Dinero para Yeltsin
DEFENDER LOS derechos humanos vuelve a ser labor poco agradecida en Mosc¨². Un a?o despu¨¦s de su nombramiento, el Parlamento de Rusia ha acordado la fulminante destituci¨®n de Sergu¨¦i Kovaliov como defensor del pueblo. La causa directa es su firme denuncia de la invasi¨®n de Chechenia por las tropas rusas y los abusos cometidos all¨ª contra la poblaci¨®n chechena, pero tambi¨¦n contra los soldados rusos. La decisi¨®n no es sino un paso m¨¢s en la presi¨®n de los elementos nacionalistas y comunistas para arrebatar toda influencia a los dem¨®cratas y reformistas.Es una pura coincidencia que, mientras los parlamentarios rusos se deshac¨ªan de otro dem¨®crata, se hiciera efectiva la concesi¨®n de un nuevo cr¨¦dito de 6.000 millones de d¨®lares del Fondo Monetario Internacional a Rusia, el mayor desde que se iniciaron los cambios. El director del FMI, Camdessus, viaj¨® a la capital rusa para darle solemnidad al hecho ante la opini¨®n p¨²blica rusa. Seg¨²n los economistas del FMI, ese pr¨¦stamo tiene como objetivo ayudar a Rusia a reducir el d¨¦ficit de su presupuesto y lograr a fin de a?o que la inflaci¨®n se estabilice en una tasa inferior a la de a?os anteriores.
Ayudar al saneamiento de la econom¨ªa rusa es un objetivo loable. Pero la concesi¨®n de dicho cr¨¦dito tiene en estos momentos un significado pol¨ªtico que ha despertado en Europa y en EE UU fuertes cr¨ªticas. Porque el retorno a viejos h¨¢bitos en Rusia no se limita al terreno del lenguaje, sino que est¨¢ teniendo ya efectos muy serios en la pol¨ªtica presupuestaria. El viceministro de Finanzas Alachenko, uno de los reformadores que a¨²n resist¨ªa en su cargo, ha dimitido para protestar contra una pol¨ªtica que tira por tierra todos los c¨¢lculos del presupuesto para reforzar la pol¨ªtica de la industria militar y del complejo agrario colectivista.
La tr¨¢gica realidad rusa, con el peso creciente de las mafias en todo el sistema econ¨®mico, la ca¨ªda en desgracia de los reformistas y la alianza manifiesta de ultranacionalistas y comunistas contra las reformas, obliga a poner en duda que las previsiones optimistas del FMI se realicen. El cr¨¦dito del FMI a Yeltsin parece as¨ª m¨¢s un gesto de favor de la comunidad internacional hacia el presidente que una medida de apoyo coordinado a la transformaci¨®n de la econom¨ªa rusa. Y no hay ¨²ltimamente muchos motivos para aplaudir y gratificar la conducta del Kiemlin. Sin embargo, la UE y EE UU insisten en la tesis de que Yeltsin es el ¨²nico garante de una esperanza de democracia y reforma, y que hay que seguir ayudando a base de cr¨¦ditos, ya que toda alternativa es peor.
Las dudas respecto a la oportunidad de dicho cr¨¦dito son muchas. Ya no es s¨®lo Chechenia, ni la multiplicaci¨®n de indicios de que ni este Parlamento ni este ejecutivo quieren profundizar en las reformas m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica general. Son muchas tambi¨¦n las voces que denuncian que los apoyos financieros, tal como se dan, s¨®lo son balones de ox¨ªgeno pol¨ªtico para Yeltsin y liquidez para alimentar estructuras administrativas enemigas de la reforma real.
Convendr¨ªa por ello que, en el futuro, los Gobiernos occidentales y el FMI exigieran algo m¨¢s que buenas palabras a Mosc¨² a la hora de mostrar generosidad hacia Yeltsin. Por ejemplo, pasos concretos en la legislaci¨®n que otorguen garant¨ªas a la propiedad privada, incluida la del suelo, y una mayor fiscalizaci¨®n del destino de los cr¨¦ditos. Adem¨¢s, claro est¨¢, de respeto a los c¨®digos de. conducta que proh¨ªben, por ejemplo, bombardear a ciudadanos de su propio Estado.
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