Las ovejas del Defensor del Pueblo
La instituci¨®n pide que se indemnice un pastor leon¨¦s que perdi¨® su reba?o en una inundaci¨®n provocada.
On¨¦simo Gonz¨¢lez Mart¨ªnez, de 56 a?os, ni se acuerda del d¨ªa en que perdi¨® su reba?o. Separado y con sus cuatro hijos instalados fuera del pueblo, vive s¨®lo en una sencilla casa con muros de adobe, material habitual en la zona de Castrofuerte, junto al Esla, aguas abajo de Valencia de Don Juan (Le¨®n).El estado de su vivienda retrata la soledad en la que se desenvuelve. En el fregadero se acumulan los cacharros sucios de comidas anteriores. Junto a la puerta de la cocina, en el descansillo se encuentra un tanque refrigeador de leche, donde acumula la que orde?a a mano ma?anas y tardes hasta que el transportista de la central lechera la recoge al cabo de unos d¨ªas informa Marif¨¦ Moreno.
On¨¦simo no puede creer que con su modestia alguien como el Defensor del Pueblo se ocupe de ¨¦l. Ni siquiera sabe de qu¨¦ se trata, cuando una llamada telef¨®nica de Madrid le advierte de que su caso ocupa 13 p¨¢ginas de las 3.181 que contiene la memoria de esta instituci¨®n del pasado a?o. La ¨²nica gesti¨®n que sali¨® de su mano fue encomendarle a un abogado asturiano que se encargara del asunto.
-Si sacas algo te llevas la mitad, le dijo.
Eso fue en la primavera de hace tres a?os; un tiempo lejano ya como para recuperar la esperanza de poder sacar algo en limpio. Desde entonces ha logrado reunir un nuevo reba?o que le proporciona recursos suficientes para mantener su modesto nivel de vida y unos ahorros anuales de 130.000 pesetas.
?Qu¨¦ pas¨® en la primavera de hace tres a?os? Las habladur¨ªas de los vecinos de Castrofuerte y Villaornate, pueblos que comparten la misma administraci¨®n municipal, dicen que On¨¦simo sol¨ªa abandonar a sus ovejas en la isleta Isma del R¨ªo que el Esla dibuja a su paso por el pueblo. Pero el Defensor del Pueblo no entra en esos detalles. Utiliza su caso como paradigma de los da?os que el irregular funcionamiento de los servicios p¨²blicos produce en el patrimonio de particulares y el deber de repararlos. En este caso es la p¨¦rdida de un reba?o, pero bien podr¨ªa extenderse a episodios como el envenenamiento de la colza o las avenidas por la rotura de la presa de Tous.
A finales de mayo de 1993, un desbordamiento del Esla se llev¨® las 102 ovejas de On¨¦simo. El pastor reclam¨® a la Confederaci¨®n del Duero el abono del reba?o perdido, por no haberle avisado de que iban a desaguar el pantano de Ria?o-Juan Benet (el, nombre del escritor e ingeniero se ha incorporado a la denominaci¨®n de la presa porque fue su proyectista). La confederaci¨®n atribuy¨® el desbordamiento del r¨ªo a unas lluvias intensas y rechaz¨® que se debiera s¨®lo a la apertura de las compuertas.
El Defensor del Pueblo rebate esa argumentaci¨®n con una bater¨ªa de jurisprudencia sobre la responsabilidad patrimonial de las administraciones p¨²blicas, de gran utilidad para casos como el de On¨¦simo: art¨ªculo 40 de la Ley del R¨¦gimen Jur¨ªdico de la Administraci¨®n del Estado; el 121 de la Ley de Expropiaci¨®n Forzosa; el 139 de la Ley del R¨¦gimen Jur¨ªdico de las Administraciones P¨²blicas y el Procedimiento Administrativo Com¨²n; el 2 del Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones P¨²blicas en materia de Responsabilidad Patrimonial y el 104 de la Constituci¨®n espa?ola, que consagra el derecho de los particulares a ser indemnizados por las lesiones que sufran en sus bienes y derechos, salvo los de fuerza mayor.
Con este fenomenal bagaje, el Defensor del Pueblo insta a la Confederaci¨®n del Duero a que resarza a On¨¦simo de la p¨¦rdida de su reba?o en la medida en que el da?o era evaluable (8.000 pesetas por cada oveja), ya que se debi¨® a un funcionamiento anormal de los servicios p¨²blicos y no a un hecho de fuerza mayor o inevitable (lluvias intensas).
Recuerda por otra parte el Defensor, que el principio de responsabilidad objetiva "introduce en el derecho espa?ol un mecanismo de solidaridad, por virtud del cual trasciende a la colectividad las consecuencias de un hecho que el afectado individualmente no tiene el deber jur¨ªdico de soportar".
La doctrina del Tribunal Supremo indica, adem¨¢s, que la Administraci¨®n que pretenda quedar exonerada de la aplicaci¨®n de este principio tiene que aportar la prueba de su defensa.
Analizadas todas las circunstancias que concurren en la desaparici¨®n del reba?o de On¨¦simo Gonz¨¢lez, el Defensor del Pueblo insiste en la obligaci¨®n de la Confederaci¨®n del Duero a pagarle las ovejas que perdi¨®.
"Muchas de ellas estaban pre?adas; valen m¨¢s", advierte On¨¦simo.
Pre?adas o no, procede la indemnizaci¨®n, seg¨²n sostiene el Defensor, que se extiende en explicaciones sobre las funciones de las presas: "Deben mantener el cauce ecol¨®gico del r¨ªo
[Esla] y contribuir al almacenamiento del agua para garantizar, incluso en ¨¦pocas de prolongadas sequ¨ªas, el abastecimiento de poblaciones, regad¨ªos, electricidad y el mantenimiento del caudal del r¨ªo cuando esa sequ¨ªa disminuya su nivel un rn¨ªnimo".
Llovi¨® mucho la semana en que On¨¦simo perdi¨® su reba?o. Pero las compuertas de Ria?o se mantuvieron "innecesariamente abiertas, de manera que no se cumpli¨® otra funci¨®n de las presas que es la de evitar las avenidas. Al no cerrarse contribuyeron al ahogamiento de las ovejas", dice el Defensor, que a¨²n espera la respuesta de la Confederaci¨®n.
Pasados tres a?os, On¨¦simo tampoco ha recibido un duro, y desconfia de que alg¨²n d¨ªa llegue a recibirlo.
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