En cabeza de la Guardia Civil
La ¨²nica f¨¢brica de tricornios de Espa?a sobrevive en Legan¨¦s
?Como el buen jarn¨®n!". Aunque parezca imposible establecer la comparaci¨®n entre el manjar porcino y el tocado de la Guardia Civil, Pedro Valle, vicepresidente de Manufacturas Valle, ¨²nica f¨¢brica de tricornios que hay en Espa?a, lo hace. "El proceso de fabricaci¨®n sigue siendo totalmente artesanal y su calidad depende, como en el jam¨®n, fundamentalmente del proceso de secado. La armadura de corcho va cosida y pegada y ese pegamento ha de secarse de forma natural. En verano, si no llueve, un tricornio se hace en tres o cuatro d¨ªas. Pero en invierno se puede tardar hasta una semana y media". Pedro, Jes¨²s y sus tres hermanas son la tercera generaci¨®n de una familia de sombrereros afincados en Madrid m¨¢s que desde hace de cuatro d¨¦cadas cubren las cabezas de los guardias civiles. Fue Mariano Valle, su padre, el que all¨¢ por los cincuenta decidi¨® orientar hacia la Administraci¨®n militar la f¨¢brica de sombreros familiar, instalada en la calle del Sacramento, 5, un edificio que hoy alberga a la Concejal¨ªa de Hacienda y Econom¨ªa.Aunque originarios de Barbastro (Huesca), los Valle emigraron pronto a Madrid. El "amor a la inventiva", de su abuelo, Jes¨²s le llev¨®, all¨¢ por los a?os veinte, a cambiar la imagen de los municipales madrile?os. "Mi abuelo dise?¨® el sombrero de fieltro blanco que lucieron los guardias urbanos en aquella ¨¦poca. Consigui¨® que la piel de conejo adquiriera una estructura r¨ªgida sobre la que poder extender la pintura pl¨¢stica blanca para lograr impermeabilidad, pero tambi¨¦n facilitar la transpiraci¨®n. Algo imprescindible para quien tiene que sufrir diaria mente los rigores climatol¨®gicos de Madrid".
Sin embargo, la pieza estrella de toda su colecci¨®n es sin duda el tricornio. Este peculiar tocado es, junto con la gorra de la Legi¨®n y el ros, ambos decimon¨®nicos, una de las reliquias militares espa?olas m¨¢s simb¨® icas. S¨®lo la vestimenta de paseo, opina Valle, puede mantenerse fiel a la tradici¨®n con al guna que otra peque?a concesi¨®n al dise?o, pero "eso es impensable en el caso del traje de combate o campa?a".
De hecho, aunque el tricornio se resista a desaparecer, su utilizaci¨®n disminuye d¨ªa a d¨ªa ante el avance de la gorra de servicio -inspirada en la tradicional teresiana-, que gana enteros en el gusto de los guardias. En 1966, Mariano Valle, padre de los actuales gestores, explicaba al Diario Vasco que anualmente se fabricaban 26.000 tricornios, de los cuales 20.000 sal¨ªan de su f¨¢brica y los 6.000 restantes de otra empresa sevillana. Hoy, ya sin competidores, el volumen anual apenas llega a las 6.000 unidades. "Cada guardia tiene el suyo en la taquilla", afirma Pedro, "pero por razones de operatividad utilizan m¨¢s la gorra de servicio. Es absurdo que un guardia civil que va en helic¨®ptero lleve el tricornio". Esta disminuci¨®n ha incidido tambi¨¦n en la simplificaci¨®n de los modelos. En tiempos de su padre todav¨ªa se fabricaban tres tipos distintos. En nuestros d¨ªas, toda la producci¨®n se reduce a un tipo: el tricornio ha quedado como elemento de gala, no de uso cotidiano.
Por prestigio, imagen y -?por qu¨¦ no?- cari?o, los Valle decidieron rescatar el sombrero fundacional de la Guardia Civil con motivo de la celebraci¨®n del 150? aniversario de su fundaci¨®n.
