Los mitos sobre Rusia
?Se debe ayudar econ¨®micamente a Rusia? ?Vale la pena darle apoyo financiero? Estas preguntas se las formulan cada vez con m¨¢s frecuencia en Occidente, especialmente despu¨¦s de los ¨²ltimos acontecimientos ocurridos en Chechenia.Puedo estar de acuerdo con los que digan que no se puede apoyar financieramente a un pa¨ªs que est¨¢ llevando a cabo una guerra; es m¨¢s, una guerra civil en su propio territorio. Pero de todas maneras quisiera examinar este problema en un plano mucho m¨¢s amplio.
Hay otra l¨®gica completamente distinta para ayudar a las reformas rusas que se diferencia en mucho de la aceptada generalmente. Pero para que la opini¨®n p¨²blica occidental pueda comprenderla, hay que acabar primero con una serie de mitos sobre Rusia, una serie de estereotipos que se han formado en Occidente respecto a nuestro pa¨ªs.
El primer mito es que Rusia ya es un pa¨ªs democr¨¢tico. Rusia, desde 1991, se convirti¨® en un pa¨ªs democr¨¢tico en el cual el poder, como en cualquier otro pa¨ªs democr¨¢tico, representa, si no a todo, por lo menos a la mayor¨ªa del pueblo. Como resultado de este enfoque, los Gobiernos y la opini¨®n p¨²blica occidentales han comenzado a identificar a Rusia con la personalidad de Bor¨ªs Yeltsin y de su portavoz de pol¨ªtica exterior, Andr¨¦i K¨®zirev, a veces con V¨ªktor Chernomirdin e incluso con Yegor Gaidar. Se ha creado la err¨®nea impresi¨®n de que precisamente estas personas representan a Rusia. Pero no es as¨ª. Y no es que estas personas sean malas o buenas, el problema es que Rusia todav¨ªa no es un pa¨ªs democr¨¢tico y no lo ser¨¢ en unos diez a?os. ?Por qu¨¦? Aunque s¨®lo sea porque Rusia todav¨ªa no tiene leyes electorales y hasta ahora no ha habido elecciones realmente libres, democr¨¢ticas y justas. El simple m¨¦todo de recuento de los votos, piramidal, que se aplic¨® en los pasados comicios de diciembre de 1993, demuestra que en Rusia todav¨ªa es posible realizar la f¨®rmula estaliniana de las elecciones: "No importa qui¨¦n gane las elecciones; lo importante es qui¨¦n cuenta los votos".
En el pa¨ªs no hay mecanismos civiles de relaci¨®n con el poder. Esto es lo que no permite a Rusia convertirse, por el momento, en un pa¨ªs democr¨¢tico. El poder no depende de ninguna manera del pueblo. Y el Parlamento tiene facultades sumamente limitadas. Y la Constituci¨®n, en muchos puntos, no es democr¨¢tica, en particular por la gran concentraci¨®n de poder en unas manos, en las del presidente, por la estructura federal del pa¨ªs y por la misma manera en que se aprob¨® esta ley fundamental. Eso explica que hoy, aunque el 85% de los rusos est¨¦ en contra de la guerra en Chechenia, las autoridades puedan ignorarlo.
En otras palabras, cuando preguntan si se debe ayudar a Yeltsin, al considerar si se debe ayudar a Rusia, se est¨¢n equivocando. Hay felices coincidencias en que ayudar a Yeltsin significa ayudar a Rusia. Pero puede haber situaciones en las que estas cosas deben plantearse separadamente. Y, precisamente una de estas situaciones es la que se ha creado tras lo sucedido en Chechenia -que yo llamar¨ªa una intervenci¨®n militar en la democracia, en nuestras reformas-. Y lo peor que podr¨ªa suceder ahora ser¨ªa confundir la actitud negativa hacia Yeltsin con la actitud hacia el pueblo ruso. Rusia no debe, por ning¨²n motivo, verse aislada. Si ello sucede, Rusia -que hoy define su camino futuro y, lo que es m¨¢s importante, se encuentra en un proceso de autoidentificaci¨®n- se encontrar¨¢ ante un dilema muy serio: unirse al resto del mundo o definirse como un pa¨ªs que se encuentra en un entorno enemigo. Esto ya sucedi¨® con la Rusia sovi¨¦tica en los a?os veinte-treinta y sabemos cu¨¢les fueron las consecuencias en todo el mundo. Si esa situaci¨®n se repite en Rusia vencer¨¢n las fuerzas nacional-patri¨®ticas, nacional-comunistas o incluso fascistas. Y ser¨¢ muy, pero que muy peligroso.
