La peseta, bajo presi¨®n
UNA SEMANA m¨¢s la peseta ha vuelto a ser objeto de intensas presiones depreciadoras que han situado su tipo de cambio frente al marco alem¨¢n en un nuevo m¨ªnimo hist¨®rico, a poco m¨¢s de cuatro pesetas de su l¨ªmite superior de fluctuaci¨®n en el seno del Sistema Monetario Europeo (SME). En la determinaci¨®n de esta cotizaci¨®n superior a las 88 pesetas por marco alcanzada el viernes ha jugado un papel nada desde?able la manifiesta debilidad del d¨®lar y el consiguiente fortalecimiento de la moneda alemana, con vertida en el principal refugio ante la inestabilidad monetaria internacional y las desfavorables expectativas que la crisis financiera de M¨¦xico han proyectado sobre EE UU. La singularidad de la situaci¨®n espa?ola, radica en la significativa influencia que la incertidumbre pol¨ªtica est¨¢ teniendo sobre esa depreciaci¨®n del tipo de cambio de la peseta o sobre la amplitud igualmente destacable de los diferenciales de rentabilidad de los t¨ªtulos de deuda p¨²blica frente a sus hom¨®logos ale manes. Ni siquiera las autoridades econ¨®micas discuten esa influencia. En cualquier caso, su capacidad de maniobra, y m¨¢s en concreto la del Banco de Espa?a, para reducir esas intensas presiones es muy limitada: comprar pesetas apenas tiene sentido a tenor de las enormes transacciones de divisas que se realizan diariamente en los mercados. Tampoco seria eficaz una nueva elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s de intervenci¨®n. Por el contrario, tendr¨ªa efectos adversos sobre la inversi¨®n.
Las autoridades econ¨®micas han hecho ya lo poco que pod¨ªan hacer. Son razones internas, sin menospreciar las perturbaciones ex¨®genas, las que insisten desde primeros de a?o en subrayar el car¨¢cter perif¨¦rico de la peseta, y entre ellas, las m¨¢s influyentes son de naturaleza extraecon¨®mica. La peseta y la deuda p¨²blica espa?ola est¨¢n, como todos los activos financieros denominados en otras monedas, a merced de los mercados, pero el caso espa?ol se agrava ahora por el hecho de que ¨¦stos sancionan con una elevada prima de riesgo la situaci¨®n pol¨ªtica dom¨¦stica, es decir, las muestras de incapacidad que est¨¢n dando los dirigentes del pa¨ªs, los que gobiernan y los que quieren gobernar, para garantizar la gobernabilidad. Esa incapacidad ensombrece hoy la posibilidad de sacar el mejor partido de la recuperaci¨®n econ¨®mica.
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