Aunque en la actualidad el tocado m¨¢s solicitado por los militares es el chambergo o gorra de campa?a, el tricornio y el ros de la Guardia Real. son los preferidos por los coleccionistas. Mariano Valle reconoc¨ªa ya en el 66 que "Ios tricornios de los guardias del pabell¨®n espa?ol de la Feria de Nueva York han motivado que empresas tur¨ªsticas norteamericanas hayan escrito muchos pedidos". Hoy, el celo profesional de sus hijos satisface a duras penas las ansias del coleccionista. "Hay que salvaguardar la imagen de nuestros clientes, y no podemos enviar un tricornio o un ros a un se?or que no sabes lo que va a hacer con ¨¦l".
Historia
El almac¨¦n que tienen en el pol¨ªgono industrial de Legan¨¦s guarda la historia de la sombrerer¨ªa militar espa?ola. All¨ª est¨¢n desde el tocado de alabardero de la Guardia Real y el chambergo hasta la teresiana y la gorra de la Legi¨®n. De todos, a los que m¨¢s cari?o tienen es, "por supuesto, al tricornio y a la antigua gorra de paseo del Ej¨¦rcito, esa que todos hemos llevado al hacer la mili". Sin embargo, creen que a las cabezas de los soldados espa?oles les falta todav¨ªa personalidad. Pedro piensa que, mientras los franceses han ganado identidad con el quepis -el tradicional gorro de los gendarmes- y los alemanes se han apropiado de la gorra de plato, la testa de nuestros soldados es mucho menos identificable. "El problema es que aqu¨ª se suele asociar un uniforme a un determinado r¨¦gimen pol¨ªtico. Eso hay que desligarlo". Si tuvieran que caracterizar a nuestros soldados, los Valle se inclinar¨ªan por la gorra de la Legi¨®n, "una pieza muy nuestra y muy bonita. El problema es que se le ha identificado en exceso con el franquism¨®".
Una foto de 1912 colgada del despacho de Pedro recuerda a los hermanos sus humildes. or¨ªgenes. Su abuelo y su t¨ªo abuelo -Jes¨²s y Nemesio- posan orgullosos ante el escaparate de su reci¨¦n estrenada tienda en Barbastro. "Sombrerer¨ªa. F¨¢brica de gorras", reza el cartel anunciador. Del taller, ubicado en la trastienda, sal¨ªan desde las tejas de los curas y los bonetes hasta los sombreros. de las colegialas.
Fue Mariano, segunda generaci¨®n de los Valle, quien se col¨® en los cuarteles y ampli¨® objetivos de la empresa. "El se dedic¨® a investigar las t¨¦cnicas de inyecci¨®n", explican los hermanos. As¨ª surgi¨® la llama hebilla espa?ola, donde la lona y el pl¨¢stico sustituyeron al cuero y al hierro y aligeraron petates y mochilas. "La primera en utilizarla fue la Legi¨®n, adelant¨¢ndose a Europa 20 a?os. Fue una de esas genialidades espa?olas que se desconocen, pero que son referencia inevitable para todos los ej¨¦rcitos europeos". Y de nuevo el s¨ªmil: "Vamos, como el chupa-chups o la fregona, pero en versi¨®n militar".
Sin embargo, fue su mujer, Mary Cruz Hern¨¢ndez, la que, al enviudar, meti¨® a sus cinco hijos en el negocio y prepar¨® la empresa para, una vez desaparecidas las barreras comerciales, tratar de infiltrarse en las filas de la intendencia militar europea. Hoy son capaces de vender a los alemanes 600.000 piezas para los correajes de sus, soldados. "Su ¨²nica especializaci¨®n era en econom¨ªa dom¨¦stica, y, sin embargo, mantuvo la empresa a flote y la prepar¨® para los, nuevos tiempos Mary Cruz fue una de las pocas espa?olas condecoradas con la Cruz al M¨¦rito Militar, la segunda que posee la familia. "La primera fue para mi padre". "Mi abuelo puso el embri¨®n. Mi padre la industrializ¨® y mi madre la integr¨® en el mercado europeo. A nosotros ya s¨®lo nos queda cerrarla", aseguran. Por si acaso estos planes fatalistas se descabalan, ya est¨¢n entrenando a sus reto?os.
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