"Contra ETA se han usado iguales m¨¦todos con el PSOE y con UCD"
En el reducido despacho del teniente general hay un mapa de Espa?a con sus 17 autonom¨ªas; otro de Europa, en el que no faltan las jovenc¨ªsimas rep¨²blicas b¨¢lticas o Bosnia-Herzegovina; y un tercero de Euskal Herr¨ªa, incluidas Iparralde y Nafarroa. Entre las m¨²ltiples fotograf¨ªas -con el Rey, con Jordi Pujol, con todos los ministros del Interior que en este pa¨ªs han sido en el ¨²ltimo cuarto de siglo- est¨¢ el pol¨¦mico cartel que el EMK (Movimiento Comunista de Euskadi) le dedic¨® en 1980 cuando la UCD le hizo delegado especial para el Pa¨ªs Vasco, y del que sus autores tuvieron que responder ante los tribunales.Con su inconfundible mostacho ya blanco y su lenguaje tan directo como siempre, se dir¨ªa que Sa¨¦nz de Santa Mar¨ªa no olvida, pero tampoco guarda rencor a nadie, ni a los etarras ni a los golpistas, para los que fue bestia negra por distintas razones. Prepara sus memorias pero promete no publicarlas si no es con car¨¢cter p¨®stumo, pues "lo que tiene inter¨¦s no lo puedo decir y lo que puedo decir, no tiene inter¨¦s". Eso cree ¨¦l.
Pregunta. ?Qu¨¦ habr¨ªa sucedido con usted si Tejero hubiese triunfado?
Respuesta. Pues que no estar¨ªamos haciendo esta entrevista, seguro.
P. Aun a s¨ª, pide su indulto.
R. No tiene nada que ver. Una democracia fuerte es lo suficientemente generosa como para poder asimilar estos perdones. Si nos instalamos en la venganza y la ira, no avanzamos.
P. Usted cree que el elefante blanco, la autoridad militar, por supuesto, que esperaba Tejero era el general Fernando De Santiago y D¨ªez de Mend¨ªvil.
R. Todos los indicios apuntan a que era ¨¦l, pero confirmaci¨®n no hab¨ªa. No apareci¨® por el Congreso ni se puso de manifiesto en el juicio de Campamento.
P. ?Por qu¨¦ fracas¨® el golpe?
R. Porque estaba mal organizado. Hubo una salida [de tropas] en Valencia, pero no se decidieron en otros sitios. Tejero era s¨®lo el detonante, un poco desconexo de los dem¨¢s. En fin, fue una chapuza, afortunadamente.
P. ?Se pens¨® seriamente en asaltar el Congreso con geos?
R. Era una de las opciones que se baraj¨® en el [hotel] Palace, donde montamos el operativo. Como ha apuntado, algunas regiones militares estaban dudosas y el elemento que las pod¨ªa aglutinar era la situaci¨®n del Congreso. Se pens¨® que, si se acababa con ese foco, no se extender¨ªa el golpe. La idea parti¨® de La¨ªna [director de la Seguridad del Estado], pero tanto Aramburu [director de la Guardia Civil] como yo [general inspector de la Polic¨ªa Nacional] la rechazamos, porque el n¨²mero de bajas calculado pod¨ªa ser important¨ªsimo.
P. ?Qui¨¦nes formaban la trama civil del 23-F?
R. No se puede centrar s¨®lo en Garc¨ªa Carr¨¦s, que fue el ¨²nico procesado. En realidad, no hab¨ªa trama civil organizada, sino apoyo civil. Todo el magma que rodeaba al Ej¨¦rcito estaba vinculado a la ultraderecha y estimulaba esa sensaci¨®n de que hab¨ªa que salvar a la Patria, hab¨ªa que hacer algo, como se dec¨ªa entonces, ante el avance tremendo del terrorismo.
P. La guerra sucia contra ETA empez¨® tras morir Franco.
R. Empez¨® antes. Grupos antiterroristas nacen espont¨¢neamente en la ¨¦poca de Franco, como respuesta a los atentados. El t¨¦rmino guerra sucia es muy amplio. No hay ninguna guerra limpia, las guerras son todas sucias. Hay guerras irregulares, con acciones irregulares. Adem¨¢s, no s¨®lo ha habido guerra sucia contra ETA, sino tambi¨¦n dentro de la propia ETA, como la desaparici¨®n de Pertur.
