"La crisis de M¨¦xico es una lecci¨®n para pa¨ªses emergentes"
La velocidad a la que se ha desintegrado la econom¨ªa mexicana deja claras dos cosas. La primera es que M¨¦xico es la v¨ªctima inaugural de un mundo donde los capitales se mueven de forma cada vez m¨¢s r¨¢pida. La segunda es que en el sue?o de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo de alcanzar el primer mundo cualquier error se paga caro. Muy caro. Los mexicanos han visto como un d¨®lar ha pasado de costar 3,4 pesos a valer m¨¢s de siete en menos de tres meses. Su poder adquisitivo se ha hundido. La inflaci¨®n pasa del 7% del a?o pasado al 42% previsto para ¨¦ste. "La crisis de M¨¦xico es una lecci¨®n para pa¨ªses ernergentes", advierte, no sin un toque de amargura, Guillermo Ortiz, secretario (ministro) de Hacienda mexicano, en una conversaci¨®n con EL PA?S.En parte, la culpa la tiene el propio Gobierno mexicano. Ortiz, de 46 a?os, un experto en teor¨ªa monetaria por la universidad estadounidense de Stanford que se hizo cargo de la. Secretar¨ªa de Hacienda tras la renuncia de su antecesor a, ra¨ªz del desastre reconoce que el Ejecutivo confi¨® demasiado en los capitales extranjeros a corto plazo (captados a trav¨¦s de un tipo de deuda p¨²blica denominada Tesobonos). Nunca imaginaron que pudieran volatilizarse tan r¨¢pido porque nunca hab¨ªa pasado antes. En ninguna parte del mundo. Ahora, a pesar de la ayuda internacional de 50.000 millones de d¨®lares y el anuncio de un dur¨ªsimo plan de ajuste, con subidas de impuestos, de gasolina (35%), luz y electricidad (20%), la crisis parece imparable. En los ¨²ltimos d¨ªas, el peso ha continuado su desplom¨¦ frente al d¨®lar amenazando con colapsar el pa¨ªs.
Pregunta. ?Qu¨¦ as le queda en la manga al Gobierno para tratar de frenar el deterioro en las pr¨®ximas semanas?
Respuesta. Lo que queda es implementar el plan. Los mercados van a ir reaccionando en la medida en que se vaya instrumentando el programa, tanto en su parte fiscal como monetaria.
P. Pero ya han pasado casi dos semanas desde su anuncio y las turbulencias no cesan.
R. Es muy pronto para hacer un juicio definitivo sobre cu¨¢l va a ser la reacci¨®n definitiva de los mercados. El proceso de toma de confianza no se da de la noche a la ma?ana.
P. Confianza, o mejor dicho, su ausencia, parece la clave de la crisis mexicana.
R. S¨ª. Es la clave. Se perdi¨® y retomarla cuesta trabajo.
P. Quiz¨¢ porque en medios financieros internacionales a¨²n persiste la impresi¨®n de que el Gobierno mexicano ha gestionado mal la crisis.
R. Hay un consenso en que la instrumentaci¨®n de la devaluaci¨®n de diciembre, al no haberse arropado con un programa econ¨®mico cre¨ªble y con un paquete financiero, y haberse hecho en dos pasos, ciertamente no ayud¨® a que la reacci¨®n posterior fuese menos violenta. Los mercados pr¨¢cticamente desaparecieron. Rearmar todo eso ha sido cuesti¨®n de tiempo. Parece que hayan transcurrido a?os, pero se ha logrado un paquete financiero y se ha montado un plan econ¨®mico de urgencia en un tiempo r¨¦cord. Aunque a veces los tiempos de los mercados y los del resto de los mortales no coinciden.
