Perdidos en los mares del Sur
Cuatro n¨¢ufragos sobrevivieron tres meses en el Pac¨ªfico en un bote sin comida ni agua
Cuatro hombres han conseguido sobrevivir tres meses perdidos en pleno oc¨¦ano Pac¨ªfico, a bordo de un bote de apenas seis metros. Carentes de v¨ªveres, tuvieron que capturar peque?os tiburones para comer y beb¨ªan agua de cocos flotantes o de lluvia.En diciembre pasado, ocho granjeros de Pap¨²a-Nueva Guinea se perdieron por la niebla en alta mar, tras asistir a una fiesta en la isla de Tanga. La odisea termin¨® el pasado d¨ªa 13, cuando los cuatro supervivientes, tras navegar 3.000 kil¨®metros hacia el Este, avistaron una isla del Estado de Tuvalu, alcanzaron a nado el arrecife rocoso y, acabaron desplom¨¢ndose, exhaustos y hambrientos, en la arena de la playa.
Las autoridades de Tuvalu se han hecho cargo de ellos en el mayor hospital del archipi¨¦lago. Desde all¨ª, por tel¨¦fono, uno de los n¨¢ufragos, Michael Luvor, de 25 a?os, ha contado al mundo la aventura del grupo. Los dem¨¢s supervivientes son Michael Maniel, de 28; Matthew Monson, de 55, y Francis Paniz, de 58.
Cuando zarparon de Tanga, el 18 de diciembre pasado, los ocho compa?eros llevaban algunos cocos, ra¨ªz de taro -tub¨¦rculo popular en la cocina polin¨¦sica-, y trozos de carne de cerdo, para lo que debiera haber sido una traves¨ªa a casa de cinco horas. "La niebla nos despist¨®", relata Luvor, "aunque pensamos que por la ma?ana divisar¨ªamos Tanga y nos orientar¨ªamos; pero por la ma?ana no hab¨ªa isla a la vista". "Nos perdimos mar adentro", concluye.
La carne pronto se pudri¨® por el calor, pero a base de taro y de cocos consiguieron mantenerse dos d¨ªas. Al principio encontraron m¨¢s cocos flotantes, pero, transcurrido un mes y cada vez m¨¢s adentro, en mar abierto, esa fuente alimenticia fue escaseando. "S¨®lo pod¨ªamos capturar tiburones peque?os", recuerda Luvor, "los cog¨ªamos de la cola".
Para entonces ya eran siete a bordo, porque uno de los amigos muri¨® con fiebre alt¨ªsima: "Estaba verdaderamente muy enfermo. Ten¨ªa el cuerpo ardiendo y lleno de pupas". El hambre se llevar¨ªa a otros tres. Los fallecidos son Joseph Sonsongang, de 65 a?os; Jacob Amau, de 63, y Matthew Polpol y Partalgpel, de casi 40.
Aunque los supervivientes se las ingenia ron para poder beber, recogiendo agua de lluvia en un pa?o de lona -"por fortuna nos cay¨® mucha encima"-, lo ¨²nico que pudieron comer a partir de ah¨ª fue una tortuga -"se peg¨® al bote y pudimos agarrarla por el caparaz¨®n"- y un par de atunes a los que mataron clav¨¢ndoles, a manera de rudimentario arp¨®n, un cuchillo atado con goma el¨¢stica a un trozo de madera.
La versi¨®n de c¨®mo consiguieron alimentarse es considerada totalmente plausible por la polic¨ªa de Tuvalu. "Estas costas son como una escuela de pesca", dice el comisario Motulu Pedro. "Si te haces a la mar, los atunes vienen a frotarse con la quilla, puedes o¨ªrles golpearse con el casco. Y los tiburones se acercan mucho a las embarcaciones"`.
La mayor¨ªa de los n¨¢ufragos eran cat¨®licos, y sol¨ªan rezar al amanecer y al caer la noche. "En nuestras oraciones ped¨ªamos que nos fuesen concedidas ayuda y fuerza". Usaban un espejo orientado al sol y agitaban en alto sus ropas, en busca de atraer la atenci¨®n de alg¨²n barco; pero nadie capt¨® las se?ales ni el bote avist¨® nunca tierra alguna, a pesar de que el bote naveg¨® por. una zona del Pac¨ªfico aparentemente abundante en islas, seg¨²n los mapas.
Cuando por fin alcanzaron la playa de la isla de Niulakita (sur del archipi¨¦lago de Tuvalu), llevaban una semana sin probar bocado. "Est¨¢bamos tan d¨¦biles", cuenta Luvor, "que no pudimos ni movernos en toda la noche. Nos encontraron por la ma?ana".
Los isle?os les alimentaron con arroz y pescado y les dieron masajes durante d¨ªas, antes del traslado al hospital de Funafuti, la capital del peque?o Estado de Tuvalu. En cuanto los supervivientes puedan viajar, anunci¨® ayer Motulu. Pedro, volver¨¢n a su hogar en Pap¨²a-Nueva Guinea.
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