P. El atentado contra Argala se atribuye a los servicios secretos de Carrero Blanco, como venganza por su muerte.
R. El atentado contra Argala figura, en mis notas, atribuido a la Triple A. Es uno de tantos grupos, entre los que estaba el Batall¨®n Vasco Espa?ol o Comando Anti ETA. Todos ten¨ªan un sustrato ideol¨®gico de extrema derecha, con un componente muy violento y conexiones con miembros de las Fuerzas de Seguridad, que les suministraban armas. Es dif¨ªcil explicar ahora el clima que hab¨ªa entonces.
P. En 1980 se le env¨ªa a Euskadi. ?Qu¨¦ situaci¨®n encuentra?
R. Kafkiana. El detonante para que yo vaya al Pa¨ªs Vasco es el atentado de Ispaster, donde hay seis guardias civiles muertos y ETA roba ca?ones sin retroceso. Es la gota que colma el vaso. A mediod¨ªa, me llama el general Guti¨¦rrez Mellado y el presidente Su¨¢rez decide que hay que tomar alguna medida excepcional, que es nombrarme delegado del Gobierno para seguridad en las tres provincias vascas y Navarra. Mi misi¨®n era pacificar lo posible para que pudieran celebrarse en marzo las primeras elecciones vascas. Hubo medio centenar de muertos. No dorm¨ª una noche entera sin que hubiera atentado.
P. ?Hab¨ªa riesgo de que los polic¨ªas se tomasen la justicia por su mano?
R. Pudo haber no una, sino muchas noches de los cuchillos largos. Un atentado con cuatro o cinco v¨ªctimas produce sentimientos de venganza muy humanos y el mando tiene que tener la cabeza fr¨ªa para contenerlos.
P. ?Qu¨¦ hac¨ªa Francia?
R. Todos sab¨ªan que el territorio vasco-franc¨¦s era santuario de ETA. Sin esa frontera, ETA se habr¨ªa acabado hace mucho. Yo estuve en Francia con Mart¨ªn Villa, antes del advenimiento del PSOE, y siempre nos dijeron que era un problema espa?ol, que no quer¨ªan saber nada, que los atentados eran en Espa?a. Yo les devolv¨ª la pelota luego, cuando el GAL. Y ahora nos ponemos tan estrechos. Ven¨ªan protestando de que se hab¨ªa hecho un atentado y no ten¨ªamos control, que pod¨ªan haber sido miembros de las fuerzas de seguridad espa?olas. Les respond¨ªa, 'es un atentado en Francia, a m¨ª qu¨¦ me dice usted'.
P. ?Qu¨¦ le dec¨ªan en el Consejo Superior del Ej¨¦rcito?
R. Mis ideas eran un poco disonantes. El Ej¨¦rcito, como sabe, odiaba cordialmente al general Guti¨¦rrez Mellado, que era mi superior y mi ejemplo. Hay que ponerse en el sitio de esos militares, que eran objeto de atentados. Con su simplismo, no comprend¨ªan c¨®mo se pod¨ªa tolerar eso sin, poder hacer una acci¨®n armada violenta. A m¨ª me dec¨ªan: '?Sabes qui¨¦nes son! ?Por qu¨¦ no los matas?' Y yo contestaba: 'Porque me falta munici¨®n, son 250.000. Que eran los votos de HB. Era una respuesta ir¨®nica a una proposici¨®n indecente.
P. ?Cu¨¢l era la actitud de la derecha en aquella ¨¦poca?
R. La ideolog¨ªa de la derecha en aquella ¨¦poca, y ahora todav¨ªa, la resum¨ªa su jefe, don Manuel Fraga, con quien tambi¨¦n trabaj¨¦, en una frase: "El mejor terrorista es el terrorista muerto". Y hay otra frase que complementa la anterior: "Cualquier teniente de la Guardia Civil sabe lo que hay que hacer para acabar con ETA". Pues no. Yo sosten¨ªa lo contrario. Un terrorista muerto da satisfacci¨®n. Un terrorista vivo, y detenido, da informaci¨®n. Es m¨¢s pr¨¢ctico. Por naturaleza, soy enemigo de toda muerte violenta, mientras no sea estrictamente necesaria.
