Major saca adelante por cinco votos el debate de la UE en los Comunes

El primer ministro brit¨¢nico, John Major, gan¨® anoche por el estrecho margen de cinco sufragios (319 votos contra 314) un debate parlamentario sobre Europa forzado por los laboristas. Lo que comenz¨® como una discusi¨®n acerca de la actitud del Gobierno conservador frente a la Uni¨®n Europea (UE), acab¨® en un mal trago para Major. Los parlamentarios euroesc¨¦pticos de su propio partido se abstuvieron.

Los unionistas norirlandeses votaron con el laborismo, demostrando su contrariedad ante los planes para pacificar Irlanda del Norte. Al final, el derrotado parec¨ªa el mandatario brit¨¢nico y no su oponente, Tony Blair.El debate lo hab¨ªa provocado precisamente una moci¨®n laborista de condena a la pol¨ªtica del Gobierno brit¨¢nico sobre la UE. Dicha cr¨ªtica, que a simple vista no parece crucial ' sirvi¨® para enconar a¨²n m¨¢s la actual divisi¨®n del Partido Conservador. Major no s¨®lo se enfrent¨® a un Tony Blair implacable, que truf¨® su intervenci¨®n de ¨¢cidas bromas. Mientras le respond¨ªa debi¨® hacer c¨¢lculos para saber si tendr¨ªa suficientes votos de apoyo.

Los logr¨®, pero a base de mencionar el t¨¦rmino refer¨¦ndum para referirse al futuro del Reino Unido en Europa. Aunque no se dej¨® arrastrar por las pretensiones del ala rebelde de su partido (se lo exigieron -a cambio de sus votos), tampoco pudo descartarlo. "S¨®lo la necesidad de operar cambios constitucionales me llevar¨ªa a convocar una consulta popular acerca de la presencia del Reino Unido en la Uni¨®n Europea" dijo. Los laboristas le acusaron entonces de ser el cautivo de una minor¨ªa opuesta a cooperar con el resto de los europeos.

Cerca de la medianoche se desvel¨® el enigma. Los rebeldes se abstuvieron y los unionistas le obsequiaron con un voto de castigo. Contrarios a cualquier sugerencia de una posible Irlanda unida, prefirieron sumarse a los sufragios laboristas. Ambas actitudes demuestran que Major lidera ahora un partido dividido sobre temas cruciales. Y que se enfrenta a un grupo minoritario de peso, dispuesto a llenarle de piedras el camino que lleva hacia la uni¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de Europa. Los liberaldem¨®cratas, a su vez, confirmaron las cr¨ªticas de los ¨²ltimos meses y votaron tambi¨¦n a favor de la moci¨®n laborista.

Anoche, Blair quiso presentarse como el jefe de un partido unido frente a un Gobierno incoherente y preso de sus cr¨ªticos. Su verbo fluido, sus preguntas literalmente arrojadas contra Major, pero que ¨¦l mismo respond¨ªa, y los gritos de apoyo de su grupo facilitaron dicha tarea. %Es usted capaz de ponerse de acuerdo con alguno de sus ministros cuando hablan de Europa?", le espet¨®.

Cuando parec¨ªa dar a Major un respiro, le lanz¨® el siguiente dardo: "?No le parece mejor salir de la Uni¨®n Europea si ello implica modificaciones constitucionales que atenten contra la esencia misma de esta naci¨®n? Si as¨ª fuera, incluso yo lo har¨ªa", replic¨® el propio Blair.

Major acus¨® el envite y mantuvo una media sonrisa frente a su crecido oponente. Cuando habl¨® recuper¨® la compostura, asegurando que el Reino Unido "quiere y debe estar en Europa porque ello supone ventajas econ¨®micas inigualables". El cap¨ªtulo de la moneda ¨²nica le sirvi¨® para descargar la adrenalina acumulada. "Nadie en Europa cree que sea posible lograrla antes del a?o 2000", dijo. Y luego concluy¨®: "Apoyaremos a la Uni¨®n Europea siempre que no nos exija debilitar nuestra soberan¨ªa nacional. Siempre que no nos obligue a aceptar un horizonte federal". Nada de todo ello logr¨® conmover a los euroesc¨¦pticos.