La peseta como juez
POR SI la convivencia espa?ola estuviera escasa de tensiones, el comportamiento de los mercados financieros, y particularmente el de divisas, se ha convertido en un foco adicional de perturbaciones a las que el Gobierno ha de hacer frente con m¨¢s voluntad que capacidad efectiva de neutralizaci¨®n. En un contexto internacional adverso, la peseta ha vuelto a sufrir intensas presiones depreciadoras durante la pasada semana. Su tipo de cambio frente al marco alem¨¢n y el flor¨ªn holand¨¦s marc¨® nuevos m¨ªnimos hist¨®ricos, intensificando las conjeturas acerca de una eventual ca¨ªda m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite del 15% fijado por el Sistema Monetario Europeo (SME), lo que podr¨ªa suponer el abandono de esa disciplina cambiaria.A lo largo de la semana se han conjugado diversas circunstancias adversas a la peseta. La m¨¢s importante de todas, la hist¨®rica depreciaci¨®n del d¨®lar frente al marco y al yen. La moneda estadounidense ha arrastrado en su ca¨ªda a las divisas m¨¢s d¨¦biles del SME. A este hecho objetivo se han sumado las declaraciones del secretario de Estado de Econom¨ªa restando dramatismo a una eventual devaluaci¨®n, e incluso al abandono de la peseta del mecanismo de cambios del SME. Los operadores en los mercados reaccionaron intensificando sus ventas de pesetas en anticipaci¨®n de tal desenlace.
Los operadores financieros han incorporado tambi¨¦n a su agenda acontecimientos pol¨ªticos el
¨¦xito de la detenci¨®n de Rold¨¢n convertido en un fiasco para el Gobierno- que no han hecho sino aumentar el clima de incertidumbre. As¨ª, las dudas sobre la gobernaci¨®n anulan al menos en parte el correcto rumbo marcado por las autoridades econ¨®micas para corregir los desequilibrios de nuestra econom¨ªa. Pero en situaciones de confusi¨®n los operadores prefieren llevar los capitales a zonas de menor riesgo. As¨ª, los tipos de inter¨¦s con que cotizaban en el mercado secundario los t¨ªtulos de la deuda p¨²blica espa?ola defin¨ªan una diferencia frente a sus hom¨®logos alemanes de m¨¢s de 4,5 puntos porcentuales, mientras la diferencia en tasas de inflaci¨®n apenas supera los dos puntos.
En una situaci¨®n tal, las posibilidades de reducir la vulnerabilidad de la peseta son escasas. Si poco eficaces han sido las intervenciones de los principales bancos centrales en apoyo del d¨®lar, las que ha llevado a cabo el Banco de Espa?a para hacer lo propio con la peseta s¨®lo han conseguido ganar una semana m¨¢s. Es probable que la eventual superaci¨®n del 15% de m¨¢xima depreciaci¨®n establecida en el mecanismo, de cambios del SME no provocara una mera devaluaci¨®n, sino el abandono del sistema. En la medida en que la debilidad de la peseta no se explica por razones econ¨®micas, el mantenimiento en el SME, aun con un nuevo tipo de cambio central, no ser¨ªa conveniente, ni lo admitir¨ªan probablemente los dem¨¢s pa¨ªses miembros mientras no se normalice la situaci¨®n pol¨ªtica.
La trascendencia de un abandono temporal del mecanismo de cambios no ser¨ªa hoy tan importante como cuando lo hicieron la lira italiana y la libra esterlina. Si, razonablemente, las autoridades espa?olas han buscado en la vinculaci¨®n a la disciplina cambiaria europea mayor credibilidad de su pol¨ªtica econ¨®mica, en la situaci¨®n actual el beneficio es menor, b¨¢sicamente por dos razones. En primer lugar, porque el SME no dispone, desde el 1 de agosto de 1993, del grado de disciplina original -los tipos; de cambio pueden fluctuar hasta un 15% en torno, a sus tipos centrales- ni de los atributos que le granjearon ese cr¨¦dito como zona de estabilidad cambiaria. No s¨®lo la peseta, tambi¨¦n el franco franc¨¦s se mueve hoy lejos de su tipo de cambio central, lo que revela dificultades intr¨ªnsecas al funcionamiento del SME. En segundo lugar, la autonom¨ªa del Banco de Espa?a y las evidencias de reforzamiento del rigor presupuestario deber¨ªan actuar, en ausencia de perturbaciones pol¨ªticas tan intensas como las que vive Espa?a, como refuerzos de esa credibilidad aut¨®ctona, al margen de la que supuestamente transmite el SME.
Es lamentable que sean los mercados financieros los que acaben asumiendo el papel de ¨¢rbitros de la situaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a. Y mucho m¨¢s que una hipot¨¦tica devaluaci¨®n de la peseta, o su abandono del mecanismo disciplinario del SME, se acabe convirtiendo en un test b¨¢sico- para la resoluci¨®n de la actual crisis pol¨ªtica. Mal desenlace para el actual Gobierno, pero nefasto precedente para la consolidaci¨®n de un esquema de relaciones pol¨ªticas compatible con la necesaria participaci¨®n en la integraci¨®n econ¨®mica y monetaria de Europa.
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