Los j¨ªbaros, como fuerza de paz
Propuesta de una reserva ind¨ªgena para desmilitarizar la frontera peruano-ecuatoriana
Alistados en armas con Pizarro y sus arcabuceros, los cacicazgos y se?or¨ªos ind¨ªgenas que decidieron la victoria espa?ola sobre el imperio inca sufrieron m¨¢s tarde, bajo el Virreinato del Per¨², el sometimiento a las picas victoriosas, una larga dominaci¨®n hispano-criolla., En la actual confrontaci¨®n peruano-ecuatoriana por el control de la cordillera del C¨®ndor, quienes fueron sus propietarios, los indios de la naci¨®n j¨ªbara, se enrolan a muerte por Per¨² o Ecuador, huyen al monte o proponen la formaci¨®n de reservas a lo largo de la divisoria amaz¨®nica. Dirigentes nativos sostienen que nadie como la familia j¨ªbara podr¨ªa administrar una zona fronteriza desmilitarizada entre los dos pa¨ªses contendientes y evitar as¨ª un nuevo estallido de hostilidades entre ambos estados suramericanos.
El historiador Rodrigo Montoya pide audacia para resolver de una vez por todas este conflicto lim¨ªtrofe y propone la creaci¨®n de una reserva comunal ind¨ªgena que integrar¨ªan los chuar, achuar, aguranas y huambisas, los cuatro grandes pueblos j¨ªbaros pobladores de las franjas occidental ecuatoriana y oriental peruana del C¨®ndor.
"Ellos conocen mejor que nadie ese territorio y podr¨ªan ser los encargados de administrar la reserva binacional, enteramente desmilitarizada". "Un proyecto de desarrollo en ambas franjas es perfectamente posible", escribe en el diario La Rep¨²blica de Lima: Los cuatro pueblos j¨ªbaros tienen, tanto en Ecuador como en el Per¨², el m¨¢s alto girado de conciencia pol¨ªtica y de una identidad ind¨ªgena".
Mitiak Luis, jefe de patrulla en el Ej¨¦rcito ecuatoriano, advierte en Patuca que "nos enfrentamos a un enemigo bien traicionero". Este gu¨ªa de 22 a?os avisa contra el enemigo sin desconocer que entre las filas contrarias marchan chuaras como ¨¦l, divididos en familias asentadas a uno u otro lado de las lindes establecidas por el Protocolo de R¨ªo de Janeiro de 1942, que se?al¨® 1.680 kil¨®metros.
Marcelo Champi, presidente de la Federaci¨®n Ecuatoriana de Ind¨ªgenas Chuara, insta a no luchar contra "nuestros hermanos en Per¨²", argumentado que los combates se libran en tierras hist¨®ricamente suyas y junto a comunidades despojadas durante siglos por maleantes y buscadores de oro y caucho.
Como era previsible en este nuevo redoblar de tambores fronterizo, no faltan expedicionarios criollos que citan como valores ind¨ªgenas distintivos y merecedores de promoci¨®n la habilidad j¨ªbara en el achicamiento de cabezas ecuatorianas, sus valerosos asaltos a mordiscos o el arrojo de la patrulla nativa que en Santiago gritaba: "?Venimos a matar peruanos! ?Somos los demonios de la selva!".
En una casita de Lima, Evaristo Nugkuag, presidente del Consejo Agaruna y Huambisa, comunidades j¨ªbaras domiciliadas desde siempre en el alto Mara?¨®n, reclama cometidos m¨¢s decentes para los 45.000 miembros de las 140 agrupaciones nativas asentadas en la vertiente peruana en la cordillera del C¨®ndor.
"No queremos m¨¢s guerra, ni m¨¢s muerte, ni m¨¢s crisis social. La sangre ind¨ªgena y peruana, y tambi¨¦n la ecuatoriana, nos reclama soluciones profundas y no pasajeras", subraya Nugkuag no sin precisar que, aunque los aguarunas y huambisas exigen mayor atenci¨®n gubernamental y f¨®rmulas para la reunificaci¨®n, tambi¨¦n han cumplido con sus deberes incorpor¨¢ndose al Ej¨¦rcito de Per¨², voluntariamente o en la movilizaci¨®n de quintos, o ayudando a sus Fuerzas Armadas con embarcaciones, yuca y pl¨¢tanos. La atenci¨®n oficial nunca fue mucha: "Elaboramos suero contra moderduras de serpientes, pero hasta el momento el Ministerio de Salud no nos compra nada".
M¨¢s radicales que Evaristo Nugkuag son el secretario de la Confederaci¨®n de Nacionalidades Ind¨ªgenas de Ecuador, Gabriel Saant, y el presidente de la organizaci¨®n ind¨ªgena peruana AIDESEP, Juan Ch¨¢vez: "Los pueblos amaz¨®nicos conocemos ya las consecuencias que los conflictos armados tienen para nuestros pa¨ªses: en ellos sufren los pobres, mueren nuestros hijos, se asesina a la naturaleza y se destruyen los frutos del duro trabajo de nuestras comunidades. Sin desconocer su condici¨®n peruana o ecuatoriana, Saant y Ch¨¢vez subrayan que los ind¨ªgenas de las distintas familias j¨ªbaras han vivido "miles de a?os en pac¨ªfica comunidad a ambos lados de lo que hoy es la frontera entre Per¨² y Ecuador: es por eso por lo que seguimos sinti¨¦ndonos parte de una sola naci¨®n continental india".
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