"El fin po¨¦tico"
Eclipsado por los innumerables estudios, investigaciones y ediciones consagrados a su entorno, el entorno de la generaci¨®n del 27, la figura y obra de Juan Larrea (1895-1980) emerge de las zonas oscuras de la historia y cr¨ªtica literarias como una desconcertante e intransigente y, a la vez, arrolladora y fascinante personalidad cultural de nuestro, tiempo. Si bien no comparti¨® ideas est¨¦ticas ni esp¨ªritu po¨¦tico, con la prestigiosa brilliant pleiad, para la mayor¨ªa de investigadores s¨ª coincide en esa n¨®mina nunca definitiva pero siempre vigente como etiqueta en manuales, antolog¨ªas y libros dedicados al per¨ªodo literario m¨¢s atractivo de nuestro siglo.Fue en aquellos a?os veinte cuando Larrea inici¨® la publicaci¨®n de sus primeros poemas en las revistas literarias de la ¨¦poca (Cervantes, Grecia o Carmen), que se hab¨ªan convertido en cabeceras abanderadas e influyentes de algunos de los imprecisos y ef¨ªmeros contornos de los ismos espa?oles.. En esta ¨¦poca de enorme tumulto y confusi¨®n entre los movimientos vanguardistas nacionales y europeos, Larrea -lo ha dejado escrito Gerardo Diego- "no se une a la pen¨ªnsula de la generaci¨®n del 27i sino. por un delgad¨ªsimo, y enjuto istmo llamado Gerardo Diego", quien lo incluye en su famosa Antolog¨ªa (1932) y le facilita la publicaci¨®n de algunos de sus poemas en las revistas mencionadas. Comenzar¨ªa, entonces, a labrarse la reputaci¨®n de poeta desinteresado por su obra personal, semidesconocido y casi inexistente, hasta el punto de que durante alg¨²n tiempo se crey¨® que el nombre de Juan Larrea era seud¨®nimo de Gerardo Diego.Hombre moderno
Que Larrea escribiera en franc¨¦s una buena parte de su obra po¨¦tica no s¨®lo supone la adaptaci¨®n a un medio expresivo que consideraba m¨¢s, apto para la traducci¨®n de su experiencia interna, sino la convulsi¨®n de una voluntad est¨¦tica de reafirmar la escisi¨®n del hombre moderno. Por ello decide interrumpir su obra en verso en 1932, porque considera fracasado el contenido de su mensaje po¨¦tico. Mensaje (Versi¨®n celeste) que permanecer¨ªa in¨¦dito y ausente hasta casi 40 a?os despu¨¦s. Cabr¨ªa reconocer, adem¨¢s, que su producci¨®n cosmog¨®nica y exeg¨¦tica, realizada en prosa durante el exilio, no se ha visto favorecida por una id¨®nea recepci¨®n e interpretaci¨®n. Pero es entonces cuando la transformaci¨®n gen¨¦rica y esc¨¦nica que hace in separables vida y literatura desdobla su voz po¨¦tica en la plasmaci¨®n de una delirante prosa tras el destierro republicano de 1939, se convierte en el punto de inflexi¨®n que capitaliza la complejidad de la obra de Larrea. Son los a?os de redacci¨®n de su testimonio po¨¦tico y emocional (Orbe) que trunca al original poeta de vanguardias y lo convierte en un apocal¨ªptico y ut¨®pico te¨®logo de la cultura.
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