Teatro en dulce
Un antiguo almac¨¦n de caramelos ofrece obras infantiles alternativas
Hace algo m¨¢s de un a?o, un grupo de amigos decidi¨® emplearse a fondo (trabajo y ahorros) en convertir una vieja idea en proyecto: abrir un centro cultural, con actividades y espacios variados a definir. Pero lo que s¨ª tuvieron claro es que programar¨ªan teatro infantil.Desde entonces hasta la fecha, este grupo de amigos ha hecho bueno el silogismo: si hoy es domingo y vas a El Montacargas veras una obra infantil. Apostando por un teatro alternativo, de bajos costes, no han faltado ni un solo domingo a la cita, a pesar de que el programa cambiaron una periodicidad quincenal o mensual. Por el segundo piso de ese viejo almac¨¦n de caramelos rehabilitado han pasado montajes tan extraordinariamente sencillos y bonitos como Cosas del mar, de Comando Teatral, o iniciativas tan peculiares como ese grupo de padres, Cole y Flor, que organiz¨® espect¨¢culos de marionetas a partir- de- su propia experiencia como entretenedores de sus hijos. Historia de una ciudad contada por Wiz y su compa?¨ªa de saltimbanquis del fin del mundo, de la Compa?¨ªa de Comediantes Speight & Company, ha sido otro de los ¨¦xitos de la sala que ayer present¨® la ¨²ltima funci¨®n de Las aventuras del tigre Tolomeo, de La Torre Infiel.
Sin embargo, El Montacargas no es una sala de teatro al uso. Para empezar no hay butacas, ni apenas escenario` los ni?os son invitados a sentarse sobre unas colchonetas, pegaditos a la tarima donde discurre la obra. Y es precisamente esa proximidad la que hace que el teatro all¨ª sea una experiencia distinta para los ni?os. De una manera espont¨¢nea, ese peque?o p¨²blico participa en el relato ("tigre, eres feo"), a veces pretende opinar de modo m¨¢s contundente y obliga a los actores a intervenir, evidentemente salt¨¢ndose el gui¨®n.
En Las aventuras del tigre Tolomeo, por ejemplo, la salida a escena del gigantesco cangrejo, obra del taller de Morboria, provoca verdadero pavor entre los ni?os, que se aligeran en recular hasta los sitios m¨¢s aleja dos del escenario. Ni cortos ni perezosos, los actores intentan tranquilizarlos. Al final de la obra, forman una conga con el p¨²blico. En definitiva, una fiesta.
El Montacargas programa teatro infantil atendiendo estos criterios, "Que las obras sean divertidas y est¨¦n bien hechas", seg¨²n palabras de Aurora Navarro, portavoz de la sala. Luego, est¨¢ el problema del presupuesto; las compa?¨ªas se llevan el 50% del taquillaje, pero como la capacidad m¨¢xima es de 60 personas, es f¨¢cil concluir que no es mucho.
El Montacargas (calle de Antill¨®n, 19, junto a la Puerta del ?ngel). Sesi¨®n infantil todos los, domingos alas 18.00; 400 pesetas ni?os, 600 adultos.
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