P. ?Esa diferencia explica el resquemor de los agentes econ¨®micos internacionales contra M¨¦xico?
R. Bueno, hubo una especie de euforia por parte de los mercados respecto a los pa¨ªses emergentes en general y M¨¦xico en particular en los ¨²ltimos a?os. En algunos casos la gente compr¨® sin haber medido adecuadamente los riesgos, y ahora se da una reacci¨®n pendular.
P. ?Quiere decir que los inversores extranjeros confiaron en M¨¦xico y no deber¨ªan haberlo hecho?
R. No, no es eso lo que quiero decir. Pero mucha de esa inversi¨®n se realiz¨® un poco por una tendencia de mercado, no solamente en M¨¦xico sino en todos los pa¨ªses emergentes, que llev¨® a que inversionistas poco sofisticados se entusiasmaran. Al darse la vuelta al mercado, se salieron sin tener una visi¨®n m¨¢s a largo plazo. La crisis no es s¨®lo una lecci¨®n para M¨¦xico, sino para todos los pa¨ªses emergentes que est¨¢n atrayendo capitales que supuestamente son a largo plazo, pero que luego no lo son.
P. Pero es que los famosos Tesobonos no atraen capitales a largo plazo, ni supuesta ni realmente.
R. Bueno, lo que yo digo es que entro demasiado dinero a corto plazo. En los ¨²ltimos a?os se financi¨® un 50% o 60% del d¨¦ficit por cuenta corriente de 90.000 millones de d¨®lares con capitales a corto plazo. Cuando se emitieron los Tesobonos el problema no es que fuesen a corto plazo. La mayor¨ªa de los pa¨ªses tienen una deuda interna financiada en buena proporci¨®n a corto plazo. El problema fue que nadie se imagin¨® que los Tesobonos no se iban a renovar.
P. ?Tan seguros se sent¨ªan, a pesar de la inestabilidad pol¨ªtica (Chiapas, asesinatos pol¨ªticos) del a?o pasado?
R. Una serie de circunstancias, de corte pol¨ªtico muchas de ellas, actos criminales, fueron mermando las reservas de divisas el a?o pasado, pero el diagn¨®stico que se hizo fue que todo esto desaparecer¨ªa y se podr¨ªan reconstituir las reservas.
P. Aunque oficialmente se ha negado, parece que el actual Gobierno se plante¨® la suspensi¨®n de pagos en al menos dos ocasiones tras el estallido de la crisis.
R. Obviamente se han planteado todas las posibilidades. Pero pensamos que suspender pagos ser¨ªa una ruta m¨¢s costosa que la que estamos siguiendo ahora.
P. ?Se puede comprar la confianza internacional a golpe de tipos de inter¨¦s?
R. No es comprar la confianza internacional a golpe de inter¨¦s. Ahora hay una pol¨ªtica congruente que resulta temporalmente en tipos de inter¨¦s elevados.
P. Unas tasas que amenazan con enterrar a la industria mexicana y multiplicar el desempleo.
R. Es por ello que hemos instrumentado un programa de inversi¨®n con el objeto de reestructurar los cr¨¦ditos a las empresas, sobre todo a peque?as y medias. ?ste debe empezar a marchar ya.
P. Algunas voces aseguran que este sexenio (la duraci¨®n de la actual Administraci¨®n, que comenz¨® en diciembre) est¨¢ ya perdido.
R. De ninguna manera.
P. En ciertos aspectos, como el poder adquisitivo de los trabajadores, s¨ª parece ser as¨ª.
R. En la medida en que se aprovechen algunas de las ventajas que puede traer esto, como econom¨ªa m¨¢s competitiva, fuerte capacidad de exportaci¨®n, etc¨¦tera, esto tiene que generar empleos y resarcir el poder de compra. Yo no estoy minimizando el coste social que esto tiene, que es enorme, pero no es el programa econ¨®mico o el Gobierno quien est¨¢ imponiendo el coste social. Lo est¨¢ imponiendo el ajuste que se tiene que dar de cualquier manera, porque no hay financiamiento. ?ste es el problema.
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