Picasso y M¨¢laga

"Espero que esta exposici¨®n forme parte de las primeras piedras que servir¨¢n para construir el Museo Picasso en un futuro" pr¨®ximo", dec¨ªa Christine Picasso con motivo de la inauguraci¨®n, el pasado 2 de diciembre, de la exposici¨®n Picasso primera mirada, constituida con obras de su propiedad, recibidas en herencia de la colecci¨®n particular de Picasso.Esas palabras, de Christine Picasso son continuaci¨®n de las que: pronunci¨® en anteriores visitas a. M¨¢laga: "Picasso quer¨ªa un museo con obra suya en M¨¢laga y estoy dispuesta a ceder mi colecci¨®n privada a la ciudad de M¨¢laga".

Pero, a pesar de estas extraordinarias declaraciones, no le oculto, se?or director, mi procupaci¨®n como malague?o. M¨¢laga, como otras muchas ciudades espa?olas, ha visto volar a Madrid parte de su patrimonio hist¨®rico, habitualmente el de mayor valor. Podemos recordar aqu¨ª el ejemplo de las tablas en bronce de la Lex Flavia malacitana. Y es que, a partir de finales del XVIII, se aceptaba a Madrid como indiscutible lugar donde depositar las "joyas provincianas" porque s¨®lo en Madrid se dispon¨ªa de museos donde custodiarlas y exponerlas. Cuando Christine Picasso, en mayo pasado, expres¨® sus deseos de que M¨¢laga fuera de la ciudad que acogiera su colecci¨®n, la Junta, a trav¨¦s de su Consejer¨ªa de Cultura, quiso emular a Madrid y privarle a M¨¢laga de ese anunciado deseo y a su amparo sugerir crear un museo de arte contempor¨¢neo en Sevilla que albergase la colecci¨®n de Christine Picasso y otras obras, en lugar de ofrecer crearlo en M¨¢laga.

Ahora, Alborch, nuestra flamante ministra de Cultura, tampoco sugiere crear un museo en M¨¢laga, sino elegir, entre las pinturas y esculturas aportadas a la exposici¨®n inaugurada en M¨¢laga, aquellas que deber¨ªan ser destinadas al Museo Reina Sof¨ªa. ?Qu¨¦ me dice de esta propuesta? Si fueran Barcelona, Bilbao o Sevilla las afectadas no se le ocurrir¨ªa siquiera semejante comentario, sino proponer ayudas a la Generalitat o al Gobierno vasco o a la Junta de Andaluc¨ªa para llevar a buen puerto el, objetivo que en cada caso se tratara. En este caso, la se?ora ministra y la Junta de Andaluc¨ªa -salvo que esta ¨²ltima rectifique con el nuevo consejero- hacen todo lo contrario.

M¨¢laga es una ciudad con suficientes m¨¦ritos y habitantes (y no s¨®lo por esto) para que se la considere como capital auton¨®mica, aunque no la reivindique por solidaridad con los dem¨¢s andaluces.

Lo que estoy reclamando para M¨¢laga es que se fund¨¦ un museo de arte contempor¨¢neo que pueda ser conocido y disfrutado por todos los que nos visitan -que son muchos-, por todos los malague?os -m¨¢s de un mill¨®n doscientos mil- y, sobre todo, estudiado por todos los universitarios andaluces y de cualquier origen que se interesen por la obra de nuestro genial paisano que vio la luz por primera vez bajo el azul del cielo malague?o.-