El segundo mito es que Rusia ya es un pa¨ªs de econom¨ªa de mercado. Occidente organiza la ayuda a Rusia como a un pa¨ªs de econom¨ªa de mercado que debe estabilizar su moneda con el fin de salir de la crisis. Esto tambi¨¦n es incorrecto. En Rusia, por el momento, no hay econom¨ªa de mercado. A diferencia de la econom¨ªa de los pa¨ªses de Europa oriental, la econom¨ªa rusa no se vino abajo debido a la planificaci¨®n centralizada, sino que fue creada como una econom¨ªa centralizada, planeada y dirigida. Por eso, aqu¨ª los problemas ante las reformas son completamente distintos. El martes negro del rublo, cuando el 11 de diciembre de 1994 cay¨® instant¨¢neamente en 1.000 puntos y dos d¨ªas despu¨¦s fue elevado de nuevo artificialmente a su nivel anterior, demostr¨® definitivamente que la reforma realizada ¨²nicamente a trav¨¦s de la estabilizaci¨®n financiera, aplicada por el Gobierno ruso, no representa en ning¨²n caso una transformaci¨®n econ¨®mica integral real. Las aut¨¦nticas reformas econ¨®micas en Rusia deben pasar no s¨®lo por la estabilizaci¨®n de la moneda, sino tambi¨¦n por una profunda reestructuraci¨®n de la econom¨ªa misma, por la creaci¨®n de los dos pilares de la econom¨ªa de mercado: la propiedad privada y la competitividad. Esto hay que hacerlo a trav¨¦s de la desmonopolizaci¨®n, de la privatizaci¨®n real, garantizando los derechos de la propiedad privada y desarrollando el peque?o comercio.
Pues bien, nosotros pensamos que la tarea debe consistir en apoyar la primera etapa de estas reformas, que yo calificar¨ªa de institucionales. Despu¨¦s se puede pasar a aplicar una pol¨ªtica estabilizadora, para lo que se necesitan los cr¨¦ditos del Fondo Monetario Internacional. Es evidente que hay que controlar constantemente la inflaci¨®n, pero esto no significa que tengamos derecho a actuar como lo hacemos con el presupuesto de 1995: cubrir la mitad de su d¨¦ficit con cr¨¦ditos occidentales. Porque esto no es real ni es profesional.
?C¨®mo ayudar, pues, a Rusia en estas circunstancias, cuando Yeltsin lleva a cabo una guerra civil y el Gobierno est¨¢ ocupado en infructuosas semirreformas?
El futuro de las reformas rusas consiste en reformas de abajo arriba, y no de arriba abajo. La estrategia de la ayuda debe ser pensada precisamente en este nivel. Hay que financiar empresas privadas y organizaciones concretas, autoridades regionales concretas que realizan proyectos concretos. Y prestar ayuda t¨¦cnica para realizar estos proyectos. Es necesario que Occidente apoye al peque?o empresario ruso, al sector privado del comercio, a la desmonopolizaci¨®n, a la creaci¨®n de un mercado inmobiliario. Esto ser¨ªa muy valioso y prometedor. En la pr¨¢ctica, significar¨ªa ayudar en la preparaci¨®n de cuadros, en el estudio de idiomas, en el traspaso de know how, en el intercambio de experiencias. En ¨²ltima instancia, Rusia y sus ciudadanos est¨¢n mucho m¨¢s interesados en la ayuda intelectual y moral que en la financiera.
Si Occidente se decide a conversar con Rusia en el idioma de la verdad, esto ser¨¢ muy productivo.
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