El juego del swing y del duende
A estas alturas las disquisiciones sobre si el flamenco puede tener puntos de concurrencia con otras m¨²sicas parecen bizantinas, si no sencillamente ociosas. Es un hecho que ah¨ª est¨¢ y no tiene vuelta de hoja. M¨²sicos del jazz y del flamenco se unieron, una vez m¨¢s, en el concierto que motiva este comentario.Jorge Pardo y Carles Benavent crecieron en el jazz, se formaron en el jazz y sin embargo es ahora en su madurez art¨ªstica cuando m¨¢s comprometidos se hallan con el fen¨®meno flamenco. Pardo y Benavent han entendido con tal propiedad lo jondo, que cada vez con mayor frecuencia cuando tocan estilos espec¨ªficamente flamencos, como las buler¨ªas o los ritmos atangados a que son tan afectos nos dan la impresi¨®n de hallarnos no ante m¨²sicos procedentes de otros g¨¦neros sino ante flamencos que expresan su arte con instrumentos no utilizados convencionalmente a este fin.Suenan flamencos
Jorge Pardo & Carles Benavent
Con Potito (cante), Agust¨ªn el Bola (guitarra flamenca), Rubeni Dandas y Tino di Geraldo (percusiones). Madrid. Centro Cultural de la Villa. 2 de marzo.
Pero so?ar, suenan definitivamente flamencos. Los saxos o la flauta de Pardo vienen a suplir la voz del cantaor, y lo hacen con eficacia, con sensibilidad y con una calidad de sonido de belleza distinta a la que puede ofrecernos la voz humana. Ni mejor, ni peor, distinta. El bajo de Benavent aporta esos sonidos siempre un tanto misteriosos, pero impregnados de sugesti¨®n, de dicho instrumento. Los dos, Pardo y Benavent, son grandes m¨²sicos, tienen una. profunda comprensi¨®n del flamenco, son flamencos.
Con ellos, otros m¨²sicos que se mueven en parecida onda musical. Dos percusionistas de excepci¨®n, Di Geraldo y Dandas, capaces de entablar entre s¨ª di¨¢logos, r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas absolutamente sensacionales. Agust¨ªn Carbonell, El Bola, es un guitarrista flamenco que se ha adecuado estupendamente a las necesidades de un grupo que maneja dos lenguajes tan distintos, y se desempe?a -a la perfecci¨®n en ese compromiso. En cuanto al Potito, sin ser un gran cantaor, sabe adaptarse bien a lo que se le pide en este juego seductor del swing y del duende.
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