El quinto de once
EL JUICIO que se celebra en Sevilla contra Juan Guerra es el quinto de los once previstos contra el hermano del ex vicepresidente del Gobierno. En ¨¦ste se juzga la supuesta utilizaci¨®n para Fines particulares del despacho oficial que ocupaba en la Delegaci¨®n del Gobierno. El antiguo ministro, de Cultura Jorge Sempr¨²n resumi¨® en su d¨ªa el caso Juan Guerra como la combinaci¨®n de tres factores: enriquecimiento s¨²bito, parentesco con el vicepresidente de entonces y utiliza ci¨®n de un despacho oficial. Este ¨²ltimo elemento era lo que convert¨ªa en un problema pol¨ªtico lo que en otro caso hubiera sido un asunto particular. De ah¨ª el inter¨¦s de este quinto juicio, que en realidad afecta a todos los dem¨¢s.Juan Guerra fue absuelto en dos juicios relacionados con sendos casos concretos de supuesto tr¨¢fico de influencias: obtenci¨®n de subvenciones p¨²blicas para un hotel y desv¨ªo de enfermos de la sanidad p¨²blica a una cl¨ªnica privada. Los jueces constataron la dificultad de incluir las pr¨¢cticas de que se acusaba a Juan Guerra en los supuestos contemplados en el C¨®digo Penal. Posteriormente, y en buena medida como consecuencia de este asunto, se introdujo el delito de tr¨¢fico de influencias. En otro juicio, ¨¦ste relacionado con la presunta defraudaci¨®n de 13 millones de pesetas a Hacienda, fue condenado en primera instancia a un a?o de prisi¨®n, pero la Audiencia de Sevilla revoc¨® la sentencia. Lo contrario ocurri¨® en el celebrado en 1993 en relaci¨®n a un intento de recalificaci¨®n de un terreno comprado a bajo precio: absuelto en primera instancia, el Tribunal Supremo le conden¨® finalmente por un delito de inducci¨®n a la prevaricaci¨®n.
Ahora responde de la acusaci¨®n de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos y suplantaci¨®n de personalidad de funcionario p¨²blico, mantenidas por la acusaci¨®n popular, pero no por el ministerio fiscal. ]?ste considera que el gasto -de luz, limpieza, etc¨¦tera- ocasionado por la oficina en que Juan Guerra recib¨ªa a sus visitas, evaluado en poco m¨¢s de un mill¨®n de pesetas, no encaja con el concepto de malversaci¨®n.
Se trata, en cualquier caso, del juicio m¨¢s pol¨ªtico de los once, puesto que en ¨¦l se plantear¨¢ hasta qu¨¦ punto existi¨® confusi¨®n entre las actividades privadas -y muy lucrativas- del ciudadano particular Juan Guerra; las del empleado del PSOE, compa?ero Juan
Guerra, y las del ocupante de un despacho p¨²blico propiedad del Estado, don Juan Guerra. En un auto dictado hace tres a?os por el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa se admit¨ªa que el hermano del ex vicepresidente hab¨ªa hecho "un uso del despacho que exced¨ªa cuantitativa y cualitativamente los t¨¦rminos de la autorizaci¨®n".
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