La 'ejecuci¨®n' en una calle, de R¨ªo de un ladr¨®n conmueve a la opini¨®n p¨²blica

Un cabo de la Polic¨ªa Militar liquid¨® el s¨¢bado de tres tiros en la cabeza a un ladr¨®n en el barrio de Botafogo, en R¨ªo de Janeiro. La escena, que se produjo en las inmediaciones de un concurrid¨ªsimo centro comercial ante decenas de transe¨²ntes, ha dado la vuelta al mundo al ser rodada por un equipo de la televisi¨®n O Globo. El agente, que aleg¨® defensa propia, puede ser condenado a hasta 30 a?os de c¨¢rcel.

Un grupo de 12 polic¨ªas participaba en una operaci¨®n de limpieza en la zona cuando tres j¨®venes atracaron una farmacia del centro comercial. La llegada de los agentes desencaden¨® un tiroteo que produjo un muerto y un herido entre los asaltantes. Un tercero logr¨® huir. El herido, Cristiano Moura Mesquita, de 20 a?os, intent¨® esconderse en una furgoneta. Fue descubierto y arrojado al suelo, donde recibi¨® los tres disparos.R¨ªo de Janeiro sufre una delincuencia que deja cada d¨ªa 20 cad¨¢veres, y fruto de ello es la reacci¨®n positiva de la gente a lo ocurrido: el ciudadano de a pie est¨¢ harto de hallarse a merced de una bala perdida, de que le atraquen a la salida de un banco, de ser asaltado en el restaurante, de que le roben el coche o de escuchar durante horas y horas tiroteos entre bandas rivales.

Opiniones divididas

"El que maten a un ladr¨®n es impactante. Pero los ladrones tambi¨¦n matan", dec¨ªa Daise dos Santos, de 21 a?os, que trabaja junto al lugar donde fue abatido Cristiano. "Los ladrones no piensan en si van a dar a ni?os o a transe¨²ntes", agregaba Ana Mar¨ªa Le?o, due?a de un quiosco de prensa en el mismo lugar. "As¨ª que no deben castigar al polic¨ªa". La impotencia de los ciudadanos ante la delincuencia que se abate sobre R¨ªo les lleva a aprobar medidas radicales o a tomarse la justicia por su mano. A pocos metros de donde muri¨® el delincuente, el pasajero de un autob¨²s mataba a un muchacho que acaba de desvalijar a los usuarios. El hombre sac¨® su pistola, dispar¨¦ sobre el ladr¨®n y luego se baj¨® sin que nadie dijera nada. El domingo, al d¨ªa siguiente de estos sucesos, un vecino de la isla del Gobernador, pr¨®xima al centro de la ciudad, muri¨® alcanzado por una bala mientras descansaba en la terraza de su casa.