Las patas del elefante
"Cuando Carlos fue designado candidato, quedamos de acuerdo toda la familia en seguir la pol¨ªtica del elefante, con las orejas muy grandes para escuchar ( ... ) con la piel bien gruesa para que no penetre la intriga que hiere ni el halago que deforma y con las cuatro patotas en la tierra hemos intentado caminar todos". El nicarag¨¹ense Tom¨¢s Borge recoge en un libro apolog¨¦tico sobre el ex presidente Carlos Salinas estas palabras pronunciadas por Ra¨²l hace dos a?os. El mayor de los Salinas estaba llamado a ocupar las m¨¢ximas cotas de una carrera pol¨ªtica abierta por su padre. Sin embargo, se acab¨® convirtiendo en una sombra molesta que planeaba sobre la gesti¨®n de su hermano peque?o.Ingeniero civil, diplomado en la Universidad de Par¨ªs e investigador de El Colegio de M¨¦xico, la biograf¨ªa de Ra¨²l Salinas, nacido en Monterrey hace 48 a?os, es una abigarrado discurrir entre el activismo social radical y el tr¨¢fico de influencias.
En su juventud, fue uno de los impulsores de Pol¨ªtica Popular, movimiento de corte mao¨ªsta engendrado en los a?os 60 y uno de los sustratos ideol¨®gicos del Ej¨¦rcito Zapatista, la guerrilla de Chiapas. Su carrera como funcionarlo p¨²blico no fue dilatada: asesor de Programaci¨®n y Presupuesto y director de Conasupo, una especie de cadena estatal de economatos.
Sin embargo, su mara?a de negocios, que creci¨® como la espuma al calor de la pol¨ªtica privatizadora del anterior sexenio, dio pie a las acusaciones de enriquecimiento il¨ªcito y tr¨¢fico de influencias. La atm¨®sfera espesa que lo rodeaba impuls¨® a Carlos a becarlo por una temporada en la Universidad de California. La siguiente estaci¨®n ha sido la prisi¨®n de Almoloya.
El elefante, finalmente, entr¨® en la cacharrer¨ªa.
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