P. ?Hubo pol¨ªticos de UCD que le pidieron m¨¢s mano dura?
R. S¨ª.
P. ?Puede citar sus nombres?
R. No.
P. ?Alguna vez recurri¨® en aquella ¨¦poca a la guerra sucia?
R. Le responder¨¦ con una m¨¢xima: En la lucha contraterrorista, hay cosas que no se deben hacer. Si se hacen, no se deben decir. Si se dicen, hay que negarlas. Creo que he contestado.
P. A su vuelta del Pa¨ªs Vasco, se le ofreci¨® ser ministro.
R. Hubo un cambio de gobierno y el presidente Su¨¢rez me propuso ser ministro. Pero yo era general de divisi¨®n y quer¨ªa continuar la carrera militar y llegar a teniente general; por lo que dije que s¨ª, con esa condici¨®n. Legalmente no pudo ser, porque el decreto Guti¨¦rrez Mellado obligaba a que los militares que entr¨¢semos en pol¨ªtica pas¨¢ramos a una situaci¨®n especial, ya irreversible. Yo mismo propuse a Juan Jos¨¦ Ros¨®n. Y creo que acert¨¦, porque fue un magn¨ªfico ministro del Interior, mucho mejor de lo que habr¨ªa sido yo.
P. Durante la etapa de UCD hay un atentado, el de Cubillo, que no encaja en esas acciones de venganza o de ultraderecha.
R. Yo no querr¨ªa entrar en ¨¦so ahora. Mart¨ªn Villa era entonces ministro y ¨¦l est¨¢ teniendo en este momento una actitud muy colaboradora, dentro de la crispaci¨®n de su partido. Como ministro del Interior, conocedor del pa?o, creo que deb¨ªa atemperar un poco m¨¢s a su entorno. Pero yo no quiero hablar del atentado a Cubillo. Como sabe, hay una demanda interpuesta.
P. Tras el juicio del 23-F, usted se fue de capit¨¢n general a Valladolid y Barcelona.
R. Tengo la suerte de haber estado en las dos autonom¨ªas reales: Euskadi y Catalu?a. All¨ª me hice muy amigo del presidente Tarradellas y del presidente Pujol. Cuando tom¨¦ posesi¨®n de la capitan¨ªa de Barcelona, mand¨¦ a Pujol subir al podio, rompiendo el protocolo, y nunca lo hubiera hecho mejor. Me facilit¨® tremendamente mi tarea. La pol¨ªtica, a veces, son gestos. Me llev¨¦ muy bien con Pujol y conservo una magn¨ªfica amistad con ¨¦l. A?oro Catalu?a. Lo que pasa es que yo hab¨ªa mandado dos ej¨¦rcitos profesionales, la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil, y en Barcelona me encuentro con el Ej¨¦rcito normal que, viniendo de donde ven¨ªa, es de pena. Lo que me reafirma en mi idea de que el Ej¨¦rcito debe ser profesional, porque los ej¨¦rcitos profesionales son caros pero eficaces; los no profesionales son mucho m¨¢s caros e ineficaces.
P. En noviembre de 1983, el PSOE le hace director general de la Guardia Civil.
R. Yo ten¨ªa mucha relaci¨®n con Narc¨ªs Serra porque, siendo alcalde de Barcelona, los primeros pasos en la milicia los hizo de mi mano. Y fue un alumno muy aventajado. Luego se produce la vacante por cese de Aramburu y me traen a la direcci¨®n general de la Guardia Civil.
P. Donde vuelve a encontrarse con ETA.
R. El PSOE, al llegar al poder, pensaba quiz¨¢ que ETA, por haberse iniciado en la lucha contra la dictadura, cesar¨ªa en sus acciones. La sorpresa fue cuando matan a Lago Rom¨¢n, el general de la divisi¨®n acorazada, la emblem¨¢tica del Ej¨¦rcito. Con ¨¦so quer¨ªa decir ETA: estamos aqu¨ª y de cesar los atentados, nada. Entonces vino el caerse los palos del sombrajo y el empleo de la Guardia Civil contra ETA, con preferencia sobre la Polic¨ªa. El PSOE ten¨ªa en su programa hacerla civil, pero Barrionuevo pronunci¨® su famosa frase: "Los socialistas han descubierto a la Guardia Civil". Lo que descubri¨® estaba ya descubierto: La Guardia Civil siempre es leal al poder instituido.
