Vuelven a casa los 'combatientes' del flet¨¢n

Las sirenas de docenas de barcos rompieron a media tarde de ayer la serenidad de la r¨ªa de Vigo en una queja honda que recib¨ªa el mar, aunque iba dirigida s¨®lo a quienes ponen fronteras a la pesca. Cinco meses despu¨¦s, el Estai volvi¨® a puerto convertido en un s¨ªmbolo de la guerra del flet¨¢n negro. Miles de vigueses le brindaron el ambiente de las romer¨ªas mar¨ªtimas: banderas colgando de los barcos como guirnaldas, pa?uelos al viento, todas las expresiones de la emoci¨®n y, naturalmente, m¨²sica de gaiteiros. Un rosario de embarcaciones sali¨® a la bocana de la r¨ªa, hasta las islas C¨ªes, para esperar y escoltar al Estai M¨¢s que marineros de arribada, se esperaba a los combatientes de esa guerra que se libra en las fr¨ªas aguas del Atl¨¢ntico Norte.El congelador Pescaltea III traslad¨® desde el puerto al comit¨¦ de recepci¨®n como un buque insignia. El Estai fue avistado a las 17.45 horas. Ya se acercaba escoltado por otro congelador y el remolcador R¨ªa de Vigo, que hac¨ªa funcionar sus mangueras en un simulacro festivo y ornamental del acoso que sufri¨® el buque desde las patrulleras canadienses antes de su apresamiento. Ah¨ª fue el primer saludo de las sirenas.

Todo el cortejo vir¨® para poner proa a los muelles de los buques frigor¨ªficos. Varios miles de personas estallaron en aplausos, mientras los familiares de los tripulantes del Estai vestidos de domingo para lucir en las fotos y en la televisi¨®n, trataban de hacerse reconocer envueltos por la muchedumbre: "?Pap¨¢, pap¨¢, aqu¨ª!", gritaban los ni?os, in¨²tilmente. Cuando se abri¨® la escotilla, Antonio, uno de los marineros, se asom¨®, sinti¨® el acoso de las c¨¢maras y s¨®lo pudo dar las gracias antes de girar sobre s¨ª con los ojos enrojecidos.

El Estai fue literalmente asaltado por los periodistas y las familias de los tripulantes. Los inspectores de pesca que deb¨ªan examinar las bodegas del barco trataban en vano de hacer valer sus credenciales. Sobre las cuatro esquinas de cubierta se multiplicaron los emotivos encuentros familiares. Con su ni?a de dos a?os en brazos, otro marinero, Manuel Nogueira, expresaba la com¨²n decepci¨®n por los acontecimientos sucedidos en Terranova: "Canad¨¢ se est¨¢ riendo de la Uni¨®n Europea".

El mismo Estai sirvi¨® de tribuna para que Enrique D¨¢vila diera las gracias por el recibimiento, sin olvidar a los 600 compa?eros que siguen en el caladero: "Los compadezco porque est¨¢n sometidos a una presi¨®n muy fuerte". Tambi¨¦n se ley¨® un manifiesto con las conocidas reivindicaciones de la flota pesquera gallega.

En medio de estos ajetreos, el marinero Fernando Iglesias, sin mujer que lo esperara, ped¨ªa el final de la fiesta para salir corriendo: "Buscar¨¦ un barbero para cortarme el pelo y esta noche me voy de mozas".