel ?cebes-, el portavoz en Bruselas, Abel Matutes, cuando .no est¨¢ de viaje, y Miguel ?ngel Rodr¨ªguez. Son sus hombres de m¨¢xima confianza, aunque este extremo tambi¨¦n es dif¨ªcil de perfilar. "No es que Aznar sea desconfiado, es que conf¨ªa en muy pocos", justifica uno de los asistentes a esos maitines. ?lvarez Cascos lo resume as¨ª: "El que quiera conocer a Aznar tiene que interpretar hasta sus silencios y aprender¨¢ mucho de pol¨ªtica".
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