P. El frustrado secuestro de Larretxea, asumido por el Ministerio del Interior, y el posterior de Segundo Marey, cuando equivocan la v¨ªctima, reflejan una grave falta de coordinaci¨®n.
R. La guerra sucia nunca fue coordinada. Se actu¨® por impulsos, seg¨²n los atentados, los medios y el momento. ?C¨®mo vas a planificar una lucha irregular? Por su propia naturaleza es imposible. Vas a remolque de las circunstancias. Pero nadie [puede planificar]. Se nos compara con la Baader Meinhoff o con las Brigadas Rojas. Es distinto combatir contra unos delincuentes que no tienen soporte ni apoyo pol¨ªtico que contra quienes cuentan con una organizaci¨®n pol¨ªtica detr¨¢s. Es el caso de Irlanda, que empez¨® cuando nosotros y lleva 3.000 muertos, 2.000 m¨¢s que nosotros. Yo fui a Inglaterra con Mart¨ªn Villa y me dec¨ªan: 'Qu¨¦ suerte que tienen ustedes la Guardia Civil'. Porque ellos tuvieron que meter al Ej¨¦rcito, y aqu¨ª hubo presiones de la derecha para meter al Ej¨¦rcito en el Pa¨ªs Vasco. ?Qu¨¦ hace el Ej¨¦rcito en una guerra de guerrillas? No podemos ni siquiera compararnos con ellos. El IRA ten¨ªa un soporte pol¨ªtico, el Sinn Feinn, con una cabeza, Gerry Adams, que consigui¨® la tregua total, porque el problema estaba en conseguir el cese de la violencia antes de negociar. Eso falta aqu¨ª, no tenemos el responsable [pol¨ªtico].
P. ?Por qu¨¦ fue una chapuza el GAL?
R. No fue una chapuza, sino muchas, porque los or¨ªgenes eran distintos. El GAL no exist¨ªa como organizaci¨®n unitaria y as¨ª lo dice la propia sentencia del Tribunal Supremo, recurrida y confirmada. Le voy a poner un caso. Cuando mataron por primera vez a una mujer polic¨ªa, en Zarauz, se produjo una conmoci¨®n tremenda y, no me consta, pero tengo un gran porcentaje de posibilidades de acertar: un grupo de polic¨ªas, amigos del padre de la v¨ªctima, que tambi¨¦n era polic¨ªa, se largaron a Txapela. ?sa era una l¨ªnea, luego hay otra de [hampones] marselleses que se est¨¢n ofreciendo permanentemente a los empresarios vascos, aparecen pululando por el oeste americano aqu¨¦l a ver si cae algo. Y les cae, a veces. Por eso, hay atentados selectivos, menos chapuzas, y los ataques a bares, que son un verdadero desastre.
P. Se asegura que hubo un GAL de la Guardia Civil, precisamente el m¨¢s selectivo.
R. Para nada.
P. En otros pa¨ªses, donde el Estado ha recurrido a la guerra sucia, no ha habido un debate como existe hoy en Espa?a.
R. Hay una gran cantidad de hipocres¨ªa. El problema es que existe el terrorismo. Sin terrorismo, no habr¨ªa guerra sucia. Yo me siento insatisfecho porque a la democracia espa?ola, que ha avanzando en tantos terrenos, le falta la asignatura. pendiente de acabar con el terrorismo. Y lo malo no es s¨®lo que exista el terrorismo, sino que se intente politizar en beneficio partidista, que es lo que est¨¢ ocurriendo en este momento.
P. ?Qu¨¦ le parece la actitud de la derecha ante el caso GAL?
R. Me parece obscena, claramente. Porque es un aprovechamiento oportunista de una situaci¨®n de Estado que tendr¨ªa que ser motivo de pacto constitucional. Hay que apoyar al Gobierno al que en este momento le toca acabar con ese c¨¢ncer.
P. Usted deja la direcci¨®n de la Guardia Civil en octubre de 1986 cuando le sustituye Luis Rold¨¢n, el primer civil al frente del instituto y el mayor fiasco de la etapa del PSOE. ?Lleg¨® usted a sospechar de ¨¦l?
