Vino a morir a mi casa
Relato del hombre que ocult¨® y en su piso a una prostituta fallecida en extra?as circunstancias
Mar¨ªa Dolores Guerrero Junquero, alias La Loli, de 40 a?os, y Pablo Alonso Mart¨ªn, El Nene Suizo, de 49, hac¨ªan mala pareja. Ella, muerta en el piso de Vallecas, y ¨¦l, correteando por la calle de la Ballesta. Cada uno en la casa del otro. La extra?a uni¨®n s¨®lo dur¨® un fin de semana. El pasado 5 de febrero, la polic¨ªa se encarg¨® de separarles. A La Loli la enviaron al Instituto, Anat¨®mico Forense -donde se certific¨® que no muri¨® violentamente- y a El Nene Suizo, al ¨¢rea de psiquiatr¨ªa del Gregorio Mara?¨®n. El pasado lunes, tras 15 d¨ªas, volvi¨® a la calle. Y ayer cont¨® su versi¨®n de la historia. Un relato de claroscuros, durante el que los ojos de El Nene Suizo, que hace justamente un a?o fue detenido bajo la acusaci¨®n de mantener secuestradas en su piso a cuatro prostitutas, no dejaron de saltar hacia una mesa coronada por un paquete de Ducados, una citaci¨®n judicial y un cuchillo de filo largo."La conoc¨ª a medianoche en la Gran V¨ªa. Ella me dijo que no ten¨ªa a d¨®nde ir. No s¨¦ si era cierto, pero me la traje en taxi. Se meti¨® en la ba?era. La descubr¨ª d¨¢ndose un pico [inyec-. tarse hero¨ªnal. Le quit¨¦ la chutona [jeringuillal y le di una ducha fr¨ªa. Luego le di unos tranquilizantes. Se fue a dormir a esa habitaci¨®n [no la ense?a]. Yo, creo que vino a morir a mi casa".
PASA A LA P?GINA 4
El Nene Suizo fue absuelto de la acusaci¨®n de mantener secuestradas a cuatro prostitutas en su piso
Durante su mon¨®logo, El Nene Suizo no para de dar peque?os botes, botes de un lado a otro del sal¨®n de su casa. Parece nervioso. No mira a los ojos. Nunca s e sienta. "?Tiene usted problemas psiqui¨¢tricos?". Las respuestas se suceden: "Estoy de puta madre", "estoy loco", "he ingresado cuatro veces en el psiqui¨¢trico, pero estoy mejor", "dicen que tengo esquizofrenia paranoide".El hombre evita hablar de lo que hizo durante el tiempo que guard¨® el cad¨¢ver en su casa. Se remite a que lo ha contado todo al juez y que ¨¦ste le ha dejado libre. Ante la insistencia -"?cu¨¢ndo supo que La Loli hab¨ªa muerto?"-, recuerda el d¨ªa en que la polic¨ªa entr¨® en su piso. Aquel domingo, seg¨²n su relato, hab¨ªa recogido la basura de un mes. Tras atar las siete bolsas con bramante, las hizo descender por la ventana de su piso -un sexto de la calle de Sierra Elvira- hasta depositarlas en el jard¨ªn -"?para qu¨¦ andar?"-.
Los vecinos, alarmados, llamaron a los agentes, que tumbaron la puerta de su casa y descubrieron en una habitaci¨®n el cuerpo de Mar¨ªa Dolores Guerrero Junquera, prostituta, heroin¨®mana y madre de cuatro hijos. "Lo supe en aquel momento", mantiene El Nene Suizo, quien asegura que durante los tres d¨ªas en que la hosped¨® crey¨® que ella dorm¨ªa. Un largo sue?o.
Nadie ha podido negarlo, al igual que el a?o pasado, cuando fue detenido acusado de mantener secuestradas en ese mismo piso a cuatro prostitutas de la calle de la Montera y de la Ballesta -colegas de La Loli-.
La denuncia, palabra contra palabra, fue tramitada en enero por la Audiencia de Madrid. "Las chicas", dice, El Nene, "estaban aqu¨ª en r¨¦gimen de alquiler, y ninguna pag¨®". La sentencia fue absolutoria. Y el acusado, tras pasar 10 meses entre rejas, volvi¨® a pisar la calle. Pero lo hizo por el lado peligroso. En menos de dos semanas, regres¨® el esc¨¢ndalo a su piso.
Ahora, nuevamente libre, vive ajeno al miedo de sus vecinos. Con una pensi¨®n de 64.000 pesetas al mes -"eso no me dura un d¨ªa"- y algunas pastillas se dedica a su pasi¨®n: la construcci¨®n. En su casa ha levantado un muro y una chimenea. Tambi¨¦n dice pintar paisajes sobre madera y muestra un gusto indisimulado por los calendarios con mujeres desnudas.
Divorciado en 1974 en Z¨²rich (Suiza), este enfermo que no ha visto a sus hijos desde hace lustros, comenta que posee muy pocos amigos, los mismos que le han apodado El Nene Suizo: "Porque viv¨ª en Suiza y porque soy juguet¨®n". La puerta de su casa, destrozada por la polic¨ªa, a¨²n no ha sido arreglada. El hombre la cierra con una cadena.
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