R. Era impensable para todos. Yo era el menos indicado para investigar la vida de Rold¨¢n, por una raz¨®n de ¨¦tica. Cada maestrillo tiene su librillo. Yo dej¨¦ la Guardia Civil y le entregu¨¦ el mando. Ni ¨¦l me consultaba a m¨ª ni yo quise intervenir. Luego me llegaron noticias de irregularidades, pero de tipo menor y nunca hay que hacer caso de ellas, porque el chisme es un elemento muy de guardia civil.
P. Desde el Ministerio del Interior ?se ha hecho algo cualitativamente distinto en la lucha contra el terrorismo con los gobiernos del PSOE que con los de UCD?
R. El Ministerio, del Interior tiene, por su propia naturaleza, unos medios para actuar contra los delitos normales, pero no contra el terrorismo, que ha impedido la total implantaci¨®n del Estado democr¨¢tico en Espa?a. Contra este c¨¢ncer, que exist¨ªa con UCD, existe con el PSOE y, mientras exista, con quien venga, los m¨¦todos para luchar contra ¨¦l tienen que ser iguales. Los detalles, las personas, ser¨¢n diferentes quiz¨¢, pero la filosof¨ªa es la misma. Se puede actuar con la legalidad contra el, terrorismo, pero en el filo de la legalidad. Unas veces, un poco por el borde de dentro y otras veces, un poco por el borde de fuera.
"Me acuso de cinco delitos"
"Todos los usos que se quieran dar a los fondos reservados son ilegales. Le voy a contar una an¨¦cdota, la an¨¦cdota final de mi mandato al frente de la Guardia Civil. Habr¨¢ o¨ªdo hablar de la Operaci¨®n Sokoa. Pues bien: me acuso de cinco delitos en la Operaci¨®n Sokoa. Primero, me entero por mis servicios de informaci¨®n de que ETA quiere comprar unos misiles tierra-aire para derribar el avi¨®n de una alta autoridad, a ser posible la m¨¢s alta, cuando aterrice en el aeropuerto de Fuenterrab¨ªa, que est¨¢ muy cerca de la frontera.Ante ¨¦sta informaci¨®n, para la que emple¨¦ fondos reservados, y me acuso del delito de no haber pagado IVA, me pongo en contacto con un traficante de armas conocido, que puede tener a trav¨¦s de servicios extranjeros acceso a un pa¨ªs de Oriente Medio, donde se compran los misiles. Tr¨¢fico de armas del que me acuso.
Se compran dos misiles, se manipulan para quitarles la carga explosiva y se les ponen dentro dos emisores y un poco de carga para disimular. A trav¨¦s de Portugal, los ponemos a disposici¨®n de ETA, llev¨¢ndolos en una furgoneta m¨ªa, entrando y saliendo de Portugal sin muchos requisitos legales, y dejando la furgoneta en San Sebasti¨¢n, donde ETA recoge los misiles. Colaboraci¨®n con banda armada. Ese es el tercer delito. ?O van cuatro?
Pasados unos d¨ªas, activamos los transmisores y se sabe que los han puesto cerca del aeropuerto. Escuchas ilegales. Est¨¢n una temporada larga. Hacemos eso con otros servicios. Los dem¨¢s se cansan y se van, pero la paciencia de la Guardia Civil, y en este caso la m¨ªa, aguanta. Desaparece y luego vuelve a aparecer m¨¢s d¨¦bilmente la escucha.
Entonces se ve que aquello est¨¢ en Francia y hay que pasar. Se pide pasar a trav¨¦s de unos polic¨ªas franceses adictos, delito tambi¨¦n, y llegamos a Sokoa, a una f¨¢brica de muebles. Sin permiso, entramos en la cooperativa. Delito.
Se registra todo y no aparece nada, pero un sargento dice: hay que tirar este tabique. Tiran el tabique -da?os, otro delito- y aparece todo: los misiles, la documentaci¨®n, los objetivos, las listas. Se estuvo viviendo m¨¢s de un a?o de la Operaci¨®n Sokoa en la lucha contra ETA. Yo pregunto: ?son delitos?
El fin no justifica los medios, dicen. ?Claro que los justifica! Lo que no justifica son asesinatos, a ser posible. Actuar dentro de la legalidad, al extremo de dejar que compren los misiles, que tiren al Rey o a san Pedro, pero, eso s¨ª, yo he actuado, dentro de la Democracia, de la Legalidad y de los Derechos Humanos. ?Venga ya, hombre!".
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